Читать книгу Cuerpo, emociones y sentido de vida - Carmen Lucía Díaz L - Страница 44
Talleres investigativos
ОглавлениеLos talleres, concebidos como espacios de indagación, pero también de participación y construcción de vínculos y conocimiento colectivo en torno al sufrimiento emocional profundo, se desarrollaron en tres sesiones. Dada la declaratoria de pandemia y el consecuente confinamiento, se frenó la posibilidad del resto de trabajo colectivo planeado: un taller más con estudiantes, un taller con docentes y un taller con padres de familia.
El taller de pilotaje se realizó en diciembre de 2019 y los demás, mínimamente ajustados, se realizaron el 24 de febrero y el 13 de marzo de 2020, en el edificio del Observatorio Astronómico Nacional de la UN. En el primer taller participaron 13 estudiantes; en el de febrero 19 estudiantes y en el de marzo participaron 9 estudiantes, para un total de 41 participantes.
Por decisión de la coordinación académica del proyecto Cuerpo, emociones y sentido de vida (Cuesvi), para la realización de cada taller fue necesario contar con un equipo de soporte integrado por cuatro profesionales encargadas de: 1) dirección del taller y de las actividades de cuerpo y emociones; 2) asistencia logística, 3) sistematización-encapsulamientos, 4) soporte psicológico. A partir de la recomendación de las psicólogas clínicas, se desarrolló un trabajo paralelo de contención y soporte vinculado al tejido manual, como referente adicional del tejido de vida que fue operando durante el desarrollo del taller (figura 3.8).
Para el tejido manual se utilizaron lanas de diferentes colores y grosor en la elaboración paralela (tejido con los dedos) de prendas como bufandas, manillas o sencillamente un proceso de tejido. Del tejido manual se hizo asociación con el tejido de vida emergente de la palabra, la escucha atenta y la construcción de vínculos que se generó con la palabra dicha y compartida en los trabajos grupales y plenarias.
Figura 3.8 Inducción al Taller investigativo 2, 24 de febrero de 2020
Nota: tejido elaborado por una estudiante (bufanda).
Cada taller inició con un momento de acercamiento y presentación de las y los participantes, orientado a permitir y reconocer la vulnerabilidad emocional y afectiva como parte del taller y de la vida misma. Aquí el trabajo de recuerdo y narración de vínculos de los y las participantes con sus primeras mascotas suavizó y permitió romper el hielo de los primeros y difíciles momentos de la presentación y motivos de su participación. Seguido por un ejercicio de encuadre conceptual y metodológico del taller (que se desarrolló paralelo al de tejido manual), que les permitió a los/las estudiantes descentrarse de sus propias angustias y miedos mientras continuaban con el trabajo de análisis, reflexión y autoindagación en este escenario de trabajo colectivo sobre cuerpo, emociones y sentido de vida.
Cada estudiante se llevó para su casa las bufandas o manillas que se hicieron durante la jornada. Los ejes temáticos explorados en los talleres se relacionaron con los principales generadores de sufrimiento emocional, abordando las dimensiones de cuerpo, emociones, sentido de vida, familia, redes y universidad. A medida que las y los estudiantes expresaban sus respuestas, estas iban siendo organizadas y categorizadas en el tablero, para después establecer relaciones y explorar cada tema a fondo de manera colectiva (figura 3.9).
Figura 3.9 Primer cuadro analítico del Taller investigativo 2, 24 de febrero de 2020
En medio de la jornada y de los ejercicios de indagación, se hizo también un trabajo de cuerpo y emociones como práctica de autocuidado, a través de diversas herramientas de respiración, relajación, concentración, movimiento del cuerpo y meditación. Se pegaron algunas poesías indígenas en las paredes del salón, de tal forma que al llegar podían hacer un “reconocimiento del terreno”, un recorrido por la totalidad del espacio del auditorio leyendo de manera individual y silenciosa cada poema11.
Estas actividades, junto a la de tejido, fueron consideradas como fundamentales para el bienestar de las y los estudiantes que participaron en los talleres. Esta metodología de investigación colectiva fue evaluada como positiva (figura 3.10).
Figura 3.10 Cierre del Taller investigativo 2, 24 de febrero de 2020
Al final de cada taller se hizo un ejercicio de cierre, en el que se recogieron los principales aprendizajes, percepciones, reflexiones y sentires en torno al encuentro. Así como a las personas entrevistadas, a quienes participaron en los talleres se les hizo seguimiento por parte del equipo de psicólogas y se les invitó a participar de las entrevistas para intensificar el proceso de acompañamiento.
Cuatro formas de acompañamiento fueron implementadas:
1. Durante las jornadas de taller y entrevistas.
2. Posterior a los talleres y entrevistas con un monitoreo permanente, acompañamiento de casos y remisión a los sistemas de salud y bienestar de la UN.
3. Con un curso de atención, autocuidado de cuerpo y emociones implementado durante los meses de mayo y julio de 2020, durante la pandemia.
4. Con la remisión de casos urgentes y de cuidado a funcionarios del sistema de Bienestar de Sede y Nacional, quienes operaron de una manera muy precisa e importante en medio de la cuarentena.
Durante los talleres se evidenció no solo un alcance investigativo de construcción de conocimiento, sino también el poder de construir lazos de comunidad universitaria. El siguiente es un apartado del diario de campo de una de las investigadoras, quien nos autorizó compartirlo:
A las ocho de la mañana, cuando llegaron, casi nadie se conocía. Fuera de un grupo de estudiantes de trabajo social, las demás se veían apenas por primera vez. Se presentaron y la actividad de las mascotas logró el objetivo de acercamiento. […] Cerca de las nueve y media, una estudiante contó su dolorosa historia y el ambiente cambió. Todas y todos le escuchábamos atentamente, de cerca. Sentí muchas ganas de llorar y me dejé sentir, estaba oculta detrás de la pantalla del computador en el que sistematizaba. Las profesoras estaban atentas a intervenir directamente, pero en ese momento no fue necesario: a su lado se encontraban dos estudiantes y sin hablar cada una la tomó de la mano y formaron una red. La estudiante dejó de hablar y fue el turno de alguien más. Hablaron todos los participantes, se acabó este ejercicio y fue momento de ir al comedor. Las dos compañeras de silla seguían tomando la mano de la estudiante, acompañada por la empatía de quienes la apoyaron sin necesidad de pronunciar una sola palabra. (Diario de Campo L, 25 de febrero de 2020)