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CAPÍTULO 8

LA RESIDENCIA UNIVERSITARIA ERA DE ladrillos rojos, con puerta de seguridad y acceso con una tarjeta que servía como llave. Livia esperó fuera hasta que vio salir a Jessica Tanner por el vestíbulo. Abrió la puerta una vez que Jessica la desbloqueó y entraron rápidamente en una sala de estudio vacía. Era casi medianoche; había transcurrido una hora desde la llamada de Jessica, y el vestíbulo estaba oscuro y silencioso.

—¿Cómo va tu carrera de Medicina? —preguntó Jessica.

—Bien. Me licencié hace unos años.

—Ah, es verdad. ¿Eres pediatra?

—Patóloga.

—Eso quería decir —se corrigió Jessica—. Recuerdo que Nicole me lo contó. Tienes que examinar cadáveres y cosas así, ¿no?

—Algo así. ¿Puedo ver la fotografía?

Jessica sacó una fotografía del bolsillo. Livia la tomó y sintió una punzada de dolor al ver a Nicole, con el pelo teñido de negro y los párpados maquillados en exceso, lo que convertía sus ojos en óvalos de carbón con zafiros en el interior. De pie junto a ella en la fotografía, un hombre le rodeaba los hombros con el brazo. Le llevó unos segundos nada más reconocer el rostro como el mismo que había visto en la foto que tenía en su carpeta, pero varios minutos imaginar que ese cadáver descompuesto desde hacía un mes era el mismo individuo que estaba junto a Nicole.

El doctor Colt insistía en que todos sus becarios comprendieran el error de ver los casos que recibían solamente desde el lado de la muerte. Hablar con las familias de los difuntos era parte importante del trabajo, y visualizar almas apasionadas en lugar de cadáveres sin vida les ayudaría a transmitir sus conclusiones con empatía. A pesar de esforzarse, lo único que Livia veía al mirar a Casey Delevan era un cuerpo putrefacto con una pierna fracturada y orificios extraños en el cráneo.

—No sabía que Nicole estaba saliendo con alguien —dijo Livia por fin.

—Lo mantenía muy en secreto. Nunca lo conocí. Supongo que Nicole me mostró esta fotografía para que viera que tenía un novio de verdad. Yo la volvía loca porque no se lo presentaba a nadie. No sé por qué guardé la fotografía. Nicole nunca me la pidió. Después mi madre me contó lo del cuerpo flotando en la bahía y lo vi en las noticias… es el mismo hombre.

—¿Lo llegaste a conocer un poco? —insistió Livia.

—No. Nicole lo mantenía todo muy en secreto, a pesar de que siempre nos habíamos contado todo. —Jessica se encogió de hombros—. No lo sé… fue un verano raro para nosotras.

—¿De cuándo es esta fotografía?

—Supongo que del verano pasado. Es decir, cuando terminamos la secundaria. Fue ahí cuando comenzó a salir con él. Nuestra amistad se fue enfriando ese verano. Siempre creí que era por culpa de él, pero ahora pienso que algo le estaba pasando a ella, también.

—¿Algo como qué?

—No lo sé. A Rachel y a mí nos costaba entenderla. Estaba muy rebelde, hacía cosas que nunca había hecho antes…

—¿Qué clase de cosas?

—Tipo… no sé. Trataba muy mal a algunas chicas del colegio. A Megan, en especial.

—¿Megan McDonald?

Jessica asintió.

—¿Qué le hacía?

—Detestaba toda la atención que recibía Megan por haber creado el retiro de verano y obtenido una beca para Duke. Nicole trató de quitarle el novio a Megan y eso causó un gran problema.

Livia cogió la foto.

—¿Pero no dices que estaba saliendo con este tipo… Casey?

—Sí. Lo de Matt era solamente para molestar a Megan y demostrar que… no sé, que podía conseguir todo lo que se proponía. Sé que estuvieron juntos ese verano.

—¿Con el novio de Megan?

—Sí. Mucho dramatismo, te imaginarás.

—¿Cómo se llamaba él?

—Matt Wellington.

—¿Y cuando dices “estuvieron juntos” de qué estamos hablando?

—¿De qué te parece? —Jessica inspiró profundamente—. Mira, Nic era mi mejor amiga. Pero cuando salimos del colegio, cambió. Se volvió muy promiscua. Nadaba desnuda. OK, lo admito, todos lo hicimos, pero Nicole tenía necesidad de hacerlo patente. Quería que todos la vieran desnuda. —Jessica se encogió de hombros—. Algo le estaba pasando, ¿entiendes? Todo ese maquillaje negro, la ropa negra… no sé adónde quería llegar con todo eso.

Livia recordó una estancia en su casa durante el verano de 2016, en la que Nicole se había teñido el cabello de negro y usaba maquillaje y ropa del mismo color. Livia no le había prestado ninguna atención. Había decidido no tocar el tema e ignorar por completo los cambios en el aspecto físico de su hermana, a propósito. Hoy no era la primera vez que Livia deseaba poder retroceder en el tiempo y ofrecerle a Nicole la ayuda que tan evidentemente estaba buscando.

Livia volvió a coger la foto de Casey.

—¿En algún momento Nicole te dijo que este tipo podía hacerle daño, o algo así?

Jessica negó con la cabeza.

—No. Casi no hablaba de él.

—¿Le hablaste de él a la policía?

—Sí —respondió Jessica—. Cuando me interrogaron, les dije que estaba saliendo con alguien. Pero no sabía su nombre y me había olvidado por completo de la fotografía. La encontré este verano ordenando mis cosas. ¿Por qué lo dices? ¿Piensas que pudo haber tenido algo que ver con la desaparición?

—No lo sé. —Livia se quedó mirando la foto. Se la acercó al rostro—. ¿Me la puedo quedar?

—Sí, claro. —Jessica levantó la barbilla—. ¿Sabes qué le pasó?

—¿A Casey? Sí. Se tiró del puente Points y lo encontraron flotando en la bahía.

La chica que se llevaron (versión española)

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