Читать книгу Gripe existencial - Claudio Sepúlveda - Страница 12

SUEÑO VACÍO Viví en muchas casas a través de mis años. Revelo que la de hoy es mucho mejor. La compré con mis ahorros y se fue vistiendo con innumerables sacrificios; en esta casa se ve a mi madre en trajines, tejidos y simplezas, confesando a los pájaros entre alambres y cordeles de patio, más aun vistiendo la arrogancia de hortensias y jazmines, con olor a lluvia y pedazos de cielo cobrizo. Puedo decir que las obsesiones se han refugiado aquí y crean días eternos, además de las malas épocas, como la pérdida de mi perro, Oso, al cual nunca supe qué le ocurrió; algunos dijeron que se fue detrás de una leva y otros que simplemente se lo robaron, dejando en mi mente su adiós escrito con sus patas de barro, y un vacío trémulo en la soledad de la casa. Recuerdo a parientes que nos visitaban y en especial al tío Vlady, ¿cómo olvidar las tardes en conversatorios infinitos de alcohol y cigarrillos cuando salíamos a parrandear, teniendo que dormir en la calle en tiempos de gente más civilizada que la de hoy? Él siempre dijo que la vida es lo que aguantamos física y espiritualmente, mientras que la muerte lleva solo nuestro cuerpo y voluntad. Mas no lo lloré, porque jamás me ha abandonado; se dice que un amigo verdadero siempre está aquí, con esa gorra olvidada en el perchero.

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Digo, la nostalgia empuja como hierro…

He recibido muchas decepciones ante lo perdido en el horizonte del pasado; no obstante, la melancolía se ha ido con sus guirnaldas y sin avisos, como la alegría de mis abuelos por querer cambiar con sus ideales aquel entuerto de los idiotas, que entre más retorcidos sus discursos, mayor fue el grado de entrega al servicio de la comunidad y a la enseñanza de sus hijos, siendo virtuosos con lo que hablamos y lo que entendimos (honestos y despiertos); se ha formado una familia consciente de su realidad y deber ante lo elegido por cada cual.

Gripe existencial

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