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II

Ideas básicas de la gestión del tiempo

BENO HEUSSEN

Doctor en Derecho. Abogado en Berlín. Catedrático Honorario de la Universidad de Hannover

CARLOS WIENBERG

Doctor en Derecho. Abogado en Barcelona

Sumario:

  I. El modelo de diógenes

  II. Elementos y objetivos importantes de la gestión del tiempo 1. La percepción del tiempo 2. La calidad de los resultados del trabajo 3. La vida de un abogado 4. Biorritmo

Es bueno, si el tiempo que transcurre no nos parece como algo que nos consume y destruye,

sino como algo que nos hace alcanzar la plenitud.

(Antoine de Saint- Exupéry)

I. EL MODELO DE DIÓGENES

Probablemente todos Vds. conozcan la siguiente historia: Cuando Alejandro Magno visitó Corinto y acudió a ver a Diógenes, constató para su gran asombro que este famoso filósofo vivía en un tonel vacío. Lo encontró tomando el sol. Presentándose como Alejandro Magno, Diógenes le respondió que él era Diógenes el Cínico. Al despedirse de Diógenes, Alejandro le ofreció cualquier favor que éste quisiera, a lo cual Diógenes le pidió que se apartara del sol. Los cortesanos y acompañantes comenzaron a burlarse del filósofo Diógenes no dijo nada, y los cortesanos seguían. Pero, Alejandro cortó sus palabras diciendo: «Si no fuera Alejandro, quisiera ser Diógenes...».

Nosotros los abogados que no vivimos en toneles seguramente hubiéramos tenido el deseo: «¿No me puedes conseguir más tiempo?» Diógenes al parecer tenía bastante tiempo, más que cada uno de nosotros. ¿Qué es lo que le podríamos haber pedido a Alejandro Magno si nos hubiera preguntado a nosotros?

• Dinero.

• Poder.

• Conocimientos.

• Placer.

De todo ello Diógenes aparentemente tenía suficiente, porque tenía el poder suficiente para conseguir que la montaña viniese hacia el profeta, era famoso por sus grandes conocimientos, dinero no necesitaba porque todo lo recibía regalado y los placeres tampoco parecen haberle faltado ya que «El poder y la fama son los grandes afrodisíacos», como dijo una vez Henry Kissinger. Sólo la sombra le molestaba a Diógenes.

Muchas veces se suele decir: El tiempo es oro. Pero también se podría afirmar que el tiempo es poder (se deja esperar a otra gente) y asimismo que el tiempo es placer como, por ejemplo, unos días libres.

El tiempo no lo podemos comprar. Se podrá alargar el tiempo de trabajo en perjuicio de otras actividades hasta que ya no quede nada más que el trabajo. Quien haya intentado vivir una jornada de trabajo de más de 12 horas, como se dice que la soportan muchos abogados, sabe que mucho de ello es cuento. El rendimiento disminuye a lo largo del día porque el tiempo que una persona puede trabajar de una manera realmente eficaz es limitado. Se puede seguir trabajando ignorando estos límites, pero será tiempo malgastado, aunque hacia afuera esto no sea visible.

El modelo de Diógenes es la antítesis dialéctica de todas estas experiencias y al parecer es mucho más exitoso: Mientras que el creador de la frase «El tiempo es oro» está ya totalmente olvidado, hoy en día aún nos contamos la historia de Diógenes, que ocurrió hace más de 2.300 años.

Ya que el tiempo no es tangible, no es comerciable y no se puede sentir, la mayoría de las personas lo ignora, ¡pero el tiempo no nos ignora a nosotros! El tiempo se manifiesta de muy distintas maneras. Se le nota en las estaciones del año, en las vistas judiciales y en las conferencias, en todo lo que requiera puntualidad -o sea que en casi todas las planificaciones-, en citas, en un partido de fútbol, en las vacaciones reservadas con meses de antelación, en el crecer de los hijos...

II. ELEMENTOS Y OBJETIVOS IMPORTANTES DE LA GESTIÓN DEL TIEMPO

1. LA PERCEPCIÓN DEL TIEMPO

El tiempo no se puede tocar, no se le puede ordenar nada, no se puede controlar, o sea que no se puede percibir, por lo que la palabra «gestión del tiempo» parece albergar un contrasentido.

Se necesita bastante tiempo hasta descubrir que si bien no se puede gestionar el tiempo sí se puede gestionar el trabajo propio del abogado de tal forma que parezca que se ha gestionado el tiempo. De repente se dispone de más tiempo, se trabajan asuntos complejos en menos tiempo y cesan los constantes lamentos acerca de la falta de tiempo.

La gestión del tiempo es por lo tanto -como lo indica toda la bibliografía al respecto- nada más que la gestión de uno mismo, lo que al fin de cuentas sólo influye indirectamente sobre el tiempo. Requisito imprescindible es que seamos conscientes de la influencia del tiempo sobre nuestro trabajo. (Las ideas básicas que se desarrollan en este capítulo se basan en los múltiples trabajos de Lothar Seiwert (www.seiwert.de) sobre temas de gestión del tiempo, pero se adaptan aquí al trabajo de los abogados).

2. LA CALIDAD DE LOS RESULTADOS DEL TRABAJO

La gestión del tiempo debe aumentar la calidad de nuestro trabajo. Si se trabaja de forma precipitada, improvisada, sin metas establecidas y en un caos organizativo, se tiene que ser un genio para conseguir que los resultados del trabajo superen un nivel medio.

Una buena gestión del tiempo nos debe ayudar a entender mejor nuestro propio trabajo, a detectar fallos de calidad y a organizarnos mejor, lo que esencialmente significa organizarnos de una forma más sencilla.

3. LA VIDA DE UN ABOGADO

Retrospección sobre 76 años de vida

4. BIORRITMO

El biorritmo existe, aunque algunos lo nieguen, y esto significa para la mayoría de las personas: Entre las 8:00 y las 12:00 se tiene la máxima capacidad de concentración y se rinde al máximo. La mayoría de las personas alcanzan otro pico entre las 19:00 y las 21:00, pero sin llegar a igualar el periodo matinal. Los compañeros que por la mañana deban trabajar mucho fuera del despacho pierden por lo tanto desgraciadamente con desplazamientos y esperas el mejor tiempo para realizar trabajos exigentes.

Probablemente la alta calidad del trabajo matinal se deba a que los archivos del cerebro y todo lo demás relacionado con ello sólo puedan ser profundamente reorganizados a través del sueño.

Después de la comida baja considerablemente la capacidad de rendimiento. Por ello en muchos países y sobre todo en Estados Unidos no se suele comer casi nada a medio día. En España no se ha sacrificado aún la comida en el altar del trabajo y para los abogados las comidas son en muchos casos una parte importante de nuestro trabajo. El que pueda organizarse su trabajo de tal forma que pueda descansar después de la comida ya sea con una siesta o con una «powernap» ganará para la segunda parte del día mucha capacidad de concentración y energía. Cansado y luchando contra su propio cuerpo no se puede obtener ni una buena motivación de trabajo ni un buen rendimiento (plenus venter non studet libenter). La mayoría de la gente no puede permitirse el lujo de adaptar su jornada de trabajo a su biorritmo. Nosotros los abogados, sin embargo, tenemos el privilegio de poder organizarnos en la mayoría de los casos según nuestros propios criterios y lo que cuenta no son las horas que pasamos sentados en el despacho dentro de un cierto horario preestablecido, sino la facturación anual que conseguimos. Claro está que una siesta a medio día cuesta tiempo y alarga la jornada laboral. Pero desde el punto de vista del rendimiento es un tiempo bien invertido, mucho mejor desde luego que una hora al día de televisión o una hora de tráfico (la que elimina buscándose una vivienda no demasiado lejos del trabajo).

Trabajar de acorde con su biorritmo y sus fuerzas reduce además el riesgo de sufrir un «Burn-Out».

La gestión del tiempo para abogados

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