Читать книгу Los tecuanes danzan en la nieve - Cecilia Bobes León - Страница 6

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Introducción

En la edición del Star Tribune de Minnesota del 26 de mayo de 2006, apareció la crónica de la historia de Félix, un axochiapanense que vive indocumentado en Mineápolis, y cuyo sueño es construir su casa en Axochiapan:

Félix no dejó México para encontrar una mejor vida en los Estados Unidos; sino que fue a Minnesota para hacer una vida mejor en Axochiapan. Su plan era ganar dinero en los Estados Unidos, mandárselo a su esposa para construir una casa, y luego —cuando estuviera terminada su casa— regresar a Axochiapan. Marca su tiempo con los recibos de las remesas cada quincena cuando se lo manda a María, $400 en cada envío. […Como él] Muchos han llegado a las ciudades gemelas en la última década, han llegado hasta llamar su pueblo “Pequeño Mineápolis”, o “Little Minneapolis” […] Algunos han obtenido estatus legal y forman parte de los negocios que se alinean en la calle Lake de Minneapolis o en la Avenida Payne de St. Paul. Muchos más, como Félix, viven indocumentados, con documentos falsos […] Desde lejos, Félix dibuja el plan de su casa nueva: las niñas tendrán su recámara y un jardín para jugar; María va a tener su cocina dentro de la casa, y Félix va abrir una soldadora afuera, al lado de la carretera. “Siempre pienso en el futuro”, él dice […] Félix viaja a Los Gallos cada quincena. La casa de cambio, al lado de la Agencia de Viajes de Axochiapan, se ubica en un tramo de la calle de Lake salpicado por lotes de coches usados, tiendas de ropa de segunda mano y casas de ministerios. Allí, él cambia su cheque del trabajo, manda $400 a María en remesas, y se queda con lo demás […]1

A su vez, en el Diario de Morelos, el 29 de septiembre de 2008, podía leerse otra crónica sobre Axochiapan:

Grandes casas a medio construir, camionetas con placas extranjeras, casas de cambio de moneda y agencias de viajes dominan el paisaje del municipio de Axochiapan, un pueblo descrito como fantasma por las autoridades de migración debido al cuantioso éxodo de paisanos hacia al vecino país del norte. Aunque Axochiapan cuenta con los servicios urbanos que podrían darle calidad de ciudad, en algunas localidades el número de habitantes no supera ni 20 personas […] Los axochiapenses que emigran a los Estados Unidos han establecido un vínculo entre su terruño y las ciudades de Mineápolis y Saint Paul, del estado de Minnesota, en donde se calcula que radican entre 30 mil y 40 mil de ellos […] Axochiapan en Mineapolis es referencia de Morelos, incluso de México; a esta ciudad se le denomina ‘La nueva Axochiapan’…La migración está generando cambios importantes en Axochiapan; en Quebrantadero, uno de los poblados, la gente habla de cerrar la escuela primaria porque restan muy pocos alumnos […] En Tlalayo, otra comunidad, las calles están pavimentadas y se pueden ver casas de dos pisos con un peculiar estilo arquitectónico que se repite en muchas construcciones; su desarrollo es financiado con remesas provenientes de los Estados Unidos […] Funcionarios municipales de Axochiapan estiman que cuando menos un tercio de la población ha emigrado.2

Mientras tanto, en Minnesota crecen los barrios mexicanos. En Mineápolis, a lo largo de Lake Street, unos muros de intenso colorido señalan la presencia del Mercado Central donde se invita a consumir tortillas y tamales y se venden piñatas. En St. Paul, la calle Concord (rebautizada como César Chavez St.) alberga un corredor comercial conocido como Distrito del Sol. Estos espacios, donde predominan negocios mexicanos que se dirigen a satisfacer una demanda de productos étnicos para sus paisanos, también son escenario de celebraciones por el 5 de mayo, el 16 de septiembre y el día de muertos. Acerca de todo esto puede leerse en periódicos (y escucharse en emisoras) totalmente en español. Cada enero, la Fiesta de San Pablito (réplica de la que celebra al santo patrón en Axiochiapan) reúne en los alrededores de la Congregación del Sagrado Corazón a una muchedumbre multicultural (que junta a mexicanos, ecuatorianos, salvadoreños y minesotanos) para ver, en medio de la nieve, a unos danzantes ataviados de tecuanes.

Pero, ¿qué ha generado esta extraña relación entre un pequeño municipio de Morelos con el estado más norteño de la Unión Americana? ¿Cómo explicarse a los danzantes aztecas bailando casi desnudos en medio de la nieve y el frío de Minnesota? ¿Qué significado tiene para sus participantes? ¿Cómo influye en sus vidas y en las de los que han dejado atrás? ¿Qué ocurre en el pueblo y cómo impacta en sus vidas y sus proyectos de futuro? ¿Cómo entender estos procesos en relación con fenómenos de mayor alcance?

El caso de esta comunidad de migrantes no es tan excepcional, sino que forma parte de nuevas dinámicas migratorias que corresponden a transformaciones sociales que acompañan a la globalización, cuyos impactos alcanzan a la sociedad en todos sus ámbitos, y repercuten tanto en lo local y nacional como a nivel global. Bajo las nuevas condiciones del mundo de hoy se han acortado distancias y derribado fronteras no sólo físicas y geográficas, sino culturales y simbólicas. Baste recordar que en lo económico, junto a los más visibles procesos de operación de corporaciones y empresas multinacionales, son cada vez más evidentes la aparición de pequeños negocios, así como los flujos de remesas que los migrantes envían a sus familias dejadas atrás: en el ámbito político, los Estados-Nación extienden sus esferas de actuación a ámbitos supranacionales; en la sociedad, aparecen nuevos actores que modifican el panorama mundial, contribuyendo a la complejización de los debates, los lobbies y las formas de participación, mientras que la cultura y los universos simbólicos comienzan a combinar cada vez más lo local y lo nacional con un flujo incontenible de contenidos culturales globalizados.

Una de estas grandes modificaciones se encuentra vinculada a la dinámica de los procesos migratorios entre fronteras diversas. En el marco de esta creciente globalización, es evidente la preocupación, tanto de los gobiernos como de la propia sociedad, por la previsible tendencia al crecimiento exponencial del fenómeno de la migración y, lo que es más importante, la modificación de las características de este fenómeno y sus altos impactos, no sólo para las zonas de recepción de migrantes, sino para los propios migrantes y sus países de origen.

Esta circunstancia ha desplazado el foco analítico principal de los estudios migratorios hacia una perspectiva más relacional (capaz de involucrar simultáneamente al país de destino y a las localidades de origen) que visualice estos procesos como transnacionales. Tales procesos denotan gran diversidad de lazos, vínculos e interacciones que unen a los individuos y grupos a través de las fronteras y que tienen lugar junto a la expansión de nuevas tecnologías de información y de procesos financieros y económicos globales.

A pesar de que los procesos de globalización no deben ser exagerados en su alcance e importancia (ya que no llegan por igual a todas las regiones y esferas sociales) no cabe duda de que ellos han colocado al transnacionalismo en el centro de las preocupaciones tanto de la academia como de los gobiernos y las instituciones encargadas de la elaboración de políticas públicas, y se ha tornado un contexto que propicia nuevas dinámicas sociales a las que deben acomodarse tanto los estados como las pequeñas comunidades y los individuos. Por ello, abre un campo de estudios muy heterogéneo, que involucra procesos y dinámicas que van desde los flujos de capital y negocios, el mercado laboral y las actividades de las agencias gubernamentales, las ONG, así como la cultura y la participación ciudadana.

En este contexto ha aparecido una buena cantidad de estudios empíricos que documenta la existencia de comunidades de migrantes cuyas vidas transcurren en un continuo contacto entre sus lugares de residencia y los de origen. En el estudio que presentamos aquí se analizan ciertas tendencias que se han definido como transnacionales, ilustrando cómo ocurren en un contexto específico, concretamente en el escenario que constituyen los migrantes de un municipio del estado de Morelos, radicados en Minnesota.

Lo que se resume en estas páginas es un estudio de caso realizado a través de observaciones y entrevistas en profundidad en Axochiapan y en Minnesota, y con el cual se pretende arrojar luz acerca de las dinámicas que se producen en un contexto que reviste particular interés, en tanto muestra nuevos circuitos (expulsión y destino) que han sido poco estudiados. Como toda investigación cualitativa, se trata de un análisis (sobre fenómenos que pueden ser ambiguos e indeterminados) siempre incompleto y abierto a mayor profundización; así, lo que el lector encontrará en estas páginas es un relato construido a partir de mi interpretación sobre los sentidos, significados y experiencias que los sujetos me narraron.

La elección de encarar la investigación como un estudio de caso intrínseco (Stake, 1994) surgió del interés por conocer a fondo las peculiaridades de la situación específica de un fenómeno del que lo primero que supimos fue que un numeroso grupo de personas nativas de Axochiapan se encontraba viviendo en Minnesota, para luego encontrar que su municipio de origen estaba enormemente impactado por esa migración. Ya que este tipo de escenarios micro ofrecen elementos para entender la complejización de los estudios migratorios y posibilitan ver una “fotografía” de lo que ocurre en un pequeño espacio revolucionado por la migración, lo que decidimos analizar fue la existencia de un conjunto de prácticas sociales que pueden ser vistas desde la perspectiva transnacional y sus impactos para las personas que las experimentan.

La investigación se realizó a lo largo de tres años, durante los cuales los miembros del equipo realizamos visitas a Minnesota y Axochiapan en las que tuvimos la oportunidad de participar en algunos eventos importantes (como la celebración de San Pablo Apóstol, en Axochiapan, y actividades de las organizaciones de migrantes en Minnesota). Aunque también utilizamos fuentes secundarias para la caracterización sociodemográfica e histórica de los contextos de salida y de llegada, el peso mayor de nuestro análisis se basa en la interpretación de las entrevistas en profundidad que realizamos, tanto a migrantes en Minnesota como a personas que habían retornado a vivir a Axochiapan; allí también entrevistamos a familiares de migrantes y a otros residentes que, sin haber emigrado ni tener familiares en Minnesota, nos hablaron de los efectos de la migración. Contamos con la colaboración de numerosos informantes clave que nos concedieron entrevistas sobre aspectos particulares del proceso; entre ellos, funcionarios del gobierno municipal y estatal, directivos de organizaciones de migrantes en Minnesota, y personal de la Iglesia católica (tanto allí como en Axochiapan).

Ya que se trata de una comunidad relativamente pequeña (donde casi todos se conocen) se facilitó usar la técnica de “bola de nieve” para ubicar a las personas que podíamos entrevistar; no obstante, por esa misma característica la mayoría de nuestros entrevistados se conocen entre sí o conocen a las personas a las que otros se refieren. Por esa razón, y dado que en el curso de la investigación nos percatamos de la gran significación emocional que estos tópicos tenían para nuestros entrevistados, he decidido omitir sus nombres y, en lo posible, ocultar la identidad de los informantes, quienes en muchos de los casos nos pidieron que no los mencionáramos. Sin embargo, he respetado la sintaxis y los giros lexicales de sus discursos porque pienso que son reveladores acerca de quiénes son estos sujetos. Sólo en aquellos casos en que era imposible comprender lo que decían, he realizado correcciones menores a la hora de transcribir los fragmentos de las entrevistas. A todas estas personas que aparecen aquí de manera anónima, quiero agradecer su disposición para contribuir con sus historias personales y sus opiniones a este proyecto. En particular, quiero expresar mi gratitud a Román Iguanero, uno de los primeros en recibirnos y que nos siguió ayudando a contactar con los axochiapanenses hasta el final de nuestra investigación.

El libro está dividido en seis capítulos que estructuran el contenido partiendo de lo general a lo particular; los dos primeros buscan ubicar el estudio en el marco de sus contextos empírico y teórico (la descripción de los lugares de origen y destino, y la reflexión sobre el transnacionalismo como enfoque de investigación para los estudios migratorios); de ahí se pasa al análisis específico de los diversos tipos de intercambios, nexos y vínculos transnacionales, comenzando por la dimensión política (Capítulo 3), la económica (Capítulo 4), las prácticas socioculturales (Capítulo 5), para finalizar con el ámbito de las identidades y la intersubjetividad.

Esta investigación se realizó con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y con la colaboración de un equipo formado por los estudiantes del Seminario de Tesis “Comunidades Migrantes Transnacionales” (que coordiné en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales entre 2008 y 2011), sin cuyo trabajo, entrega, entusiasmo y compromiso no podría haberse culminado. Misael González y Diana Palmerín, realizaron sus tesis doctorales sobre organizaciones de migrantes y cambios en los valores de género en el caso de Axochiapan y Minnesota (sin olvidar a Adjani Tovar y Renato D’Almeida que, aunque trabajaron en sus tesis de maestría sobre otros temas relacionados con la migración, participaron en nuestras discusiones y aportaron sus valiosas ideas). Ellos fueron, en realidad, investigadores en este proyecto, con todos aprendí, a la vez que los orientaba en su camino por la investigación, por lo que es justo que les agradezca su colaboración. También quiero reconocer la invaluable ayuda que nos prestó la Dra. Bárbara Frey, de la Universidad de Minnesota, quien generosamente nos abrió su casa y brindó todo su apoyo a nuestro proyecto.

Mención especial merece Ana Melisa Pardo quien, más que una asistente de investigación, ha resultado la colega más entusiasta y eficiente que cualquiera puede desear; ella confeccionó el Anexo estadístico de este volumen, realizó muchas de las entrevistas, coescribió conmigo el Capítulo 1 y me ha ayudado a revisar y componer el manuscrito final aportando una mirada crítica sin la cual no habría podido seguir adelante; por ello, quiero hacer constar mi gratitud y mi amistad, y reconocer su activa participación en este libro.

Los errores que pueda tener son, por supuesto, de mi absoluta responsabilidad y, aunque sé que son muchas sus carencias, lo he querido dedicar a la memoria de un amigo entrañable que dejó de acompañarme en los momentos en que estaba terminando el primer borrador. Seguro Lichi, donde quiera que esté, sabrá disculpar sus desaciertos, sonreirá y lo recibirá como un tributo a su grandeza, un gesto del amor que siempre le tendré y un modo de disculpar mis ausencias en sus últimos días.

1 Kevin Díaz, “The House that Felix Built”, Star Tribune, Minnesota, 22 de mayo de 2006, <http://www.startribune.com/local/12472721.html>.

2 Diario de Morelos, 29 de septiembre de 2008 <http://www.diariodemorelos.com/index.php?option=com>.

Los tecuanes danzan en la nieve

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