Читать книгу Oda a la iglesia chiquita - Azzabbúǧ - Страница 6

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Antes de que abramos la iglesia le pedí a mi pastor la bendición. El conocía mi realidad, mis dificultades y que no daba con el perfil. A los ojos de todos estaba rengo. Y a los míos también.

Pero a contramarcha, a regañadientes me bendijo. Eso sí , me advirtió: vas a crecer bien hasta el quinto año y después la iglesia va a cerrar.

Uno escucha lo que quiere escuchar. Y así fue que la abrimos igual de una forma sencilla pero contundente.

Resulta que las palabras del pastor fueron proféticas más allá de su entendimiento y del mío porque al quinto año aquella primera iglesia cerró.

Y en el mismo lugar con parto de soledad y desgarro nació otra iglesia.

Una nueva, en la que el Señor nos maravilló con su palabra, presencia y esencia.

Nuestra iglesia chiquita.

Oda a la iglesia chiquita

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