Читать книгу Samurái moderno - Baltasar Hernández Gómez - Страница 6

INTRODUCCIÓN

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En la modernidad, el hombre y la mujer tienen la obligación de saber que están interconectados por un conjunto de relaciones donde la máxima regla impuesta es la exterioridad, es decir, la valoración del reflejo de uno en los otros y viceversa. Sin embargo, esto deja olvidada la interioridad, que es punto medular de todo lo que sentimos, pensamos y hacemos.

La gran mayoría de las personas basan su actuación social en criterios sobre cómo creen que se ven y cómo juzgan a los otros, sin ponerse a pensar que la realidad es un desafío que debe asumirse con sentido y voluntad.

La mejor manera de afrontar el mundo es tomar todo lo que se nos presenta como un reto, y la mejor manera para transitar los caminos de la vida es hacerlo como un samurái, que siente y hace sentir que cualquier cosa que desarrolla es un combate donde va todo su ser.

Si no sigue por esta ruta, estará secuestrado en la creencia —bastante extendida— de aceptar que todo o es una bendición o bien una maldición, lo cual significa viajar en un bote a la deriva, dependiendo del juego perverso recompensa-castigo. La verdad es que no se puede andar por la vida jugando a los dados.

Ser samurái no es un asunto aleatorio o coyuntural, como colocarse los calcetines o limpiarse la nariz. Convertirse en samurái es una lucha permanente que va formando un carácter sui géneris para la toma de decisiones. Nadie nace samurái y para llegar a serlo es necesario adquirir un cúmulo de conocimientos conceptuales para luego traducirlos en práctica pura y así alcanzar equilibrio y armonía.

Un samurái trata todo lo que le rodea con respeto y no pasa por encima de nada o nadie a menos que en verdad tenga que hacerlo para sobrevivir. Un samurái no deja ningún acto al libre albedrío y si se «mete» con alguien tiene la convicción de lo que está haciendo, asumiendo riesgos y responsabilidades.

Samurái moderno

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