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La formación del Estado ruso
~ 862-1325 ~
ОглавлениеLos inicios de la historia rusa son difíciles de establecer debido a que las escasas fuentes de información sobre la época se escribieron varios siglos después de los hechos que narran. Se trata de una serie de relatos que no solo mezclan leyendas populares y datos históricos sin demasiado rigor metodológico, sino que, además, parecen estar al servicio de intereses políticos. Por otro lado, el territorio ocupado por la Rusia moderna es el resultado de un proceso histórico al que han contribuido una serie de decisiones humanas tomadas a lo largo de siglos, por lo que la primera dificultad reside en discernir dónde nació Rusia... ¿en Nóvgorod, en Kiev (actual Ucrania) o en Moscú?
Tradicionalmente, los orígenes de Rusia se han buscado en el siglo ix en los territorios más occidentales, entre el mar Báltico y el mar Negro. En estos parajes, según la Crónica de los primeros orígenes (escrita por el monje Néstor en el siglo xii), había una docena de principados eslavos, de entre los cuales destacaban Nóvgorod, Smolensk y Kiev. Estos estados se hallaban interconectados por la famosa «ruta del ámbar» que, siguiendo los principales ríos de la zona, como el Dviná y el Dniéper, lograba distribuir los amuletos fabricados con este material desde el Báltico hasta el Imperio bizantino.
Los antiguos atribuyeron propiedades mágicas a los objetos de ámbar, pues este no solo flota en el agua marina, sino que además se mantiene caliente al tacto y adquiere carga eléctrica si se frota.
También según dicha Crónica, en el año 862, ante las disputas que existían entre los diferentes principados por el control de las riquezas, los habitantes de Nóvgorod decidieron pedir al caudillo varego Rúrik que fuera a gobernarlos como príncipe y llevara la paz. Los varegos eran una rama de los pueblos escandinavos, emparentados con los vikingos, pero que, en vez de vivir de los botines conseguidos por acciones piratas en alta mar, estaban asentados en poblados y practicaban el comercio. Por eso, en la Edad Media, al Báltico se lo conocía como el «mar de los Varegos». Fue así, con la llegada de Rúrik, como se fundó la dinastía Rúrika, que gobernó en Rusia hasta el siglo xvi. No obstante, existen serias sospechas de que Rúrik no es más que un personaje inventado para justificar el establecimiento de los varegos en Nóvgorod, quienes muy probablemente habrían llegado a la ciudad por la vía de la conquista, deseosos de monopolizar las ya mencionadas rutas comerciales del ámbar. Precisamente, los yacimientos más importantes en Europa de esta resina fósil que segregan las coníferas como protección ante los ataques de los insectos están en el Báltico, en torno a Kaliningrado, y datan de hace unos cuarenta millones de años. Desde tiempos muy remotos, el ámbar del Báltico se distribuyó por Europa de manera que hace 21 500 años una perla de ámbar ya había llegado a la cueva de La Garma, en Asturias (España).
La aristocracia militar varega, fuera o no invitada a instalarse en la zona, dio el nombre de «Rus» a ese Estado poliétnico, una denominación que definió tanto al Estado como a sus habitantes y de la cual deriva el nombre moderno de Rusia (aunque para algunos proviene de la palabra finesa ruotsi, que significa «tripulación de remeros», mientras que para otros procede de rusivi, es decir, «rubio», palabra con la que los bizantinos se referían a los mercenarios escandinavos que servían en Constantinopla). Los varegos dotaron a la ciudad de instituciones políticas y adquirieron una notable influencia en el desarrollo cultural del principado.