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CAPÍTULO 1 Economía y población: pasado, presente y futuro El tamaño de la economía ecuatoriana está anclado en el tamaño de la población.
ОглавлениеTodos los días se menciona en los periódicos la macroeconomía del Ecuador.1 A veces el crecimiento se incrementa y otras veces se reduce. A veces los analistas, periodistas, políticos, comerciantes, banqueros y los ciudadanos en sus casas, con sus familias, reunidos en la cocina o el comedor, discuten las probabilidades de una crisis. Y a veces los ánimos son buenos, quizás cuando el público ve que los precios del petróleo están subiendo, lo cual significa que pueden esperar que los ingresos del Ecuador se incrementen.
Quisiéramos comenzar la discusión de la macroeconomía del Ecuador desde cierta altura, mirando hacia abajo a las características más importantes que determinan el tamaño de la economía. Por tanto, no estamos interesados, en esta primera etapa del análisis, en los altibajos de la actividad económica que tiende a ser muy volátil, sino más bien en los elementos esenciales que determinan el tamaño de la economía y su evolución o tasa de crecimiento en un momento dado —la tautología de la macroeconomía—. Por lo tanto, estamos interesados en la siguiente pregunta: ¿Cuán grande puede ser una economía saludable? O, en otras palabras: ¿Cuál es el tamaño potencial de la economía y su potencial tasa de crecimiento sostenible?
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Una pieza clave que sirve para medir cualquier macroeconomía es el concepto de producto interno bruto (PIB), o Q, de quantity que en inglés significa ‘cantidad’. El PIB es la suma de todos los bienes y servicios producidos en la economía en total, que es típicamente medida trimestral o anualmente y es algo que se puede comparar con otros países del mundo.
Los bienes y servicios, en cada economía, son producidos empleando a las personas y permitiendo que estos empleados trabajen con máquinas (camiones, maquinaria manufacturera, computadoras, plantas eléctricas, etc.) y se adscriban a reglas de conducta de todo tipo (leyes, normas y reglamentos del país) para generar el PIB del país. Entonces, podemos decir que el resultado (Q) que produce una economía es en general una función de la interacción de trabajo (L del inglés labor) y capital (K). El trabajo es un factor de producción que comprende diferentes tipos de actividades; por otro lado, el capital es otro factor de producción que comprende todo tipo de máquinas e instrumentos que contribuyen a la productividad del trabajo.
Q = f (L, K)
Ahora debemos medir estas tres cosas: producción, trabajo y capital para comprender cómo estos interactúan y qué significan al final. No es una tarea fácil. Las autoridades miden la producción y reportan los resultados trimestrales y anuales, recogiendo datos de las fábricas, tiendas, sitios turísticos y muchas más entidades productivas, para mostrar cuánto producen en un periodo de tiempo determinado. El Instituto de Estadística y el Banco Central son los responsables de hacer la sumatoria internacionalmente acordada y luego publicar la información del producto interno bruto. Calcular el PIB es un trabajo de gran magnitud, pero hay mucha experiencia en hacerlo en todos los países y los números son a veces revisados y actualizados en función del tiempo, para que sean más precisos —un ejercicio difícil, pero manejable—.
Luego tenemos el factor “trabajo”. En sentido económico, comprende a toda la gente que trabaja, más las personas autoempleadas, incluyendo los dueños de las fábricas y otros tipos de emprendedores. La gente que está desempleada (D) no se cuenta como “trabajo” porque no produce nada, por ahora, pero son potenciales trabajadores, en cuyo caso se contarían como parte del factor laboral. La medida de “trabajo,” por tanto, es conceptualmente fácil y el gobierno publica las cifras sobre el número de personas que trabajan.
Podemos decir que la medida del factor trabajo es el “número de personas empleadas” (L=E). Dado que algunas personas que tienen un empleo trabajan 25 o 30 horas por semana, mientras que otros trabajan 50 o 60 horas semanales, algunas instituciones de estadística también empezaron a medir el factor “trabajo” no en personas empleadas (E), sino en “número de horas trabajadas” (H) en un periodo de tiempo determinado. Por ahora, nos quedaremos con el concepto más fácil de “número de personas empleadas”.
El factor “capital” (K) es el más difícil de medir, porque comprende muchas cosas que no pueden ser fácilmente añadidas. Pero hay buenas noticias sobre este tema: podemos medir “los efectos del capital” en el sentido más amplio, o sea, que el capital es lo que hace a los trabajadores más productivos. Por esto, un trabajador que no dispone de ninguna máquina en una fábrica, puede ser que produzca 10 unidades como producto; mientras que un trabajador en una fábrica donde dispone de máquinas altamente sofisticadas puede producir 100 unidades de producto en un tiempo determinado. Entonces, podemos decir que el segundo trabajador es 10 veces más productivo que el primero. Las inversiones en máquinas, carreteras, puertos, aeropuertos, universidades, buenas leyes, un buen sistema judicial y el tener acceso a tierra fértil y recursos naturales son todas formas de “capital” que hacen que cada trabajador en la economía, en promedio, sea más productivo.
Todos los países tratan de mantener cierto nivel de inversión (I), porque las inversiones se acumulan para formar el stock de capital (K). La educación también es una forma de inversión —es inversión en el stock de capital humano—. Los países con mejor desempeño en inversión, en general, tienden a tener un stock de capital (físico y humano) más grande. Asimismo, los trabajadores que, en su ocupación, tienen acceso a un stock de capital avanzado y amplio producirán más y generarán un PIB más grande: el stock de capital más amplio hace a los trabajadores más eficientes y productivos. Entonces, la función de producción que hemos visto anteriormente dice que es la combinación de los factores labor y capital la que determina el tamaño del PIB.
Ahora podemos dar la vuelta a la pregunta de ¿qué hace que un país tenga cierto nivel (potencial) de producción o PIB?, para decir que todo el PIB es el producto del trabajo y la productividad laboral. Podemos medir la productividad laboral dividiendo la producción para el número de personas que han producido este resultado. Si un país cuenta con muchas máquinas, excelente dotación de recursos naturales, muy buenas universidades, buenas carreteras y puertos e infraestructura, buenas leyes y buenos jueces, entre otros —entonces cada empleado tiene acceso a un gran stock de capital—, podemos decir que esto hace que cada unidad laboral sea “más productiva”.
Si dos países, donde cada uno emplea 5 millones de unidades laborales, pero tienen muy diferentes niveles de “capital”, producirán diferentes niveles de PIB. El país con poco capital —poca inversión— producirá un PIB moderado; el país con altos niveles de capital —mucha inversión— producirá mucho más PIB. Al mismo tiempo, los países con más gente tienden a PIB más grandes con cierto nivel de capital per cápita y los países pequeños con población pequeña y pocos trabajadores con el mismo nivel de capital per cápita, tenderán a un nivel moderado de PIB.
Q = L * (Q/L)
producción = empleo * producción por unidad laboral (productividad laboral)
Así, si queremos saber cuánto puede producir una economía, necesitamos estudiar dos temas: ¿Cuántos empleados tiene el país y cuán productivo es cada empleado en promedio? Este tren de pensamiento nos lleva a considerar la demografía.
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Población (POB). Podemos decir, como principio general, que el tamaño y la evolución de cada economía están ancladas en su demografía. Para ponerlo en términos simples, un país con muchos ciudadanos tendría una fuerza laboral y empleo más grandes; lo que se traduce a una economía más grande.2 Vale la pena decirlo de frente que, esto NO significa que los países más grandes tienen un estándar de vida y bienestar más alto, porque eso depende de otras cosas tales como eficiencia y, de hecho, de la política del país. El estándar de vida es, por tanto, otro concepto diferente que veremos más tarde. Simplemente dice que, con más empleados, uno puede producir más bienes y servicios, así de simple.
Miremos el caso del Ecuador. ¿A cuánto asciende la población de hoy en día; cuántos ecuatorianos había en el pasado?, y según los demógrafos profesionales (científicos que estudian la estructura y el crecimiento de la población) ¿Cuánta población se espera que exista en el futuro? El gráfico 1 responde a la pregunta usando las bases de datos de la ONU y del Banco Mundial. Estas instituciones trabajan en conjunto con los estadísticos y demógrafos del Ecuador, por lo que las estimaciones y proyecciones son al final un esfuerzo colaborativo y nosotros nos basaremos en esos números para el análisis que sigue a continuación.
Las cifras muestran que la población del Ecuador era de 3.5 millones de habitantes en 1950, y que, para 2019, la población había crecido a 17.3 millones de habitantes. Las proyecciones de los demógrafos indican que la población continuarán creciendo a un máximo de 25 millones para 2080, antes de empezar a declinar gradualmente.
Como el gráfico muestra, también la tasa promedio de crecimiento para el periodo de 1950-2100 es de 1.3 % por año; el periodo de 1950-2019 (pasado) con una tasa promedio de crecimiento poblacional de 2.4 % por año, y el periodo 2020-2100 (futuro) con una tasa promedio de crecimiento poblacional de 0.4 % por año. Al momento, en 2020, la tasa de crecimiento poblacional del Ecuador es de alrededor de 1.5 % por año y empieza a declinar gradualmente.
Ahora, daremos un pequeño salto hacia adelante para hacer una predicción que algunos lectores encontrarán intuitiva: la tasa de crecimiento promedio de la economía ecuatoriana en el futuro será menor que la tasa de crecimiento en el pasado. La tasa de crecimiento continuará siendo volátil año tras año, pero en promedio, no puede estar muy divorciada de la tasa de crecimiento poblacional. Veremos más tarde por qué ocurre esto.
Gráfico 1. Población (1000) y crecimiento poblacional (%)
Fuente. ONU y cálculos del autor.
Recuadro 1. Escenarios de población (1000 personas)
Las proyecciones de población reportadas por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y usadas en este texto, representan un “escenario central”. Dado que uno no puede prever el futuro con certeza, la ONU también reporta un escenario de población menor y un escenario de población mayor (con 80 % de probabilidad). Ambos escenarios menor y mayor incorporan menores y mayores tasas de fertilidad, y menores y mayores tasas de inmigración. De esa forma, podemos ver un rango de proyecciones y tener una mejor idea de cuán grande o pequeña podría ser la población, con cierto margen de error. Los resultados de los cálculos se muestran en el gráfico que sigue a continuación.
Ecuador: Proyecciones de la población (ONU, versión 2019)
En el escenario central usado como línea base para este libro, decimos que la población crecerá a unos 25 millones de personas alrededor de los años 2080, antes de estabilizarse. En el escenario menor, la población podría alcanzar 22 millones por el año 2060. Y en el escenario mayor, la población podría seguir creciendo a unos 31 millones para el 2100. En el escenario central, la tasa de crecimiento poblacional promedio para el periodo 2020-2100 es de 0.4 %. En el escenario menor es de 0.1 %, y en el escenario mayor, es de 0.7 %.
Una población más grande y, por tanto, una economía mayor puede soportar más deuda. Una población que crece más rápido puede rendir tasas de crecimiento económico más altas. Así, estos escenarios nos pueden ayudar a ver un rango de tasas de crecimiento potenciales en la economía (bajo supuestos estándares). Esto se puede usar para evaluar los riesgos potenciales en los pronósticos de crecimiento y lo que la economía puede ofrecer a futuro. Los gobiernos deberían analizar las diferencias cuando hacen políticas públicas para el país.
La visión es importante, porque los políticos a veces quieren que el público crea que las economías pueden crecer eternamente, sin límite de visión —prometen que todo estará bien en el futuro, siempre y cuando ellos sean elegidos—. Esto no tiene sentido. Es muy importante que se entienda cuánto puede producir la economía (el PIB potencial), para que las esperanzas de la gente no desmayen constantemente y para que, más bien, las políticas puedan estar basadas en expectativas más realistas.
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Población en edad laboral (PEL). Nos gustaría explicar más precisamente la relación entre demografía y economía. Por esta razón, vamos a tratar de desagregar el concepto amplio de población en sus partes. En primer lugar, podemos dividir la población total en dos grupos: los que tienen edad laboral y los que no tienen edad laboral. En la mayoría de países, la población en edad laboral es aquella entre 15-65 años de edad. La gente menor de 15 años es joven y los mayores de 65 años son adultos mayores. Así, ahora podemos dividir la población en dos grupos: población en edad laboral (15-65) (PEL) y dependientes (<15 and >65) (DEP). El gráfico 2 muestra esta desagregación para la población ecuatoriana de 1950-2100.
POB = PEL + DEP
Gráfico 2. Población en edad laboral y población dependiente (1000)
Fuente. ONU y cálculos del autor.
El gráfico 2 muestra que la población en edad laboral es significativamente menor que el total de la población y que el número de dependientes está constantemente en crecimiento. Esto tiene implicaciones adicionales para la macroeconomía. Por ejemplo, la población en edad laboral alcanzará su punto máximo, aproximadamente, en 2060, lo cual es más temprano que para la población en general. Eso significa que el potencial económico del Ecuador también alcanzará su punto máximo antes de que el país logre su mayor nivel poblacional. El número de empleados que pueden colocarse en sitios de trabajo dentro de una economía se desprende de la población en edad laboral, que será menor que la población total.
Asimismo, a medida que crece la dependencia, un número menor de población en edad laboral debe producir bienes y servicios para un número mayor de población dependiente, especialmente adultos mayores. El gráfico 2 no muestra eso, sino que el aumento en la dependencia viene especialmente de las personas de más edad, porque ellas necesitan pensiones, cuidado de salud y otros tipos de cuidados y el costo de esos servicios es alto para cualquier economía.
Por tanto, es importante estar preparados para aceptar que estas relaciones cambian con el tiempo a medida de que la población envejece. Esto es lo que se describe en la literatura como “envejecimiento” y la sociedad debe tener buenas políticas operativas en funcionamiento para poder cuidar de la población que envejece y las cifras de esta población se volverán más significativas en el futuro. Pero uno tiene que anticiparlo.
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La tasa de dependencia (TD). Uno se preguntaría, ¿cómo evoluciona a través del tiempo la relación entre la población en edad laboral y los dependientes en la sociedad?, de modo que podamos usar esto para calcular lo que necesitan los presupuestos futuros en la administración del bienestar social; o sea, ¿cómo organizar el sistema, en sentido amplio, del Seguro Social?
Esto se demuestra, en parte, en la tasa de dependencia (TD) que puede calcularse en el número de personas dependientes en la economía dividido para el número de población en edad laboral, como lo vemos en el gráfico 3.
TD = DEP/PEL
Gráfico 3. La tasa de dependencia (%)
Fuente. ONU y cálculos del autor.
El gráfico muestra que, en los años 1950-1960, la tasa de dependencia era bastante alta, de 80-100 %. Esto significa que, por cada joven o adulto mayor, había una persona en edad laboral (potenciales empleados). Así, la habilidad de la economía, compuesta por personas de edad laboral que cuidan de los jóvenes y adultos mayores, era de proporción de 1:1. Con el tiempo, esta proporción de dependencia ha disminuido a medida de que más personas jóvenes se unen a la población en edad laboral; pero la tasa de nacimiento en Ecuador también disminuyó, dando como resultado que había menos personas jóvenes en la población.
En 2020, la dependencia está casi en su proporción más baja pronosticada para todo el periodo —de alrededor del 54 %—, lo cual significa que, por cada persona dependiente hay aproximadamente 2 personas en edad laboral. Si más personas en edad laboral se encargan de menos personas dependientes, la carga de los dependientes se hace más llevadera. Pero cabe notar que se pronostica que la proporción de dependencia aumentará en el futuro a 80 %. Cuando esto suceda, y seguramente sucederá, especialmente a causa del envejecimiento y jubilación de las personas, los desafíos para alcanzar el bienestar social se incrementarán otra vez. La política y la economía, generalmente, necesitan anticipar las necesidades y prepararse para afrontarlas.