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¿Cómo gobernaremos el territorio en las próximas décadas?

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La gestión en los espacios rurales resulta de una gran complejidad y, al mismo tiempo, se configura en un elemento determinante para el impulso del turismo. Ya se ha apuntado en el apartado anterior la importancia que tendrán nuevos paradigmas de la gestión territorial, así como las tecnologías de la información y comunicación (TIC), existiendo la oportunidad de ofrecer nuevos servicios al mismo tiempo que se exige una mayor eficiencia en la gestión de los recursos públicos. En este contexto, ha adquirido gran actualidad el enfoque de los destinos inteligentes, derivado del concepto de ciudad inteligente (Smart City), concepto que refleja el carácter emergente de las ciudades como centros de conocimiento, gestión de la información, tecnología e innovación (Ivars, Solsona & Giner, 2016). Este concepto también ha sido trasladado al entorno rural bajo la denominación de Smart Village (Zavratnik, Kos & Stojmenova, 2018).

Este paradigma, que hipotéticamente ganará terreno paulatinamente en el ámbito de la gestión de los destinos turísticos, se basa en la interrelación de cinco ámbitos de gestión: gobernanza, sostenibilidad, conectividad y sensorización, sistemas de información e innovación.

1 En lo que respecta a la gobernanza del destino, se refiere a un modelo de gestión basado en la apertura, participación social, responsabilidad, eficacia y coherencia que deben conducir a nuevos enfoques estratégicos y nuevas fórmulas de gestión que integren a la sociedad local.

2 En cuanto a la sostenibilidad del destino, esta está ligada al modelo de desarrollo territorial y turístico, que favorezca una gestión más racional y eficiente de los recursos naturales, que a su vez contemple aspectos vinculados a la accesibilidad de los colectivos y personas con movilidad reducida.

3 En lo que responde a la conectividad, es básico el acceso a internet para promover una economía digital en la que participan empresas y consumidores, a la vez que constituye un requisito indispensable para la sensorización y el manejo de grandes volúmenes de información.

4 Por otra parte, la elevada intensidad en el uso de redes de datos móviles a través de los smartphones por parte de los usuarios, así como la información generada por la sensorización del territorio, propician la generación de nuevos sistemas de información con cantidades ingentes de datos relacionados con los destinos, que deben ser gestionados de manera que permitan la automatización de operaciones estadísticas tradicionales; la generación de nuevas operaciones, la medición de la reputación en línea y de interoperabilidad de sistemas, así como el seguimiento a tiempo real de variables vinculadas a la gestión territorial y turística.

5 Por último, el destino inteligente debe ser innovador, para lo que es necesario favorecer sistemas de innovación abierta, basados en la participación de empresas, administraciones y centros de investigación, a la vez que es interesante incorporar un enfoque clúster para reforzar el conocimiento turístico, la capacidad de absorción de la innovación y la emprendeduría (Ivars, Solsona & Giner, 2016).

Del fracaso al éxito

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