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En una de esas noches

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En una de esas noches llegó la primera noche, lo visualizo a Santiago en la Biblia, me preguntó él porqué, voy, miro, leo y se asemejaba a lo que se ha estado viviendo en estos momentos.

En la segunda noche mostrales el camino…

Camino por un lugar blanco algodonado, bello, cálido, con sonido de trompetas y ángeles que se sostenía en el aire con cabellos dorados. Un ángel de pie delante de mí, el más alto, esbelto, su cabello parecía hilos de oro, me preguntó cómo estaba y le respondí que en ese lugar me sentía muy bien, que era mágico, hermoso y él me respondió... que mi lugar no era ese lugar, es allá... mostrales el camino, enseñales. Y mucho no podía entender lo que me decía en ese momento, ahí estaban mis cuatro abuelos. Pude entender en qué lugar estaba al girar para un costado. Veo un sillón grande de respaldar alto, todo de oro, ahí sentado había un maestro al que lo vi grande y no logré ver su rostro al irme del lugar. Caminé para atrás y mi cuerpo se elevó, empecé a sentir que volaba en ese vuelo tan maravilloso, tan suave, sentía que me iba del lugar, mientras sentía que al irme miraba ese lugar tan blanco parecido al algodón y esos ángeles, qué bellos con sus rostros, con sus trompetas, el sonido indescriptible de su música suave y armónica de luz angelical llenaba mi alma, mi ser. Guardando en mi retina cada nube, cada ángel, cada trompeta, el oro de sus cabellos y el trono de oro, meditar, volar, respirar, sentir.

“El caballo blanco con un cuerno y un lugar todo blanco Ahí están, esos son dos seres vestidos de blanco, me dicen que suba con fuerza a ese caballo la fuerza y la libertad”.

Nadie agarra tu mano por casualidad, nada es casual, todo tiene un propósito, nadie se cruza con alguien por casualidad. Solo por causalidad el que se acerca a tu vida siempre te deja algo que deberás aprender. Y si lo aprendés desde ese lugar conocerás a otra persona que no te dejará el mismo aprendizaje sino otro para que subas otro escalón. Pero principalmente para que crezcas un poco más.

Noche 3 y de repente me encuentro caminando en un lugar oscuro, tenebroso, triste diría.

Tumbas de un cementerio, quizás me sentí por un momento viva entre ellos, sentí miedo por estar ahí, sentí impotencia, dolor y me fui, sentí que puedo impedirlo, sentí que eso sería un resultado a lo que está pasando hoy, “pandemia”, “oración”, la fe sería uno de los caminos, la fe podría ser el camino a que el polvo vuelva al polvo.

Pero pedí con fe, no dudando de nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

Tengamos también nosotros paciencia y afirmemos nuestros corazones.

Me levanté una mañana con tres palabras progresar, ayudar, aprender.

Luz.

Ayudar.

Espiritualidad.

Cuando me toca hablar de fe con la gente puedo darme cuenta de que en su gran mayoría todos piensan lo mismo.

Y cuando pregunté me encontré con distintos pensamientos, pero todos se unían en un punto.

Elvio:

¡¡¡Hola!!! Bueno, para mí tener fe es tener la certeza o mejor dicho la esperanza de que ante alguna situación que se me presente la pueda resolver pidiéndole ayuda a un ser supremo superior que desde el punto de vista de la Iglesia sería Dios y a nivel terrenal por ejemplo vos. Cuando alguien dice “teneme fe que te voy a ayudar”, eso es tener esperanza de que las cosas van a mejorar.

Anahí:

Es el valor más importante y el motor de la vida en momentos difíciles.

Natalia:

La fe para mí es creer en algo con el alma que no se ve.

Nélida Beatriz:

Buen día. Es cuando crees en algo, por ejemplo creer en Dios y tenés fe.

María Victoria:

Yo creo que a la fe no se elige tenerla, sino que te elige a vos. Es creer sin ver, como decía Santo Tomás de Aquino.

Gastón:

Hola, para mí la fe es un sentimiento que nace de uno y que lo motiva a creer que algo se haga realidad.

Teresa:

Es la creencia muy fuerte en algo que te sale del corazón.

Beatriz:

Es confianza en Dios como creador y origen de todo.

Dicho sintéticamente más allá de todas las religiones.

Gabriela:

Confiar en lo que no veo con mis ojos. Confianza en que Él está, de que existe... más allá de mi limitada lógica humana.

María Teresa:

La fe es creer. En Dios por ejemplo... Sería creer que existe. Tener la certeza de su majestuosidad y divina esperanza.

Carlos:

La fe para mí es creer en algo, uno necesita tener fe para lograr objetivos, es como atraer lo positivo, uno cree tanto que con el tiempo se plasman las ideas, los objetivos. Te mantiene vivo.

Podría plasmar muchísimos testimonios más acerca de la fe, pero creería que hasta ahí está bien.

No importa qué nombre le pongas a quien le tengas fe.

A Dios, al universo.

Al cielo, a un Buda, etc.

Sabemos que la fe es el motor de todo si ese motor no está en marcha, entonces no se logrará avanzar.

Sabemos que si una persona está internada en una situación crítica hasta el no creyente en Dios va a pedir desde esa fe a ese no sé qué, que lo ayude, que lo salve, que no lo deje morir, pues entonces desde ese lugar, desde esa fe, desde ese motor, desde esa fuerza, milagrosamente ese familiar se salva.

Los efectos de la fe en la vida de una persona indudablemente son muy grandes, es muy emocionante cómo la fe cambia el destino de las personas, de sus vidas.

Hace que se transforme en un ser humano diferente.

Una persona con fe es una persona segura, podría decir hasta sin miedos.

Un ser humano con fe es una persona creyente y un ser creyente lleva una vida tranquila y segura porque la fe es una fuente de seguridad.

Por lo tanto quienes no creen o creen y dudan viven sus vidas con temor, miedos, angustias, depresiones, ansiedad, etc. Tienen miedo a lo que vendrá y nunca se sienten cómodas o seguras respecto a su futuro.

Viven vidas desorientadas pudiendo hasta decir llevando una vida miserable.

Creer en Dios u otros seres sobrenaturales es algo frecuente, en todos los países, culturas y épocas.

¿Por qué la gente piensa que existe un ser o varios que crearon el mundo y al ser humano?

Tengo la sensación de que es diferente el cerebro de una persona con fe y una persona que no la tiene.

Aunque podría decir que en algún punto todos tuvieron o tienen fe. Recuerdan cuando éramos chicos teníamos una ilusión, simultáneamente fe en que eso sería así, cuando esperábamos tan ansiosos a los Reyes Magos.

Alas

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