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Nacemos con aproximadamente 350 huesos, pero que se fusionan de manera gradual y en la pubertad sólo nos quedan 206 huesos. Estos huesos forman la estructura de soporte del cuerpo y se conocen en conjunto como endoesqueleto (el exoesqueleto está muy bien desarrollado en muchos invertebrados, pero en el ser humano sólo existe como dientes, uñas y pelo). El hueso completamente desarrollado es el tejido más duro del organismo y está compuesto en un 20% por agua, un 30% a 40% por materia orgánica y el 40% a 50% por mate-ria inorgánica.

Desarrollo y crecimiento del hueso

La mayor parte del hueso se forma a partir de una base de cartílago (véase abajo) que se calcifica y después se osifica para formar hueso verdadero. Este proceso se produce pasando por las siguientes cuatro fases:

1 Células de estructuración del hueso denominados osteoblastos que se activan durante el segundo o tercer mes de la vida del embrión.

2 Inicialmente, los osteoblastos fabrican una matriz de material entre las células que es rico en una fibroproteína denominada colágeno. Este colágeno refuerza el tejido. Posteriormente las enzimas permiten el depósito de compuestos de calcio en la matriz.

3 Este material intercelular se endurece alrededor de las células para convertirse en osteocitos; es decir, células vivas que mantienen el hueso, pero que no producen hueso nuevo.

4 Otras células, denominadas osteoclastos, destruyen, remodelan y reparan el hueso; un proceso que continúa a lo largo de la vida, pero que se enlentece conforme avanza la edad. En consecuencia, los huesos de las personas mayores son más débiles y más frágiles.

En resumen, los osteoblastos y los osteoclastos son células que se depositan en y destruyen el hueso, respectivamente, permitiendo que el hueso adapte lentamente su forma y sin fuerza a las necesidades.


Figura 3.1: Desarrollo y crecimiento del hueso.

Cartílago

El cartílago existe como formación temporal que posteriormente es sustituido por hueso o como suplemento permanente del hueso. Sin embargo, no es tan duro ni tan fuerte como el hueso.

Consiste en células vivas denominadas condrocitos, contenidas dentro de las lagunas (espacios) y rodeado por una sustancia intercelular rica en colágeno. El cartílago es relativamente avascular (no penetrado por vasos sanguíneos) y se nutre principalmente de líquidos tisulares circundantes. Existen tres tipos principales de cartílago: cartílago hialino, fibrocartílago blanco y fibrocartílago amarillo.

Cartílago hialino

El cartílago hialino forma la base temporal de cartílago a partir de la cual se desarrollan muchos huesos, existiendo posteriormente en relación con el hueso como:

 Cartílago articular de las articulaciones sinoviales.

 Placas de cartílago entre áreas de osificación separadas de hueso durante el crecimiento.

 Apófisis xifoides del esternón (que se osifica tarde o no lo hace) y los cartílagos costales.

También hay cartílago hialino en el tabique nasal, la mayor parte de los cartílagos de la laringe y los anillos de apoyo de la tráquea y los bronquios.


Figura 3.2: Lugares de localización del cartílago hialino en el organismo.

Fibrocartílago blanco

El fibrocartílago contiene tejido fibroso blanco. Posee una mayor elasticidad y fuerza tensil que el cartílago hialino. Se encuentra como:

 Cartílagos sesamoideos en unos cuantos tendones.

 Discos articulares en la articulación de la muñeca y las articulaciones claviculares.

 El rodete (labrum) que profundiza las fosas de las articulaciones de hombro y cadera.

 Dos cartílagos semilunares (meniscos) en cada articulación de la rodilla.

 Los discos intervertebrales entre las superficies adyacentes de los cuerpos vertebrales.

 La placa de cartílago que se une a los huesos de la cadera en la sínfisis del pubis.


Figura 3.3: Lugares de localización del cartílago blanco en el organismo.

Fibrocartílago amarillo

El fibrocartílago amarillo contiene fibras elásticas amarillas. Se observa en el oído externo, el conducto auditivo del oído medio y la epiglotis.


Figura 3.4: Lugares de localización del cartílago amarillo en el organismo.

Funciones de los huesos

Apoyo

Nuestros huesos ofrecen el entramado duro que soporta y fija todos los órganos blandos del organismo. Nuestras piernas sostienen torso, cabeza y brazos. La caja de costillas soporta la pared torácica.

Protección

Los huesos del cráneo protegen el encéfalo; las vértebras rodean la médula espinal; la caja costal protege todos los órganos vitales.

Movimiento

Los músculos se fijan a los huesos mediante tendones; utilizan los huesos como palancas para mover el cuerpo y todas sus partes; la disposición de los huesos y las articulaciones determina cuáles son los movimientos posibles.

Almacenamiento

La grasa se almacena como “médula amarilla” en las cavidades centrales de los huesos largos. Dentro de la estructura del propio hueso se almacenan minerales. Los minerales más importantes son el calcio y el fósforo, aunque también se almacenan el potasio, el sodio, el azufre, el magnesio y el cobre. Los minerales almacenados son liberados a la circulación sanguínea para su distribución a todo el organismo conforme a las necesidades.

Formación de células de la sangre

El volumen de la formación de células de la sangre se produce dentro de las cavidades de “médula roja” de determinados huesos.

Tipos de hueso – según su densidad

Hueso compacto

El hueso compacto es denso y parece liso a simple vista. En el microscopio el hueso compacto se ve como una agregación de sistemas haversianos, también denominada osteonas. Cada uno de estos sistemas es un cilindro elongado orientado a lo largo de un eje largo de hueso, consistentes en un conducto central haversiano que contiene los vasos sanguíneos, los vasos linfáticos y los nervios, rodeados por placas concéntricas de hueso denominadas laminillas. En otras palabras, cada sistema haversiano es un grupo de tubos huecos de matriz ósea (laminada), colocado uno dentro del siguiente. Entre las laminillas hay espacios (lagunas) que contienen linfa y osteocitos. Las lagunas están unidas a través de conductos filiformes denominados canaliculos a los vasos linfáticos en el conducto haversiano, lo que permite que los osteocitos obtengan nutrientes a partir de la linfa. Este abanico tubular de las laminillas da una gran fuerza al hueso.

Otros conductos denominados perforantes o conductos o canales de Volkmann están en ángulo recto con el eje longitudinal del hueso, conectando los vasos sanguíneos y el aporte neural dentro del hueso al periostio (véase página 35).


Figura 3.5: Estructura del hueso compacto.

Hueso esponjoso

El hueso esponjoso está compuesto por trabéculas (literalmente, pequeños haces) pequeñas como agujas que contienen laminillas y osteocitos irregularmente dispuestos e interconectados por canalículos. No hay sistemas de Havers, sino más bien un gran número de espacios abiertos que pueden considerarse como conductos de Havers que dan un aspecto en panal de miel. Estos espacios se rellenan con médula roja o amarilla y vasos sanguíneos.

Esta estructura forma un entramado dinámico de alteración gradual a través de la realineación en respuesta a tensiones de peso, cambios posturales y tensión muscular. El hueso esponjoso se encuentra en la epífisis de los huesos largos, los cuerpos vertebrales y otros huesos sin cavidades.


Figura 3.6: Estructura del hueso esponjoso.

Tipos de hueso – según su forma

Huesos irregulares

Los huesos irregulares tienen formas complicadas; consisten principalmente en hueso esponjoso encerrado por finas capas de hueso compacto. Entre otros, los ejemplos son: algunos huesos del cráneo, las vértebras y los huesos de la cadera.

Huesos planos

Los huesos planos son delgados, aplanados y con frecuencia curvados; poseen una capa de hueso esponjoso que se encuentra entre dos capas finas de hueso compacto. Los ejemplos son la mayor parte de los huesos del cráneo, las costillas y el esternón.

Huesos cortos

Los huesos cortos generalmente tienen forma de cubo; consisten en su mayoría en hueso esponjoso. Entre otros, los ejemplos son los huesos carpianos en la mano y los huesos del tarso en el tobillo.

Sesamoideos (del latín, significa con forma de una semilla de sésamo): los huesos sesamoideos son un tipo especial de hueso corto que son formados y embebidos en un tendón. Los ejemplos son la rótula y el pisiforme en el extremo medial del pliegue de la muñeca.

Huesos largos

Los huesos largos son más largos que anchos; poseen una diáfisis con cabezas en ambos extremos y consisten principalmente en hueso compacto. Los ejemplos son los huesos de las extremidades, a excepción de los de la muñeca, la mano, el tobillo y el pie (si bien los huesos de los dedos de la mano y del pie son realmente huesos largos en miniatura).


Figura 3.7: Formas de huesos.

Componentes de un hueso largo

La transformación del cartílago dentro de un hueso largo empieza en el centro de la diáfisis. Los centros secundarios de formación ósea se desarrollan más tarde, a lo largo de los extremos de los huesos. A partir de estos centros de crecimiento, el hueso continúa creciendo a lo largo de la infancia y la adolescencia, terminando finalmente a principios de la veintena, cuando las regiones de crecimiento endurecen.

Diáfisis (del griego, significa separación)

La diáfisis es la parte central o cara de un hueso largo. Posee una cavidad rellena de médula (cavidad medular) rodeada de hueso compacto. Se forma a partir de uno o varios lugares primarios de osificación y recibe el aporte de una o varias arterias de nutrición.

Epífisis (del griego, significa excrecencia)

La epífisis es el extremo de un hueso largo o cualquier parte de un hueso separada del cuerpo principal de un hueso inmaduro por el cartílago. Se forma a partir de un lugar secundario de osificación. Consiste en gran medida en hueso esponjoso.

Línea epifisaria

La línea epifisaria es el remanente de la placa epifisaria (una placa plana de cartílago hialino) observada en el hueso joven en crecimiento. Es el lugar de crecimiento de un hueso largo. Al final de la pubertad, cesa el crecimiento del hueso largo y esta placa es reemplazada completamente por hueso, dejando sólo la línea que marca su localización anterior.

Cartílago articular

El cartílago articular es una prueba remanente de un pasado cartilaginoso del hueso adulto. Se localiza en donde se encuentran dos huesos (articulados) dentro de una articulación sinovial. Es liso, deslizante, poroso, maleable, insensible y sin sangre. Se masajea mediante el movimiento, lo que permite la absorción del líquido sinovial, oxígeno y nutrición.

NOTA: El proceso degenerativo de la osteoartritis (y las fases tardías de algunas formas de artritis reumatoide) implican la destrucción del cartílago articular.

Periostio

El periostio es una membrana de tejido conectivo fibroso que es vascular y constituye una vaina muy sensible, de doble capa y apoyo vital que envuelve la superficie exterior del hueso. La capa externa está formada por tejido conectivo denso irregular. La capa interna, que se sitúa directamente contra la superficie del hueso, comprende en gran medida los osteoblastos de formación ósea y los osteoclastos de destrucción ósea.

El periostio recibe fibras nerviosas, vasos linfáticos y vasos sanguíneos que entran en el hueso a través de canales nutrientes. Se une al hueso por fibras de colágeno, conocidas como fibras de Sharpey. El periostio también aporta el punto de anclaje para tendones y ligamentos.

Cavidad medular

La cavidad medular es la cavidad de la diáfisis (es decir, la sección central de un hueso largo). Contiene la médula: roja en los jóvenes, que pasa a amarilla en muchos huesos en la madurez.

Médula roja

La médula roja es una sustancia roja, gelatinosa, compuesta por glóbulos sanguíneos rojos y blancos en una variedad de formas de desarrollo. Las cavidades de la médula roja se encuentran típicamente dentro del hueso esponjoso de los huesos largos y los huesos planos. En los adultos la médula roja que crea nuevos glóbulos rojos, sólo se produce en la cabeza del fémur y la cabeza del húmero, y, de forma más importante, en los huesos planos como el esternón y los huesos irregulares, como los de la cadera. Estos lugares se utilizan rutinariamente para obtener muestras de médula roja cuando se sospecha un problema en los tejidos hematoformadores.

Médula amarilla

La médula amarilla es un tejido conectivo graso que ya no produce glóbulos sanguíneos.


Figura 3.8: Componentes de un hueso largo.

Marcas óseas

Las marcas óseas pertenecen a tres grandes categorías, como se describe a continuación:

1. Proyecciones en los huesos que son los lugares de fijación de músculos y ligamentos

Trocánter

Proyección muy grande, roma y de forma irregular. El único ejemplo se encuentra en el fémur.

Tuberosidad

Proyección redonda grande que puede ser rugosa. Los ejemplos principales se encuentran en la tibia (tuberosidades tibiales) y el isquión (tuberosidades isquiáticas).

Tubérculo

Proyección redondeada más pequeña, que puede ser rugosa.

Cresta

Proyección o reborde del hueso estrechos y alargados. Habitualmente es prominente. Cabe destacar la cresta ilíaca.

Borde

Línea límite o margen. También se denomina orilla. Reborde estrecho de hueso que separa dos superficies.

Espina o apófisis espinosa

Proyección aguda, fina y a menudo en punta; cabe destacar las apófisis espinosas de las vértebras y las espinas de la escápula o el ilion (espina ilíaca anterosuperior [EIAS] y espina ilíaca posterosuperior [EIPS]).

Epicóndilo

Área elevada en o sobre el cóndilo. Notablemente en el húmero de la articulación del codo.


Figura 3.9: Proyecciones en los huesos que son los lugares de fijación de músculos y ligamentos.

2. Proyecciones de los huesos que ayuda a formar articulaciones

Cabeza

Una expansión que suele ser redonda, localizada en un extremo de un hueso. Por ejemplo, la cabeza del peroné, que se articula con la tibia, justo por debajo de la articulación de la rodilla.

Faceta (carilla)

Superficie lisa, casi plana en un extremo del hueso que se articula con otro hueso.

Cóndilo

Proyección redonda grande que se articula con otro hueso (se encuentra en la articulación de la rodilla).


Figura 3.10: Proyecciones en los huesos que ayudan a formar las articulaciones.

3. Depresiones o aberturas que permiten el paso de los vasos sanguíneos y los nervios

Senos

Una cavidad dentro de un hueso rellena de aire y alineada con una membrana (más notablemente en el cráneo).

Fosas

Depresión plana tipo cuenco en un hueso. A menudo sirve como superficie articular.

Agujero (foramen)

Abertura redonda u oval a través de un hueso (más notablemente en el sacro).


Figura 3.11: Depresiones y aberturas que permiten el paso de los vasos sanguíneos y los nervios.

El libro conciso del cuerpo en movimiento

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