Читать книгу Bahía Kismet - Dawn Brower - Страница 8
ÉRASE UNA NAVIDAD
Libro UNO
CAPÍTULO CINCO
ОглавлениеTristan había pedido que se detuviera en Witch’s Brew. ¿Para qué la necesitaba Esmeralda? Holly odiaba estar de tan mal humor, pero todo lo que quería era irse a casa y acurrucarse en el sofá. El Cocoa Crawl había sido un gran éxito. Más tarde esa semana descubrirían qué negocio había sido votado por tener la mejor cocoa. Quizás Esmeralda quería reunirse con ella para cenar. Holly no debía haber alejado a Nicholas. Si hubiera sido más amable, tal vez la hubiera invitado a cenar con él. Ella podría no haber abandonado Serendipity Lane cuando él lo pidió, pero tenía toda la tarde libre.
Holly suspiró y abrió la puerta de Witch’s Brew. Pequeñas luces blancas decoraban toda la tienda. ¿Tristán y Esmeralda finalmente habían decidido poner adornos navideños? Holly los había estado molestando durante más de una semana para que pareciera más festivo. Las luces estaban apagadas en la tienda y solo las pequeñas luces iluminaban. "¿Esme?", llamó ella. No hubo respuesta. Holly se adentró en la cafetería y gritó cuando una gran sombra apareció frente a ella.
"No quise asustarte". Nicholas se acercó a ella. "Quería que esto fuera una buena sorpresa".
¿Tristan y su prima lo habían arreglado? ¿Cómo sabían que estaba interesada en Nicholas? Eso no importaba, pero los cuestionaría la próxima vez que los viera. Había estado deseando pasar la noche con Nicholas y ahora podía. La pregunta era ¿cuánto quería que él fuera consciente de ese deseo? "Todo está bien. Esperaba encontrar a mi prima aquí y fue un pequeño impacto que no fueras Esmeralda".
"Perdóname", dijo. "Pero necesitaba verte de nuevo y parecía una buena idea en ese momento".
Holly se tomó el tiempo de revisar lo que había preparado. Sus flores favoritas: lirios rosados y blancos estaban en un florero en el centro de una de las mesas. Un Riesling blanco estaba puesto a un lado con dos copas de vino vacías. Había tapas sobre dos platos, tal vez para mantener la comida caliente. Si él presentaba todas sus cosas favoritas, ¿cuáles serían las posibilidades de que también tuviera su comida favorita? Holly volvió su atención hacia él. Nicholas se había quitado la camisa manchada de café y la había reemplazado por una azul que era un poco más clara que sus ojos. Su corbata combinaba por completo. Su traje oscuro lo hacía parecer tan elegante que quería arrojarse a sus brazos.
"¿Y bien?". Él levantó una ceja. "¿Todo tiene tu aprobación?".
Ella inclinó sus labios hacia arriba en una sonrisa sensual. "Hasta ahora, sí". Holly se quitó el abrigo de invierno y lo colocó en un gancho cercano, luego volvió su atención hacia él. "Dime qué preparaste para la cena y decidiré si es perfecto".
"Pollo Marsala con pasta integral". Su boca se hizo agua de inmediato. Había descubierto su comida favorita. Nicholas estaba resultando ser el hombre perfecto y eso la asustaba un poco.
"¿Cómo pudiste…?".
"¿Arreglar esto?". Terminó su oración. "Tus familiares fueron muy útiles. Tal vez deberías discutir con ellos los peligros de compartir cosas con personas que no conocen tan bien".
Solo había una razón por la que todos lo habían ayudado. La bahía Kismet estaba haciendo su magia. [Nota de la traductora: Kismet, significa en español ‘destino’]. Nicholas había sido brusco e irritable cuando se encontraron por primera vez. La ciudad no se llamaba Kismet por casualidad. Los fundadores, sus antepasados, habían creído en el destino. Habían sido salvados cuando su barco había llegado ileso a la bahía. Desde ese momento, el área había parecido mágica, y una de las cosas que les atrajo, había sido el amor. Había más en el destino que encontrar un alma gemela, pero una vez que te cruzabas con tu único amor verdadero, no era ignorado. Esa era parte de la razón por la que Ivy estaba tan melancólica todo el tiempo. Gabriel era para ella. Sin él, le faltaba un pedazo de sí misma. ¿Holly era la otra mitad de Nicholas? Su familia parecía creerlo, y Holly también estaba comenzando a hacerlo. Ella sintió un tirón instantáneo hacia él que no podía ignorar. También debió sentirlo un poco para perseguirla tan ansiosamente.
"Los Strange siempre confían en su intuición. No te habrían ayudado si no creyeran que era lo correcto". Ella no quería asustarlo hablando sobre el destino y la magia. Sin embargo, Holly quería hacer una cosa antes de tomar cualquier decisión. Cerró la distancia entre ellos y envolvió sus brazos alrededor de su cuello. "Bésame", exigió ella.
No hacía falta que le dijeran a Nicholas dos veces. Se inclinó y presionó sus labios contra los de ella. Esa magia en la que había estado pensando los envolvió y provocó una mecha que los llevó a ambos a profundizar el beso. Su lengua se enredó con la de ella y ella estaba impregnada de su sabor, como la canela y el chocolate. Los dos ingredientes principales para su cocoa …, Holly gimió cuando su deseo aumentó y quiso desnudarlos a ambos y ver si eran compatibles en todos los sentidos. Aunque se contuvo. Era demasiado pronto para ser tan íntima con él. Holly dio un paso atrás antes de ir por un camino del que podría arrepentirse.
"Eso…".
"Lo sé", le dijo.
Sacudió la cabeza. "Quiero más contigo".
Holly le sonrió y lo suavizó un poco. Nicholas podría llegar a significar más para ella que su propia felicidad. Él podría ser su felicidad. Mantuvo a su hermana Ivy en mente y avanzó con cuidado. "Me gustaría tener tiempo de averiguar qué es esto. ¿Cómo podemos hacerlo cuando vives en la ciudad?".
"No sé", respondió con sinceridad. "Pero quiero intentarlo si estás dispuesta".
Holly asintió con la cabeza. "Lo estoy".
Nicholas la atrajo hacia sus brazos y la abrazó con fuerza. "Nunca esperé encontrarte cuando llegué a la ciudad con Gabriel, pero me alegro de haberlo hecho. Más tarde, le diré que no quiero irme con él. Me voy a quedar en la bahía Kismet para las vacaciones. El resto, lo resolveremos a medida que avancemos".
Holly le devolvió el abrazo y cerró los ojos. Había conseguido su mayor deseo y no iba a desperdiciarlo. Las historias tenían que comenzar en alguna parte y esta era para ella y para Nicholas su: érase una vez una Navidad …