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Prólogo

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Haber sido parte del jurado de este concurso nos ha colocado sin duda alguna en un lugar privilegiado. Junto con Jaime Nieto y Daniel Amaru, queridos colegas, hemos podido leer cada pieza y con ello echar una mirada a una parte del panorama dramatúrgico peruano actual: ¿Sobre qué están escribiendo nuestros autores (o los que empiezan)? ¿Cómo están escribiendo? ¿Qué nivel y qué influencias tienen?

La carga de lo audiovisual en estos tiempos, las transformaciones estructurales de los guiones de series y películas pauteadas por el poco tiempo para conseguir la atención, así como la preferencia de la cotidianidad en las circunstancias escénicas y los rasgos, en algunos casos, de un teatro existencialista o de influencia posmoderna en otros, son algunas de las características develadas, con menor o mayor éxito, en los materiales presentados.

Los ganadores no son los únicos que llamaron la atención de este jurado. Son, sin embargo, quienes, creemos, han podido amalgamar, con mayor destreza, creatividad, estética y conflicto.

Es imposible mantenerse indiferente al trabajo de Carlos Gonzales. Ya conocíamos su sensibilidad por la obra Deshuesadero y esta vez con “El hombre intempestivo”, ratifica lo estupendo escritor que es. Como si se tratase de un paseo dantesco contemporáneo, Emilio, el protagonista, viaja por los hilos de la muerte colmado de un existencialismo que termina siendo un cuestionamiento vital a las circunstancias y personajes de nuestra cotidianidad urbana.

El caso de Bushby, y su “Bahía Bruna” no es menos feliz. Nuestro autor sabe hacer que el fondo sea la forma. Desperdiga los tiempos de la trama y, a la vez, al mejor estilo de Perro muerto, otra de sus obras, nos sumerge en una historia de corte policial. Asistimos a un cuento lleno de intriga y a la vez nos obliga a unir las piezas descolocadas de la trama para que seamos nosotros los que, resolviendo el orden, resolvamos también el conflicto.

Finalmente un hallazgo bonito el de Yurek y “Nosotros somos el fuego”. El “fuego” como símbolo de absolutamente todo es una idea bella, poéticamente hablando. “El encuentro de donde nace algo nuevo”, según palabras del “Profesor”, es la premisa para construir con gran sensibilidad una historia simple, moderna y emotiva.

No queda más que felicitar a Alejandra Jáuregui y a todo el equipo del Centro Cultural de la Universidad de Lima, por este valioso impulso para la dramaturgia local. El incentivo para escribir, en un país donde poco se hace por ello, es siempre una misión que se debe apoyar y agradecer.

Mateo Chiarella Viale

Concurso Nacional de Dramaturgia

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