Читать книгу Cordero de Dios - Candelaria Schamun - Страница 7

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La piqueta al hombro,

el sepulturero,

cantando entre dientes,

se perdió a lo lejos.

La noche se entraba,

reinaba el silencio:

perdido en las sombras,

medité un momento:

¡Dios mío, qué solos

se quedan los muertos!

Qué solos se quedan los muertos, Gustavo Adolfo Bécquer

Pero la verdad completa sobre alguien o sobre algo

solo puede ser contada en una novela.

El hombre del toque mágico, Stephen Vizinczey

Su florcita la encontraron

en un gran descampado

su madre grita sin compasión.

Sin vida estaba

tirada, golpeada.

¿Por qué? ¿Quién fue

Su florcita, Agrupación Marilyn

A Candela.

A mi mamá, a mi papá.

A mi abuela María.

A mis hermanos.

Cordero de Dios

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