Читать книгу Pensamientos de ayer y hoy - Armando Caamaño - Страница 10

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A una calle

Callecita querida, confidente de nuestros amores, callecita apacible y silenciosa que muchas veces sentiste el eco de un beso, que fuiste testigo de nuestras promesas de amor. Hoy, he vuelto solo, ¡qué triste que estás! Una honda congoja me mata de pena.

Ni siquiera veo las comadres viejas detrás de las puertas, que escandalizadas al ver que un beso me dabas, tejían comentarios, mientras a sus memorias volvían recuerdos de cosas peores que ellas hicieran cuando eran jóvenes.

No ha roto el silencio la risa de “ella”, hoy me ves solo callecita amiga. ¿Te acuerdas? Cuantas veces nos viste muy juntos a los dos, cambiando promesas bajo las estrellas…

Si la ves dile… no le digas… déjala que pase… no le digas que yo he estado buscando consuelo en viejos recuerdos; ahondando mi pena… no le digas nada, déjala que pase…

Pensamientos de ayer y hoy

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