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Оглавлениеcapítulo 1
REFUGIOSIMPROVISADOS
Protector labial para impermeabilizar cremalleras
Asideros prácticos para herramientas
Manoplas o mitones a partir de medias de lana
Sellado de costuras con anillas de cera para inodoros
Botas esquimales de papel de periódico
Raquetas de nieve a partir de raquetas de tenis
Nunca unas plantillas resultaron tan cómodas
Hielo para un calzado más cómodo
Raquetas de nieve hechas con cinta adhesiva
Polainas hechas con calcetines
REFUGIOS CON ENTOLDADOS Y SIMILARES
Refugio improvisado con una bolsa de basura
Bote casero de lona impermeable
Anclaje para nieve o arena con una lata de refresco
Tensor improvisado con una anilla de lata de refresco
Dos sencillas defensas para ollaos
Entoldado económico para manitas
Refugio de supervivencia con una bicicleta
Cuerdas (vientos) fosforescentes
Tensor improvisado con una rama de 15 centímetros
REMEDIOS DE ALOJAMIENTO Y CALEFACCIÓN
Collarín conector para armazones
Esterilla para dormir o reflector de fuego por un euro
Mesa plegable para el campamento
Acumulador de calor mediante un cubo de metal
Sencillo aparato de aire acondicionado para cuando haya apagones
Silla confeccionada con una sábana
Hamaca improvisada con una sábana
Catre elaborado con sacos de pienso
Taburete confeccionado con un neumático
Silla plegable de 85 gramos para el campamento
En condiciones extremas es posible sobrevivir unas tres horas sin cobijo. Casi siempre la prioridad número uno para la supervivencia es la exposición a los elementos. Cuando se tienen recursos limitados, lograr estar caliente, fresco, seco o protegido de la lluvia, de la nieve y del viento es más fácil de decir que de hacer. Es probable que a la hora de idear inventos caseros que sean eficaces necesitemos creatividad.
Nunca olvidaré las palabras pronunciadas por un sabio jefe de exploradores cuando yo era pequeño: «Chicos, vestirse es la primera de las grandes lecciones de supervivencia». Y tenía razón. Conseguir cobijo comienza por la vestimenta y el calzado. Concluye con principios más complicados, como resguardarse del viento, el aislamiento térmico, la ropa de cama, el material para techar refugios, aprovechar la reflexión del fuego y los medios de impermeabilización.
Los inventos de este capítulo están pensados para ofrecer protección a las personas y al equipamiento frente al mayor adversario para nuestra supervivencia: las adversidades meteorológicas. Para la supervivencia, sin protección frente a la furia de los elementos poco importan otras prioridades. La capacidad de afrontar las adversidades meteorológicas es lo que nos mantiene vivos el tiempo suficiente para desplegar otras habilidades destinadas a nuestra supervivencia, como conseguir agua, fuego o alimento. Iniciaremos este capítulo dedicado a los medios para protegernos guiados por el espíritu de mi viejo jefe de exploradores, o sea, por la vestimenta.
VESTIMENTA Y ENSERES
CINTURÓN CON TRACCIÓN
Que se te rompa el cinturón en el campo puede ser un contratiempo devastador, sobre todo si lo estás usando para llevar cosas como el cuchillo, el kit de supervivencia y la sierra. Es posible fabricar un cinturón muy resistente y sorprendentemente sencillo con la banda de rodadura de un viejo neumático de bicicleta. Una vez que se cortan los costados y se deja solo la banda de rodadura, se obtiene el ancho perfecto para un cinturón. Luego hay que atar, remachar o fijar con grapas la hebilla en un extremo; perforar agujeros en el otro extremo para poder ceñirlo bien y ya tienes en tus manos un cinturón indestructible. También se usa la banda de rodadura de viejos neumáticos para fabricar tirantes, correas para la mochila, asas de repuesto o una correa para portar el fusil. Los tacos de goma recortados de una banda de rodadura sirven para encender con prisas fuego cuando hace muy mal tiempo.
PANTIS PROTECTORES
Un viejo compañero de cacerías me enseñó este remedio sin igual que nunca he olvidado. Pese a su reconocida virilidad, cuando aquel hombre salía a cazar siempre llevaba puestos unos pantis, tanto en verano como en invierno. Durante los calurosos meses de verano a firmaba él, la malla de los pantis impedía que las garrapatas se aferrasen a la piel. En invierno los pantis eran una muy buena primera capa aislante contra el frío. Cuando las temperaturas bajan, todo consiste en llevar varias capas de ropa, y por eso es una gran idea que apenas nos dolerá en el bolsillo añadir unos pares de pantis al equipo invernal. Si estamos usando un par de botas nuevas, los pantis también previenen la aparición de ampollas al reducir la fricción del calzado. Solo hay que recortar y aprovechar la zona que cubre el pie y usarla como funda de los calcetines.
PROTECTOR LABIAL PARA IMPERMEABILIZAR CREMALLERAS
En condiciones climáticas extremas, incluso la zona más pequeña o una costura que no estén impermeabilizadas se convertirán en un grave inconveniente y en motivo de frustración. Muchas cremalleras son hidrófugas pero no impermeables. Una forma de impermeabilizar las cremalleras de chaquetas y mochilas es frotarlas con firmeza y de principio a fin con un protector labial. La cera del protector labial se introducirá por cualquier resquicio que haya e impedirá que se filtre el agua. De este modo, las cremalleras (sobre todo las de metal) también se lubrican y se facilita su uso. Otros productos que sirven para esta tarea son las ceras de colores, las velas, algunas marcas de gomina y la cera de abejas. Con el uso la cera irá desapareciendo, pero es un estupendo remedio temporal cuando la madre naturaleza se muestra inclemente.
ASIDEROS PRÁCTICOS PARA HERRAMIENTAS
Los sitios y medios para asegurar el equipo y las herramientas deben formar parte de las habilidades de supervivencia. Un remedio casero de rápido aprovechamiento es usar tramos de cámaras de ruedas de bicicleta para colgar de ellas diversas herramientas y material, y luego asegurarlas al cinturón, a las correas de la mochila, a la vaina del cuchillo e incluso a los bastones de senderismo. Las secciones transversales de la cámara neumática de las ruedas de bicicleta son muy usadas por los grupos de supervivencia y se las conoce como «bandas de explorador». Cuando estas secciones de goma se pasan alrededor del cinturón o de las cinchas de la mochila, son asideros muy seguros para pequeñas herramientas que queramos tener a mano. Yo llevo un multiherramientas ceñido a la correa de la mochila con una de estas bandas de explorador para que no se me pierda. Estos asideros son impermeables, baratos y muy resistentes. También sirven para encender fuego con rapidez cuando hace mal tiempo.
MOCHILA DE ROYCROFT
El Ministerio Canadiense de Defensa Nacional encomendó al instructor canadiense de supervivencia Tom Roycroft que presentase una colección de ideas que los soldados pudiesen improvisar y fabricar sobre el terreno con los limitados recursos a su alcance. En último término inventó lo que se conoce con el nombre de mochila de Roycroft. Como se muestra en el dibujo, se atan tres palos para formar un sencillo triángulo. Los palos que forman los lados derecho e izquierdo tienen la longitud de un brazo. El palo que forma la base mide la longitud del codo hasta las yemas de los dedos. El marco así formado se cubre con una tela, con una cubierta o una chaqueta y se depositan las provisiones en medio. La tela sobrante se pliega hacia el interior y con una ligadura entrecruzada se asegura el contenido en su interior. Por último, se hace un nudo de poste y se pasan los dos cabos de la cuerda alrededor de las esquinas inferiores del triángulo; a continuación se atan a la cintura. Es posible improvisar esta mochila en unos minutos y sin apenas recursos a nuestro alcance.
MECAPAL PARA CARGAS PESADAS
Aquí tenemos un invento de larga prosapia para transportar cargas pesadas pero que tal vez no hayamos visto con anterioridad. Aprendí este método de acarreo cuando estudié a los tramperos que se adentraban en las montañas de la frontera en el siglo xix. Aquellos montañeses tenían que transportar pesados fardos de pieles por trochas y caminos de herradura y luego portarlos en canoas. Y hacían esto casi exclusivamente con un mecapal1, una correa que rodea los hombros y luego la frente del portador. Los cabos del mecapal se aseguran a los costados de la cesta o fardo que se transporta. Suena extraño, pero la verdad es que permite transportar cargamentos pesados con menos esfuerzo. En vez de tener que soportarlo con los hombros como con una mochila tradicional, el mecapal alinea el peso con la columna vertebral. Es importante reparar en que no tiene que rodear directamente la frente, el mecapal debe rodear la porción superior de la cabeza con el torso inclinado.
MANOPLAS O MITONES A PARTIR DE MEDIAS DE LANA
Cuando hace frío, los leñadores duchos se protegen el cuello con una bufanda. Gran parte del calor se pierde por las arterias y venas apenas aisladas que recorren el cuello. Lo mismo sucede con las muñecas. El calor se pierde a través de la sangre que circula próxima a la piel en su curso de ida y vuelta a los dedos. Por esta razón, las manoplas o mitones largos (también llamados manguitos) suponen una gran diferencia a la hora de mantener calientes los dedos cuando hace frío. Con unos viejos calcetines de montaña de lana se obtienen unos mitones largos muy eficaces. Se corta el calcetín por encima del tobillo, se mete la mano hasta tocar la punta del calcetín, se practica un agujero para el pulgar en la zona del talón y se tira hasta ceñir bien la mano. Este guante aísla gran parte de la palma de la mano, así como las venas más expuestas del dorso de la mano y de la muñeca.
CALZADO IMPROVISADO
SELLADO DE COSTURAS CON ANILLAS DE CERA PARA INODOROS
Pese a que requieren mucho mantenimiento, me encantan las botas de cuero. Cuando se pasa mucho tiempo en climas húmedos, son muchas las botas de cuero que empiezan a dejar pasar agua por las costuras. Para eso existe un remedio rápido y fácil, que consiste en usar una anilla de estanqueidad de cera para inodoros. Antes de salir a caminar, se calientan las costuras de las botas con una vela. No hay que quemarlas ni dejar que se prendan fuego, solo calentarlas bien. Mientras las costuras están todavía calientes, se usa un paño para frotar todas las costuras con un poco de cera de la anilla. La cera se derretirá y penetrará en las costuras volviéndolas impermeables al agua. Cuando se está en una excursión, en un viaje o en una situación de supervivencia, hay que tener siempre a mano una de estas anillas de cera para inodoros. Este método también sirve para impermeabilizar toda la bota. Primero hay que calentar las botas dejándolas expuestas al sol o cerca de una hoguera.
BOTAS ESQUIMALES DE PAPEL DE PERIÓDICO
Las mukluks son las botas tradicionales de suela blanda que inventaron los esquimales en el Ártico. El diseño es muy funcional para temperaturas bajo cero cuando hay nieve polvo o la nieve es blanda, en vez de húmeda o medio derretida. Las botas esquimales permiten que los pies respiren a través de las gruesas capas de aislante y, al igual que sus primos los mocasines, permiten desplazarse en silencio. Se pueden improvisar unas botas esquimales con 20-30 hojas superpuestas de papel de periódico depositadas en el suelo con una esquina apuntando hacia delante. La bota se pone en medio con la punta mirando hacia la esquina mencionada; a continuación, se pliegan las cuatro esquinas encima de la bota, entrecruzándola. Estas hojas se fijan con cuerda o cinta adhesiva. Luego hay que doblar una toalla por la mitad, extenderla en el suelo y cubrir la bota igual que antes y asegurarla con cuerda o cinta adhesiva. Para mayor protección de las inclemencias, se puede añadir una capa final de lona alquitranada o tela de una chaqueta vieja. Para aumentar el aislamiento, se añaden a voluntad más hojas de periódico.
RAQUETAS DE NIEVE A PARTIR DE RAQUETAS DE TENIS
Cuando hay que desplazarse para sobrevivir, la profundidad de la nieve puede ser un inconveniente insalvable. Por suerte, la necesidad es la madre del ingenio y es posible fabricar raquetas de nieve a partir de muy distintos materiales. Una de las raquetas de nieve más rápidas de improvisar que haya usado han sido un par de raquetas de tenis. Se pasa entre el cordaje un par de cuerdas o correas de cuero para los pies y se atan alrededor de la bota de modo que la fijación resulte cómoda. El talón de la bota se debe poder mover con libertad para caminar. Las ataduras deben adoptar una forma de X sobre el empeine de la bota y dar al menos una vuelta por detrás de la bota para que el pie no se mueva.
GUARACHES DE GOMA
Los indios tarahumara de México son famosos en todo el mundo por su capacidad para correr largas distancias. Lo que es incluso más interesante si cabe es que a menudo recorren esas distancias con sandalias minimalistas que improvisan ellos mismos y que llaman guaraches. Es posible fabricar unos guaraches con un trozo de cuerda y un retazo de caucho recortado de una alfombrilla de coche o incluso de un neumático.
En primer lugar, hay que dibujar nuestra huella sobre la lámina de caucho y hacer una marca entre el dedo gordo y el segundo dedo, donde irá la correa interdigital. A continuación se recorta la huella dibujada en el caucho y se horada un agujero a ambos lados, cerca del dorso del arco plantar. A continuación se hace otro agujero en la marca para la correa interdigital. Se corta un tramo de cuerda de 1,8 metros y se enhebra el agujero haciendo un nudo en el otro extremo para que no se mueva. Se pasa el cabo de labor por el agujero exterior, alrededor del talón, a través del otro agujero, alrededor del cordel que corre por encima del pie, y luego se desanda el camino del cordel para terminar con un lazo, de modo que la sandalia no se desprenda del pie.
NUNCA UNAS PLANTILLAS RESULTARON TAN CÓMODAS
Si el lector ha leído mis obras, sabrá lo mucho que me gusta la lana. Es sorprendente su resultado cuando hace frío, y cuando se desploman las temperaturas nada hay mejor que un par de medias de lana para mantener bien calentitos los pies. Un calzado fácil y rápido de improvisar que he usado a lo largo de los años para conseguir un poco más de calor y comodidad es hacerme mis propias plantillas con fieltro de lana. El fieltro es una tela elaborada a partir de la compresión de fibras de lana que se tejen como una estera y se obtiene una tela sólida. En casi todas las mercerías venden fieltro de lana. Se dibuja la huella del pie sobre el fieltro para que las plantillas tengan el tamaño correcto; se recortan con tijeras, y para más comodidad se incorpora una capa adicional, si bien será la lana la que proporcione el tan necesario aislamiento entre la planta del pie y el frío del suelo.
HIELO PARA UN CALZADO MÁS CÓMODO
Son muchas las razones por las que las botas pueden resultar más pequeñas de lo habitual. Quizá hayamos ganado peso, tal vez llevemos calcetines más gruesos. Puede que las botas se hayan mojado y se hayan encogido al secarse. Por la razón que sea, hay una forma fácil y rápida de ensancharlas un poco. Se llenan con agua hasta tres cuartos de su capacidad unas bolsitas estancas de congelados. Se introducen las bolsas en las botas y se meten en el congelador. Cuando las bolsas de agua se congelen, se expandirán y obligarán a las botas a dilatarse. No hay que olvidar que el agua congelada tiene fuerza suficiente para reventar hormigón; este recurso es una buena forma de aprovechar esa fuerza para hacer algo que es muy difícil de conseguir: ¡ensanchar unas botas!
RAQUETAS DE NIEVE HECHAS CON CINTA ADHESIVA
Si no tienes a mano un par de raquetas de tenis, he aquí otra gran solución para fabricar unas raquetas de nieve que solo requieren unos minutos más para materializarse. Se corta un renuevo verde de 17 milímetros que se dobla hasta darle la forma de una lágrima de aproximadamente 60 × 30 centímetros de diámetro. Se aplica cinta adhesiva en la intersección de los dos tramos de la rama para asegurar la forma. Se usa más cinta para entretejer una red de cinta que cubra el espacio interior del marco a lo largo y a lo ancho. La raqueta parecerá una versión primitiva de madera y cinta adhesiva de la cabeza de una raqueta de tenis. A continuación se cruzan y aseguran con cinta adhesiva dos ramas o vástagos a modo tirantes sobre la cabeza de la raqueta para que cubran la distancia entre la punta del pie y el talón. Deben tener 2,54 cm de diámetro y estar hechos con madera tierna y verde. Por último, se usa la cinta adhesiva para fijar la porción frontal de la bota a los dos tirantes cruzados sobre la raqueta. El talón se debe poder alzar con libertad, pero al bajar debe estar apoyado firmemente en el tirante posterior.
POLAINAS HECHAS CON CALCETINES
Esta solución no se refiere tanto al calzado como a evitar que se nos metan cosas dentro mientras nos movemos. Son muy pocas las ocasiones en que paso tiempo en los bosques (y sobre todo en desiertos) sin un par de polainas en los tobillos. Las polainas son prendas protectoras concebidas para evitar que mientras avanzamos nos entren en las botas barro, nieve, espinas, arena, trozos de materia forestal e insectos. También protegen las espinillas de espinas, de la mordedura de algunas serpientes, del azote de las ramas y de la humedad. En cierta ocasión, unos buenos amigos míos fueron a Belice en una misión. Mientras veía un vídeo de su experiencia, reparé en que sus guías llevaban polainas improvisadas, confeccionadas con calcetines. Habían remetido las perneras de los pantalones por dentro de las botas. Luego se habían ceñido gruesos calcetines de caza recortados alrededor de la caña de las botas. Varios guías incluso llevaban por delante para mayor protección, metida por dentro de la polaina, una sección cortada de una botella de plástico de dos litros.
REFUGIOS CON ENTOLDADOS Y SIMILARES
REFUGIO IMPROVISADO CON UNA BOLSA DE BASURA
Es probable que hayas oído hablar del uso de una bolsa de basura para protegerse como si fuera un poncho. Sin embargo, las bolsas de basura no solo sirven para improvisar un poncho increíble, sino también un refugio individual sorprendentemente eficaz para una persona. De niño me enseñaron a recortar un agujero para la cabeza en el medio del fondo de una bolsa de basura y luego otros dos agujeros en las esquinas para los brazos. Sin embargo, los agujeros para los brazos sobraban. Tan solo hay que hacer un corte de 5 centímetros a unos 30 centímetros de una de las esquinas inferiores. Al hacer este corte transversal en el pliegue, el agujero termina teniendo el doble de longitud al desplegar la bolsa. Ese es el agujero para asomar la cara. Se pasa la bolsa por la cabeza y se estira el agujero sobre la cara y por debajo del mentón. Hay que encoger las piernas para tenerlas dentro y sentarse a sotavento de algún árbol grande para descansar un rato.
BOTE CASERO DE LONA IMPERMEABLE
En este caso no se trata de construir un refugio, sino de usar un toldo impermeable para fabricar una embarcación improvisada.
1.Se extiende el toldo en el suelo. En mi caso, usé una lona de 2,7 × 3,6 metros.
2.Se amontonan troncos de pino o ramas tupidas con hojas formando un círculo hasta que tenga un grosor de unos 30 centímetros de altura. Ese será el diámetro del bote. Alrededor del perímetro se dejan entre 30 y 60 centímetros de tela despejada.
3.Encima del círculo se dispone una rejilla de palos fuertes de 2,5 a 3 centímetros de diámetro.
4.Se apilan otros 30 centímetros de ramas verdes encima, de nuevo dispuestas formando un círculo.
5.Se cubre el círculo con el toldo y se atan los bordes a la rejilla de palos.
6.Hora de cruzar los dedos.
Véase la serie completa de fotografías, paso a paso, en http://willowhavenoutdoor.com/hack-tarp-boat/.
ANCLAJE PARA NIEVE O ARENA CON UNA LATA DE REFRESCO
Asegurar las estacas de una tienda de campaña o de una carpa en la nieve o en la arena puede resultar complicado, cuando no imposible. Se puede fabricar un anclaje muy sencillo para nieve o arena con una lata de refresco aplastada. En vez de aplastarla de arriba abajo, hay que empezar por aplastar las paredes de la lata. Luego pasar el viento de la tienda de campaña por el agujero y hacer un nudo en el otro lado para asegurarlo. Por último, se entierra la lata aplastada en la nieve o en la arena. La cara aplastada de la lata enterrada actuará de anclaje para asegurar la cuerda o viento. Aunque la lata de refresco es un remedio ingenioso, casi cualquier objeto plano y fuerte puede servir.
TENSOR IMPROVISADO CON UNA ANILLA DE LATA DE REFRESCO
Montar un refugio eficaz con una lona es una de las primeras cosas que enseño en mis cursos de supervivencia. Esta parte del curso no se dedica únicamente a aprender las posibles configuraciones de un refugio entoldado, sino que también enseño nudos para tensar cuerdas, como el que utilizo para tensar los nudos del toldo. Si se usan nudos inadecuados, la carpa o entoldado improvisados se te pueden venir abajo cuando menos te lo esperas. Una gran solución para tensar los vientos es reutilizar la anilla de una lata de refresco de aluminio. Una vez que se separa de la lata, se desprende la diminuta anilla que la unía a la boca. Eso deja expuesto su borde irregular, que resulta crucial para que esta solución casera funcione. La cuerda se pasa por la anilla tal como muestra el dibujo, y sirve para tensar o destensar vientos según haya necesidad, sin tener que estar preocupándonos de atar y desatar nudos.
DOS SENCILLAS DEFENSAS PARA OLLAOS
Las arandelas u ollaos dispuestos en las esquinas de las carpas de lona son tristemente conocidos por rajarse cuando soplan vientos fuertes o durante las tormentas. Un sencillo recurso para evitar que esto suceda es pasar la cuerda de la lona por el ollao y luego alrededor de un palo corto y fuerte. Al atar la cuerda alrededor del palo, la tensión que soporta el ollao se distribuye por un área superficial mayor y ejerce una presión descendente sobre el ollao en vez de soportar una fuerza directa de tracción. El tapón metálico de una botella también funciona muy bien de refuerzo. Se practica un agujero en medio del tapón y se ata un nudo por el otro lado para retener el cabo. Así actúa de botón de tope contra la arandela y disminuye la tensión que soporta el ollao y el entoldado de lona. Nota: Es menos probable que el ollao de un entoldado se raje o ceda si está muy tenso, porque así se evitan o reducen las sacudidas del viento.
ENTOLDADO ECONÓMICO PARA MANITAS
Si eres uno de esos survivalistas a los que les gusta hacérselo todo (la mayoría de nosotros lo somos), tal vez te interese fabricar tu propio refugio ligero de lona. Uno de los mejores materiales con los que he trabajado para un refugio improvisado son las láminas transpirables Tyvek para proteger edificios. Este material impermeable y resistente a las roturas se emplea como aislante de la humedad detrás del enladrillado o como revestimiento exterior. Es probable que los contratistas den gustosamente a quien se lo pida trozos desechados de este material. También se vende por rollos en las tiendas de material para la rehabilitación de viviendas. Los bordes no se deshilachan y es increíblemente ligero. Agregar arandelas estratégicamente distribuidas (también disponibles en ferreterías) permite disponer de una carpa impermeable de supervivencia tan buena como cualquiera de las que se venden en las tiendas. Nota: Un tinte confeccionado con agua y cáscaras negras de nueces teñirá las láminas de Tyvek de un color pardusco muy propio del entorno de los leñadores.
BANDA AMORTIGUADORA CASERA
Los vientos fuertes pueden resultar muy destructivos incluso para el mejor de los refugios de lona. Estos refugios son como velas de barco cuando sopla el viento con fuerza, y si no usamos cuerdas realmente resistentes (como cuerda de paracaídas) se pueden quebrar con facilidad cuando soplen ráfagas fuertes. Cuando para estos refugios de lona se empleen cuerdas de resistencia menor de la que quisiéramos, hay que plantearse acoplar una banda elástica amortiguadora a modo de empalme de los vientos. Consiste en un tramo de goma o cuerda elástica para puenting dispuesta estratégicamente a lo largo de la línea de tensión. Cuando el viento sople con fuerza, la banda amortiguadora soportará los latigazos del aire y conseguirá que el refugio se mantenga en pie. Para empalmar con facilidad y rapidez una de estas bandas amortiguadoras de cuerda de puenting rematadas con ganchos en sus extremos, se pueden atar nudos con gaza a lo largo de las cuerdas. Para tal fin también sirven bandas de resistencia como las que se usan en los gimnasios, gomas elásticas, bandas de cuero para tirachinas o trozos de cámara de neumático.
REFUGIO DE SUPERVIVENCIA CON UNA BICICLETA
Desplazarse en bicicleta conlleva ciertas ventajas. Sirve para avanzar y llegar a los sitios a pesar de los embotellamientos de tráfico, y uno nunca se queda sin gasolina. También puede servir de estructura para montar un refugio con un toldo en ausencia de árboles u otros puntos de anclaje. Aunque son muchas las configuraciones posibles, el dibujo muestra una solución clásica en la que se aprovechan las ruedas como pilares frontales donde se amarran cuerdas para tensar el refugio por delante. Si se tiende del manillar otro toldo más pequeño, hará las veces de vestíbulo, muy útil para guardar cosas o como punto seco para encender un fuego. Véase el invento del capítulo 4 «Tirachinas confeccionado con la horquilla de una bicicleta» para convertir esta parte del cuadro de la bicicleta en un poderoso tirachinas.
CUERDAS (VIENTOS) FOSFORESCENTES
He visto hasta a los leñadores más experimentados tropezar con los vientos de sus tiendas de campaña durante una salida nocturna a la letrina. En una situación de supervivencia, un tropiezo inesperado con los vientos puede tener consecuencias catastróficas: perder un ojo, romperse un hueso, torcerse un tobillo o una muñeca, o sufrir una distensión muscular. Un sencillo cambio de material ayudará a evitar estos accidentes: remplazar los vientos de color oscuro o terroso por cuerda fosforescente de paracaídas. Los vientos de color oscuro son difíciles de ver de noche incluso con el uso de un frontal o una linterna, mientras que las cuerdas fosforescentes no solo son mucho más visibles, sino que brillan todavía más al enfocarlas con un haz de luz. Ventaja adicional: Para evitar tener que ir tanteando innecesariamente al andar cuando reine la oscuridad, es aconsejable remplazar los tiradores de las cremalleras de la mochila y los acolladores del equipo con cuerda fosforescente de paracaídas.
TENSOR IMPROVISADO CON UNA RAMA DE 15 CENTÍMETROS
Este es un truco estupendo para sustituir un nudo tensor cuando se tiende un cabo hacia lo alto con el fin de levantar un refugio entoldado, un toldo canadiense, un cenador entoldado o un tendedor para la ropa. Permite tensar (o destensar) rápidamente y con facilidad un cabo tendido entre dos árboles o dos puntos de anclaje. Se empieza por cortar una rama de 15 centímetros y 2,5 centímetros de diámetro. Para este cometido una vara de madera o un viejo palo de escoba también son perfectos. A continuación, se practica un agujero en cada extremo y del mismo diámetro que la cuerda. Se pasa el cabo de labor de la cuerda por el agujero derecho y luego se rodea con la cuerda el árbol o el punto de anclaje. Por último, se pasa el cabo por el otro agujero en el extremo opuesto de la rama o vara, y se hace un nudo simple por el otro lado para que actúe de tope. Esta configuración permite deslizar la rama arriba y abajo, y tensar el cabo.
REMEDIOS DE ALOJAMIENTO Y CALEFACCIÓN
REFUGIO CONSTRUIDO CON PALÉS
Es posible encontrar palés de madera desechados en casi todos los polígonos industriales, escombreras, astilleros y establecimientos comerciales. Su durabilidad, tamaño y forma los hacen perfectos para un número infinito de posibles refugios. El más fácil de construir es un refugio en forma de A. Se depositan uno o dos palés en el suelo para que sirvan de somier. De este modo, no solo te mantienes por encima del suelo y lejos de la humedad, sino que también se crea una cámara de aire que se puede rellenar con material aislante, como hojas, paja o periódicos. Una vez terminado el suelo, se colocan verticalmente a cada lado dos palés, para que al inclinarlos se encuentren en el medio formando un techo con forma de tienda canadiense. La estructura se cubre con escombros o un toldo impermeable, y también se puede rellenar el interior hueco con material aislante para conseguir unas paredes semisólidas. Como su construcción se basa en paneles, los refugios con palés se construyen en una fracción del tiempo que nos costaría levantar un refugio primitivo normal. Véase el «Arco fabricado con madera de palé» en el capítulo 4 para confeccionar un arco de caza.
COLLARÍN CONECTOR PARA ARMAZONES
Si necesitas una pértiga larga y no la tienes, tendrás que atar dos varas o retoños finos para alcanzar la longitud adecuada. Este es el caso cuando construyes una cúpula mediante un armazón de madera al estilo de los wigwam indios. Si cuentas con escaso cordaje, una solución es usar un bidón de bebida energética recogido de la basura.
Después de cortar la base y la tapa del bidón, tendrás un tubo cilíndrico muy resistente. Usa este tubo a modo de collarín para ensamblar los extremos de las varas. Rodea con cinta adhesiva los extremos para que se deslicen dentro del tubo, uno contra el otro, formando una cuña muy ajustada. Este collarín aguantará sorprendentemente bien y no se dilatará con la humedad, tal como sucede con muchas ataduras. Si el collarín cede un poco, se calienta sobre carbones encendidos o bajo una llama para que se contraiga y se refuerce el empalme.
ESTERILLA PARA DORMIR O REFLECTOR DE FUEGO POR UN EURO
A la venta en la mayoría de las tiendas de todo a un euro, los parasoles reflectores de coche se reconvierten con facilidad en esterillas para dormir si las acompañas de una cama de unos cuantos centímetros de hojas o hierba. No son lo bastante gruesas como para servir de capa aislante, por lo que es necesario añadir material aislante natural o artificial. Su estructura las vuelve mucho más duraderas que la mayoría de las mantas térmicas de supervivencia, además de ser reutilizables y fáciles de plegar y guardar. El Mylar, un material plateado brillante concebido para reflejar los rayos del sol y preservar el salpicadero del coche, es igualmente eficaz a la hora de reflejar y reciclar el calor corporal. Estas esterillas también se usan de cortavientos y para reflejar el calor del fuego si se colocan colgando al fondo de un refugio. Cuando se pliegan y se enrollan, adquieren el tamaño de una lata de refresco.
MESA PLEGABLE PARA EL CAMPAMENTO
En este caso no se trata tanto de una solución para un refugio como de un mueble para el campamento. Los campamentos de supervivencia son muy rudimentarios y a menudo surge la necesidad de contar con algo de mobiliario. Una de las mesas improvisadas más fáciles de hacer que haya utilizado es el pabellón de cuatro patas. Se atan cuatro varas por un extremo con una atadura para trípodes. Se construye así un trípode de cuatro patas. A continuación, se atan dos palos horizontales a cada lado para terminar la armazón de una bonita mesa. Luego, para acabar de completarla, sobre las varas horizontales se disponen, uno junto a otro, unos listones, una tabla o una lámina de plástico o de metal. Esta mesa se fabrica en un periquete, requiere escaso material (solo cuerda y varas) y si fuese necesario se desmontará para trasladarla. Puede servir de antecocina o de mesa para no dejar en el suelo el equipo ni las herramientas.
ESTUFA DE VAGABUNDO CON VELAS
Incluso el calor de una escasa vela puede elevar varios grados la temperatura interior de un espacio pequeño. Es posible fabricar una sencilla estufa de vagabundo con la que capturar e irradiar ese calor. Se ponen boca abajo dos tiestos de barro cocido uno encima del otro. Hay que asegurarse de que el tiesto inferior sea un poco más pequeño para que medien unos dos centímetros entre los dos. Los tiestos se colocan ligeramente por encima de la vela encendida. Una disposición perfecta es apoyarlos a horcajadas sobre dos ladrillos. La vela calienta el primer tiesto de barro cocido, así como el aire que media entre los dos tiestos. El aire caliente asciende por el agujero hasta la base del segundo tiesto. El barro cocido capta, retiene e irradia el calor durante más tiempo que si la vela ardiese al aire libre.
ACUMULADOR DE CALOR MEDIANTE UN CUBO DE METAL
Un acumulador térmico es un sistema de calefacción que utiliza energía eléctrica para calentar ladrillos cerámicos que retienen e irradian calor durante horas. Con un cubo de metal, arena y algunas piedras o ladrillos es posible improvisar un acumulador de calor. Antes de acostarte por la noche, calienta al fuego ladrillos o varias piedras del tamaño de una pelota de tenis. Una vez que estén bien calientes, se meten en el cubo de metal y se rodean de arena. Se tapa el cubo, se mete en el refugio y se deposita encima de una superficie resistente al fuego y alejado de las paredes y del material que forma el lecho. Este acumulador de calor irradiará calor durante toda la noche. Un calefactor de este tipo es más que suficiente para mantener a raya el frío en un refugio pequeño, y te sorprenderá su eficacia.
SENCILLO APARATO DE AIRE ACONDICIONADO PARA CUANDO HAYA APAGONES
Durante los sofocantes meses de verano, los cortes de luz pueden ser mortales de necesidad, sobre todo para bebés y ancianos. En un escenario catastrófico, viajar no siempre es una opción, por lo que a veces hay que refugiarse y esperar a que vuelva la luz y funcionen los electrodomésticos. Con una nevera portátil de poliestireno y algo de comida congelada se consigue un remedio fácil y rápido, un pequeño aparato de aire acondicionado para los apagones. La mejor forma de enseñarte a hacerlo es mediante un vídeo, por lo que he grabado un tutorial que muestra exactamente cómo conseguirlo. Puedes ver el vídeo en www.willowhavenoutdoor.com/makeshift-emergency-air-conditioner.
DESCANSO Y ROPA DE CAMA
SILLA CONFECCIONADA CON UNA SÁBANA
En un campo de supervivencia, no contar con un buen asiento donde sentarse puede resultar muy frustrante, sobre todo cuando el suelo está mojado o cubierto de nieve. He aquí un remedio para improvisar un asiento muy cómodo en unos minutos. Todo cuanto necesitamos son cuatro varas fuertes y una sábana o tela resistente y duradera. Se cortan dos varas de 2 a 2,4 metros de largo y de un grosor de 3,8 a 5 centímetros; luego se corta una tercera del mismo grosor y de 1,2 metros de largo. Se atan las dos varas largas por un extremo con una atadura para bípodes. Se pliega la sábana o la tela por la mitad, se apiñan los extremos y con cuerda se suspende ese extremo de la cruz formada por las varas del bípode. La vara de 1,2 metros se inserta por el otro extremo de la sábana plegada de modo que sobresalga por ambos lados y quede apoyada en las varas largas. Por último, se echa atrás la vara central como un puntal para que aguante la silla y ya puedes sentarte, reclinarte y relajarte.
HAMACA IMPROVISADA CON UNA SÁBANA
Utilizando una sábana y una cuerda, puedes confeccionar una hamaca de supervivencia increíblemente ligera, duradera y fácil de guardar. El quid de la cuestión es cómo atar los extremos de la sábana para que no se raje en plena noche. Se empieza por plegar como un acordeón los cabos de la sábana de ambos lados hasta que se encuentren a medio camino. Llegados a este punto, la sábana debe tener forma de plátano. Se ata una cuerda al extremo usando dos cotes o dos medias vueltas de ballestrinque, dejando que sobresalgan por lo menos 20 centímetros de sábana. Se pliegan estos 20 centímetros y se atan al cuerpo principal de la sábana asegurándolos con un falcaceado. Se crea así con la tela de la sábana una gaza muy resistente, capaz de soportar una carga muy pesada sin rajarse ni rasgarse. Puede verse una serie fotográfica para confeccionar esta hamaca en www.practicalprimitive.com/skillofthemoth/hammock.html.
CATRE ELABORADO CON SACOS DE PIENSO
Las bolsas de arpillera y los sacos de pienso son muy resistentes y duraderos. Su forma tubular también los vuelve muy útiles para confeccionar catres de supervivencia. Se empieza por armar dos trípodes grandes con varas de 1,5 metros de largo. A continuación se deshace el dobladillo del fondo de los sacos de pienso (se necesitan por lo menos dos sacos). Se obtiene así un paño tubular de unos 60 centímetros de ancho, la anchura perfecta para un estupendo catre de campaña. Pasa por dentro de los sacos tubulares dos varas fuertes de 2,18 metros de largo que antes habrás limpiado de ramas y nudos. De este modo se consigue un catre que se tiende entre las patas de los trípodes que armaste con anterioridad. Las dos patas delanteras de los trípodes soportan el catre por cada lado y mantienen tensos los sacos forrajeros por el medio para que puedas dormir cómodamente «lejos del suelo».
TABURETE CONFECCIONADO CON UN NEUMÁTICO
Con tres neumáticos apilados es posible confeccionar un excelente taburete para el campamento gracias a una sencilla modificación. Se agujerea la pared interior del neumático superior perforando la goma cada 7,6 centímetros. A continuación, se encuerda el neumático con cuerda de paracaídas (u otra cuerda resistente), pasándola de un agujero al de enfrente para así crear una trama en forma de estrella extendiéndose de un lado a otro del neumático. Una vez que hayas encordado todos los agujeros, este asiento tejido con cuerda será lo bastante fuerte como para soportar el peso de un adulto medio y será un sitio para sentarse mucho más cómodo que un tronco o un tocón sacados del bosque. Si no dispones de cuerda, se entrecruzan ramas de pino encima del neumático superior hasta que tengan un espesor de 8 centímetros. El enramado ofrecerá suficiente resistencia como para disfrutar de un asiento durante muchos días.
SILLA PLEGABLE DE 85 GRAMOS PARA EL CAMPAMENTO
Es posible confeccionar una fantástica silla plegable estilo hamaca con solo una tela de nailon muy resistente de 90 × 30 centímetros (a la venta en cualquier mercería) y unos metros de cuerda de paracaídas paracord 550. Si tienes la suerte de acampar cerca de un árbol con una rama horizontal resistente, esta silla es una pieza de mobiliario perfecta y, además, cabe perfectamente en un bolsillo de la chaqueta.
Se pasan dos tramos de cuerda alrededor de la rama horizontal y se ata uno a cada lado de la tela de nailon superresistente. Se extiende la tela y ya tienes una silla tipo hamaca perfecta. Se consigue una estructura similar colocando un travesaño sobre dos trípodes grandes para luego colgar la silla de ese travesaño.
1. Según la RAE, en El Salvador, Guatemala y Honduras, el mecapal es la faja con dos cuerdas en los extremos que sirve para llevar carga a cuestas, poniendo parte de la faja en la frente y las cuerdas sujetando la carga. [N. del T.]