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Presentación


En estos tiempos de pandemia, este Libro puede responder algunos o varios interrogantes que son inherentes a la existencia humana. Nos encontramos con un desafío en el que podemos analizar todo aquello que debemos afrontar y por la realidad que nos toca vivir mundialmente no puedo dejar de sostener que éste es un desafío inmenso ya que apela también al límite de la vida… Estamos en cuaresma nos estamos preparando para celebrar próximamente la Pascua del Señor y, en este período también nosotros hacemos ofrecimientos, entre ellos, permanecer firmes en la fe, para que nuestra vida cristiana verdaderamente sea un canto de alabanza a Dios. Dios es el autor de la vida, como siempre lo recuerdo a toda la gente a quienes predico y también es el Creador como el Consumador de nuestra historia. Los días de nuestra vida están trazados por el Señor, dice el Salmo 138. Intentamos ser obedientes a la Palabra de Dios, intentamos ser coherentes, también en los momentos difíciles... Desde que tengo uso de razón, una cosa así no la hemos vivido nunca, hemos oído que en la historia sí hemos enfrentado, los seres humanos distintas cosas; todo conlleva a darnos cuenta que todo es fatuo como dice el libro del Eclesiastés, “Vanidad de Vanidades, todo es vanidad”, ya que desde un virus también puede haber un cambio mundial grande en lo que ocasiona. El mundo no está preparado, a pesar de la tecnocracia, o sea del poder de la tecnología, el poder científico, sin lugar a dudas, y, esto que toma de sorpresa es un gran desafío donde también tenemos la oportunidad de ofrecer a Dios nuestra voluntad en este proceso continuo de integración que es la conversión. Una imagen singular que el cristiano adopta es aquella que emerge de la simbiosis por así expresarlo, con la figura del “siervo sufriente” ya no se discute el dato de la exégesis crítica de que los capítulos 40 al 55 del libro de Isaías. Forman una parte distinta de la primera parte de Isaías Este texto llamado hoy Segundo Isaías, es el que posee los cuatro cantos del Siervo de Yavé que son cuatro unidades de características propias, sin lugar a dudas, esto es el anticipo de lo que sufriría Jesús ante de la Cruz. Nosotros en medio de este gran desafío intentamos ponernos al lado del Señor, sabiendo que el Señor es nuestra fuerza y que como dice San Pablo en la 1ra. Carta a los Corintios 1, 18, la Cruz es fuerza de Dios. Cuando la Palabra en el Deuteroisaías, o sea el Segundo Libro de Isaías, Cap. 42, 2 dice: “no vociferará ni alzará el tono y no hará oír en la calle su voz”, se refiere a los sufrimientos de Jesús. Jesús hace la experiencia del fracaso, el rechazo, la ignominia… Hoy vemos que cuando se habla de gente infectada, los demás se alejan o los rechazan o los retan más, pero entiendo que no es el modo de atención, el modo de contención es hacer silencio y si llevarlos a la toma de conciencia, dada la facilidad de contagio, que se presenta, verdad?. Cuando nosotros tenemos en cuenta que Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas, que El soportó el castigo que nos trae la Paz y con sus heridas hemos sido curados como dice el mismo Isaías más adelante en el Cap. 53,3, vemos que dos motivos de gran relevancia se unen, por un lado la obra de expiación, realizada por el siervo sufriente y por otro la recompensa que recibe de Dios. La expiación significa que Jesús se ofreció por todos nosotros. El mismo como víctima expiatoria, es decir para liberarnos del pecado. La palabra liberación deriva del término griego apolútrosis: liberación, sanación, curación. Hoy nos acercamos a una cuarta opción que es el “reordenamiento de la vida”. Su presencia nos reordena. Nacimos libres de conflictos y según hemos podido afrontar las diversas situaciones y circunstancias de la vida, se acumularon conflictos. Repito, Él nos reordena con su Gracia. Nosotros por un lado sabemos que Él es el único Sumo y Eterno Sacerdote de la Nueva Alianza porque Él mismo se entrega al Padre y esto hoy en medio de esta pandemia también nosotros tenemos que rescatarlo, es decir el Señor se entregó por nosotros y no desapareció, Él dijo “yo estaré siempre con ustedes hasta el fin de los tiempos”. Cuando oímos decir que la vida es un misterio, es cierto, porque el Autor de la vida también es un misterio. Nosotros formamos parte de ese misterio de Dios, ingresamos a su misterio, es que también nos damos cuenta que la vida es un misterio y que en realidad nuestra vida diariamente debería estar en manos de Dios haciendo una consagración a Dios, no separarnos de Aquel que es el que nos creó y Aquel a quien volvemos. Por eso, en este tiempo, entiendo que es importante poder hacer esta reflexión y que todo en la vida, lo que podamos tener lícitamente tanto lo espiritual como aquello material viene de Dios y hay que ofrecerlo a Dios. Sin embargo no estemos apegados a nada, sino a Su voluntad, y para estar apegado a Su voluntad necesitamos pedir a Dios que se haga Su Voluntad. Dios quiere siempre el bien, Dios es amor.

Esto que mortifica la vida afectiva (me refiero a los gestos: un abrazo, un beso, las caricias –aún de padres a sus hijos y viceversa) además de la vida humana, como vamos viendo, en los distintos países, no viene de Dios, el origen se descubrirá a medida que pase el tiempo, pero no viene de Dios. Y si no viene de Dios, de dónde puede venir? Lo que propone San Ignacio en discernimiento de Espíritus. Dios dice Jesús, o sea El Padre “da cosas buenas” a sus hijos como sabemos que esto no es bueno, entonces de donde viene. San Ignacio propone primero saber si viene de los hombres, no sabemos si este virus fue originado por hombres, hay una gran tendencia a eso y/o del mal espíritu. Entonces como sabemos que esto no es de Dios es muy importante que los que estamos en el Camino en medio de este desafío nos concienticemos que podemos dar a Dios, de lo poco que podemos darle, para que Dios obre victoriosamente en medio de la humanidad. Ustedes como yo oímos medios de comunicación, las miradas están puestas siempre en las personas (expectativas humanas necesarias y buenas), pero hay que dar un salto un poco superior, saber que la mirada tiene que estar en Dios. Se habla por ahí de los químicos, los bioquímicos, los médicos, los científicos. La mirada está puesta en el hombre, dice la Escritura “maldito el que tiene puesta la confianza en los hombres, benditos por contraste aquellos que tienen puesta su mirada en Dios”. No hay oposición entre las dos acciones humana-divina sino condición mutua de posibilidad. Es importante implorar al Espíritu Santo Paráclito que inspire la vacuna. Nosotros tenemos que confiar siempre en Dios y pedirle a Dios, no estar esperando cosas humanas, porque acá bien nos damos cuenta, que los seres humanos somos muy limitados, absolutamente limitados. Todo ese desarrollo científico y tecnológico mareó a la humanidad y a los países de primer mundo en primer lugar. Esto nos da la pauta de que a pesar de que el hombre cree que es muy poderoso y que lo sabe todo, no sabe nada frente a la vida porque la cantidad de gente que ha partido, es realmente interpelante. Entonces esto nos hace pensar que todos los que somos creyentes, como ustedes que leen este Libro como yo que escribo, tenemos que intensificar nuestra oración y mostrarle a Dios que nuestra confianza está en que Él nos asombre milagrosamente; así descienda su poder y desparezca el virus, y la otra opción que entra en el campo de lo normal es pedirle al Espíritu Santo Paráclito, como lo hacemos en este momento Santo Espíritu Paráclito inspira la vacuna correspondiente accesible a todas la personas. Como sabemos que este desafío superó lo previsible y deja atónito a todos los hombres, nos vamos dando cuenta que siempre a quién debemos acudir es a Dios, a Él darle la Gloria, por eso digo, en los medios de comunicación que Ustedes Y yo escuchamos no se siente hablar ni mencionar el nombre de Dios, todo se ve muy humanamente, nadie salta más arriba, está todo planteado a nivel superficial y si se quiere mediocre, porque cuesta creer que no haya personas que digan pidamos a Dios en los medios. Sí, nos vienen por las redes, sí, mensajes, sí nuestros Obispos, pero me refiero en los medios no hay cristianos parece, ¿no es así? En los medios masivos que hablen de esa confianza en Dios, porque esto también va a volver a Dios a muchísima gente, por eso digo que observo una cierta liviandad y nosotros necesitamos tener una mirada más elevada ya que conocemos que los hombres no pueden proporcionar nada sino es con el impulso que viene de Dios. ¿Tendremos experiencia como el Siervo sufriente: el Señor Jesucristo de fracaso, impotencia, en todo este tiempo? Probablemente algunos sí, otros no, lo importante es que nosotros cimentemos, cimentar es un verbo de mucha fuerza, reafirmo, cimentemos nuestras expectativas en Jesucristo el Señor para que después los hombres obtengan por el poder de la intercesión seguramente de todos los creyentes, esta posibilidad de darnos cuenta de que solo Dios es Todopoderoso, lo que se llama la teocracia en teología: el poder de Dios. Aunémonos nuestros esfuerzos cuando pasemos por experiencias como las que acabo de mencionar. Sepamos que el Siervo Sufriente de la Escritura, también pasó por esto.

¿Cómo nosotros podremos salir adelante? Bueno, dependerá de los mecanismos de formación que nuestro aparato psíquico vaya conformando. Sucede, sin embargo, que no siempre entendemos bien. La formación interdisciplinaria que vamos adquiriendo nos genera distintas perspectivas, y más de una vez nos habremos dado cuenta como lo predicado en la formación nos posiciona en lugares diferentes desde los cuales podemos identificarnos con el Siervo Sufriente, como seguramente muchos nos estamos identificando ahora, y muchos que padecen y son de fe también, hay personas que ligeramente hacen sus conclusiones mentales y las incorporan como ya cristalizadas, y para todo se necesita un proceso de purificación, los pensamientos y las ideas también tienen que catalizarse, es decir, pasar por un proceso de discernimiento, de purificación. Todo lo nuevo debe venir de manos de personas preparadas y probadas en el Camino de la fe, lo cual se desarrolla según aprendamos a vivir. Existen reacciones de conversión que, al no ser auténticas, se tornan muy conflictivas, con una sobrecarga de ansiedad, es como si dijésemos en este momento, ¿dónde está Dios?, tenemos que aclamarlo, sabemos que la historia es muy pedagógica. En la historia, en relación a la salvación, vemos que cuando un pueblo clama la presencia de Dios en medio de él, Dios asiste a su pueblo. Por tanto, insisto en medio de los desafíos de la vida, insisto, tenemos que clamar más la presencia del Señor en medio de nosotros. Creo que así también vamos a superar algunos estados de ansiedad que se puedan ir generando en medio de nosotros es algo así como si nos lanzáramos a andar sabiendo que Jesús puede o no escucharnos. NO, el Señor nos escucha y, como dijo Jesús “todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo obtendrán”. Enfatizo, es muy importante que la formación de nuestras visiones por así decirlo, pensamientos, sentimientos, sean mecanismos que permitan experimentar el poder de la Cruz de Jesucristo como Fuerza de Dios. Tengamos hoy una renovación, también en nuestra formación y que siempre esté presente. Intentemos analizar, tomar papel y lápiz, escribir frases que nos hayan quedado de este momento relacionado al bloque de los desafíos de la vida.

Claudio Rizzo.

La soledad en nuestros tiempos

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