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PRESENTACIÓN
ОглавлениеFranswa Mackandal fue arrebatado de su tierra natal y traído como esclavo a nuestro continente. Por mucho tiempo gastó sus fuerzas físicas en labores exigentes hasta que un accidente lo liberó de este desgaste. Cuando perdió una de sus manos, dejó de representar valor para los colonos, entonces lo enviaron al campo a cumplir con el pastoreo. Mackandal aprovechó su tiempo, entró en mayor contacto con la naturaleza, empezó a estudiar las plantas y sus efectos. Se unió en comunión con el cosmos y utilizó los misterios de la botánica para ayudar a su gente. No quería seguir pastoreando, no quería permanecer esclavizado, así que como cimarrón se internó mucho más, sin perder la conexión y preocupación por la opresión de los suyos. Cuentan que se metamorfoseaba en animales para llevar recados subversivos, dicen que preparaba venenos para que fuesen agregados a los platos de los colonos. Mackandal desestabilizó el orden asfixiante, se convirtió en un objetivo importantísimo para encarcelar y dar escarmiento. Los colonos franceses empezaron la cacería despiadada hasta que dieron con él, lo quemaron vivo frente a los suyos. Sin embargo, no murió, Mackandal se convirtió en un mosquito justo antes de sucumbir ante el fuego, y su pueblo solo pudo gritar: “Sauvé, Mackandal, sauvé!”. Por supuesto, Alejo Carpentier lo ficcionaliza mejor en El reino de este mundo, aquí nos limitamos a explicar de dónde sale nuestro nombre como editorial y por qué el mosquito es nuestro símbolo. Mackandal cimarrón, Mackandal rebelión, Mackandal hermano de Benkos Biohó; mosquito del Gran Caribe, mosquito incómodo, mosquito puntual.
En sus manos tienen nuestro debut, cuarenta relatos cáusticos de Bertha C. Ramos, diagramados por Geraldín Acevedo, quien les agregó poesía visual, e ilustrados por Valentina Orozco. Cada uno de ellos dejará una pregunta, un rastro de reflexión, una inquietud en el pecho, un sinsabor, una molestia. La auténtica literatura no nos satisface como a niños golosos, por el contrario, aumenta nuestra hambre mayor, nos vuelve más insatisfechos, más críticos, más despiertos, menos automatizados, más rebeldes. Como lo abandera nuestro nombre, Mackandal, el ansia de libertad estética y cimarronería son características fundamentales de nuestra editorial.
Palabras Pesadas es una antología de relato corto que plantea una reflexión profunda sobre la condición de la mujer en una sociedad mediocre, temas tan variados como las relaciones de pareja fallidas, el suicidio, la maternidad desacralizada, la sexualidad femenina reprimida, van creando un gran cuadro que enmarca a sus personajes genéricos en una, cada vez más, asfixiante soledad. El libro está dividido en dos partes: “La mujer incómoda” y “Soledades”, las cuales acogen los relatos para darles unidad, continuidad temática y facilitar la lectura. Sin duda, el lector se verá cuestionado, interpelado, incomodado ante la contundente autenticidad de esta pluma y el peso rotundo de las preguntas que se apoderan de estas páginas. Para Mackandal ha sido un placer constituirse en la primera editorial que le quitará el calificativo de “inédita” a la obra de esta escritora barranquillera que durante años había difundido sus creaciones de manera fragmentaria, yéndose por las ramas para conservar absoluta libertad literaria. En la comodidad de casa, en un café, en un taxi, en un bus, podremos leer estos brevísimos de Bertha C. Ramos que nuestros ojos devorarán, y cerraremos cada tanto el libro, silenciosos, introspectivos, apesadumbrados, preguntándonos qué es lo que acabamos de leer.
Agradecemos a las doulas y parteras de este nacimiento: Isabel Cristina Ramírez por prestarnos su maravilloso ojo entrenado; Rike Bolte y Henar Lanza por compartir la alegría de este acontecimiento y la asistencia en crisis editoriales; Karina Barrios por comprometerse tan desinteresadamente en este proceso; y a Carmen Elisa Escobar por recomendarnos y presentarnos literariamente a Bertha C. Ramos. Gracias a todos los que nos han dado aliento en este salir al mundo con la intención de quedarnos.
Farides Lugo y Bettsy Tapias