Читать книгу La Libertad en el encierro - Carlos Gustavo Álvarez - Страница 25

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zancadas del contagio y el agravamiento de las condiciones económicas por las medidas de restricción, los cierres y los confinamientos inevitables, se necesitará una noción de mano firme, de exigencia inapelable, de convocatoria sin atajos. Para todos. No solamente para los ciudadanos. También para los grupos económicos, para el sistema bancario, para los poderosos… Porque en el discurso de Macron hay una máxima: de este naufragio nos salvamos si remamos todos.

Las medidas tomadas por los mandatarios locales y regionales de Colombia están dando la sensación que estamos disparando perdigones al aire. Muchos demandan un liderazgo del presidente para que todo ello se concrete y ampare bajo una sola sombrilla de autoridad, que aglutine y proyecte una idea de nación, de todos por todos.

Y es que no puede ser de otra forma. El paso de los días, tal vez de las horas, demostrará que en medio de los chistes – nunca había existido, por obvias razones, una peste tan burlada y memeada como esta--, la vaina es en serio. Muy en serio. Y que el cumplimiento de las normas más básicas –el lavado de manos, quedarse en la casa, la distancia mínima entre las personas, suprimir nuestra efusividad mitad postiza, mitad entrañable, etc.— es crucial en la supervivencia nuestra y en la contención del contagio.

No basta que cada uno ande tomando por ahí sus medidas insulares de salvación. Que son bienvenidas, no faltaba más.

La Libertad en el encierro

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