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Agradecimientos

Siempre que pienso en mi pasado y en todo lo que he recibido y logrado aparecen muchas mujeres que han sido mi sustento, mis mentoras y mi compañía en esta travesía: a ellas les debo la experiencia que he podido plasmar en este libro. Sería imposible nombrar a cada una, pero espero que ellas puedan reconocer su contribución a mi vida y en estas páginas.

También me han acompañado muchos hombres que me han enseñado esa otra manera de ver el mundo, con sus fortalezas y vulnerabilidades. Algunos de ellos me apoyaron en este proceso de reflexión porque creen en la visión femenina y en la aportación de las mujeres a la sociedad, pero también reconocen los retos de estas nuevas relaciones.

Muy en especial quiero agradecer a quienes más cerca han estado de esta aventura, pues comenzaron escuchando mis anhelos, mis primeras ideas y me ayudaron a concretar todo lo que quería expresar: a Diana Vitte, mi socia por más de dieciocho años, quien creyó en mí desde que nos conocimos y entregó su vida para acompañarme en lo que primero fue una idea, un sueño incierto y después se convirtió en nuestra profesión. Con ella recorrí miles de kilómetros por las sierras de diferentes estados del país, haciendo posible el trabajo con las mujeres indígenas, con comunidades de artesanas y con diversos grupos de productores con quienes trabajamos de la mano. Sin ella, todo este sueño no habría sucedido, por lo que le estoy infinitamente agradecida y la llevo en mi corazón.

A Ximena Silva, nuestra joven socia diseñadora, que llegó después con la frescura y la entrega que nos ayudó a cambiar nuestra mirada. Gracias a ella pudimos expandir nuestro trabajo con bellísimos diseños de productos y grandes ideas para la vinculación de las mujeres al mercado. Su compromiso con el proyecto me enseñó la importancia de repensarnos e innovar constantemente.

A Andrés Pérez Peña, director de la FUNDACIÓN ADO®, por creer en nosotras siempre y apoyarnos para que nuestro trabajo fuese posible. Agradezco su confianza porque apostar por un libro que no se ha escrito es un riesgo que solo corre quien de verdad confía. Gracias a él y a Carmina Galicia fue posible este proyecto, al que se sumaron Cecilia Hernández y Alejandra Suárez de Fundación Compartamos, quienes no solo me apoyaron con el financiamiento, sino con retroalimentación y recomendaciones.

Agradezco infinitamente a Ashoka, la organización internacional que me ha impulsado como emprendedora social, guiándome en mi crecimiento personal y profesional hacia mayores retos. Ashoka me abrió miles de puertas a lo largo de dieciocho años y hoy me permite seguir expandiendo mis capacidades para trabajar por un mundo en el que todos podamos ser agentes de cambio.

Este libro también contiene experiencias de muchos años en los que compartí grandes momentos con mis tres hijos. Katina, quien viajó conmigo hasta la sierra de Puebla para filmar mi trabajo con las mujeres, combinando su pasión por el cine con mi pasión social, una experiencia que guardo en mi corazón. Ella es mi ejemplo, mi inspiración y una gran mentora para todo lo que aquí escribí. Raúl, quien continuamente me enseña a modernizarme, a entender la tecnología y el futuro, a desenredar mis confusiones y dudas, siempre con su estilo sencillo y paciente para guiarme en todo lo que necesito en este mundo digitalizado. Y Alejandro, quien en múltiples ocasiones apoyó de manera solidaria y generosa mis proyectos en las comunidades. Él tiene ese espíritu que me alienta todos los días a dar los siguientes pasos para crecer, cuestionándome, invitándome a reflexionar y ayudándome a defender mis derechos y a ver por mí misma.

A Karen y Claudia, por ser dos mujeres que me inspiran y me entusiasman, que me muestran que es posible el equilibrio entre la vida personal y la profesional. Con ellas he transitado esta nueva etapa de ser abuela en la que, al igual que ellas, sigo aprendiendo a equilibrar lo laboral con lo familiar. Y a Martha, mi alma gemela y siempre mi conciencia, con quien pude reflexionar e ir y venir hasta definir lo que quería expresar.

Por último, dedico este libro a Valentina, Victoria, Luisa y Gala, mis nietas, que serán las mujeres del futuro, deseo que sus vidas estén llenas de consciencia, de libertad para seguir sus sueños, de emprendimientos que las hagan felices y que contribuyan al bien de todos.

A todas las mujeres que buscan vivir satisfechas y felices con sus vidas les deseo que estas letras contribuyan a ello. Que se atrevan a emprender lo que más desean y que, juntas, rompamos los mitos que nos impiden una total libertad.

Emprender con equilibrio

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