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Parque San Pío
Los parques y la ciudad
La historia de los parques en las ciudades se remonta a tiempos inmemorables, en los que civilizaciones como las de los egipcios, los griegos y los romanos, entre otras, privilegiaban el disfrute de los jardines y las áreas verdes para un grupo de élite; hacia el siglo XVII los jardines de Versalles ejemplifican esta cultura. Esta tendencia prevaleció hasta la Revolución Industrial, cuando la urbanización de la población generó una dinámica social y económica marcada por el deterioro de las condiciones de salubridad en las ciudades. Así, por ejemplo, la epidemia del cólera en el siglo XIX en Inglaterra fue una muestra del desequilibrio existente entre el hábitat humano y el medioambiente físico.
Se hizo entonces evidente que las condiciones en que vivían las personas explicaban las disparidades en la morbilidad y la mortalidad entre los ricos y los pobres, por lo que se formuló una nueva legislación en la que los sistemas de agua limpia, la eliminación de aguas residuales y las mejoras en las viviendas contribuirían a mejorar la salud de las personas. De manera complementaria, se estableció, además, que los parques debían ser un espacio público destinado a las personas de todas las clases sociales, para que pudieran disfrutar del sol, de los árboles y del aire puro.
La creación de los primeros parques públicos, financiados con recursos públicos, se registró en Inglaterra con el Parque Birkenhead (figura 1), como un espacio destinado, entre otras funciones, a contribuir a la salud de la comunidad, cultura que se ha venido expandiendo para dar lugar a los espacios verdes, declarados como una necesidad pública. Desde este punto de vista, tanto los parques como los espacios verdes son un patrimonio cultural que va más allá del entorno físico, son un medio de encuentro y de convivencia ciudadana.
Figura 1. Diseño del Parque de Birkenhead por Joseph Paxton (Inglaterra, 1843).
Tomado de: http://jardinshistoricosbrasileiros.blogspot.com.co/2015/07/birkenhead-park-e-o-parque-publico.html
Esta propuesta fue acogida por Frederick Law Olmsted, diseñador del Parque Central de Nueva York (figura 2), quien planteó que con los parques es posible contribuir a mejorar los problemas de salud de las personas mediante el disfrute de tiempo al aire libre.
Figura 2. Planos del Parque Central de Nueva York.
Tomado de: https://www.google.com.co/imgres?imgurl=http%3A%2F%2Fnewyorkhistoryblog.org%2Fwp-content%2Fuploads%2F2014%2F11%2Fcentral-park-map-1863.jpg&imgrefurl=http%3A%2F%2Fnewyorkhistoryblog.org%2F2014%2F11%2F24%2Fnyc-original-central-park-plan-on-exhibit%2F&docid=tjgxxuab62SLAM&tbnid=QC4RwetUGY-iNM%3A&vet=10ahUKEwiu0t-or7HZAhVStlkKHbQWC7EQMwgyKAAwAA..i&w=760&h=562&bih=593&biw=1350&q=planos%20parque%20central%20park%20new%20york&ved=0ahUKEwiu0t-or7HZAhVStlkKHbQWC7EQMwgyKAAwAA&iact=mrc&uact=8
Es así como hoy en día se reconoce que los parques son de uso colectivo y actúan como reguladores del equilibrio ambiental, son elementos representativos del patrimonio natural y se destinan a la recreación, la contemplación y el ocio de los ciudadanos. Asimismo, contribuyen a la conservación de los recursos naturales y del ecosistema, reducen la contaminación atmosférica, fomentan la equidad entre los habitantes, aportan a la preservación de la memoria histórica, generan y preservan la identidad en las comunidades y benefician la salud y la calidad de vida de los ciudadanos.
Entre los beneficios para la salud de las personas, se ha encontrado que vivir cerca de un ambiente natural, como los parques, contribuye positivamente a mejorar la salud sicológica, reducir el estrés percibido y aumentar la percepción de bienestar. Asimismo, fomentan la práctica de actividad física en todos los grupos etarios.
Se ha demostrado también que la conservación de los espacios abiertos y la creación de infraestructura verde a gran escala, y no solo en los vecindarios, tienen un impacto positivo sobre la salud pública y la calidad de vida de la población. Por lo tanto, la accesibilidad sin restricción alguna a los parques, espacios verdes y naturales debe ser considerada una prioridad para quienes están encargados de tomar decisiones relacionadas con el espacio público y la conservación de los recursos naturales.
Los parques facilitan la interacción social, y esto contribuye a la cohesión de la comunidad, a crear sentimientos de orgullo y a aumentar el capital social, derivado de los vínculos sociales y las conductas saludables de las personas que los visitan y utilizan. Este capital social se entiende como las relaciones que se establecen entre los habitantes y que además facilitan la actividad productiva, que también contribuye al bienestar del ser humano.
La recreación al aire libre conlleva beneficios económicos directos e indirectos, representados por el aumento en el valor de las propiedades. Adicionalmente, los parques juegan un papel importante en la preservación y la purificación del medioambiente, puesto que los árboles en las áreas urbanas reducen la polución del aire, absorben contaminantes gaseosos y los eliminan de la atmósfera.
Por lo anterior, es claro que la disponibilidad de los espacios señalados contribuye a una dinámica de responsabilidad social y cuidado de lo público, a mejorar la convivencia, la tolerancia y la salud, mediante la adopción de un comportamiento más activo de la población que se refleje en la calidad de vida de los habitantes.
Espacio público en las ciudades colombianas
El espacio público se ha definido como un «conjunto de inmuebles públicos y los elementos arquitectónicos y naturales de los inmuebles privados, destinados por su naturaleza, por su uso o afectación, a la satisfacción de necesidades urbanas colectivas que trascienden, por lo tanto, los límites de los intereses individuales de los habitantes».
No obstante, en muchas ciudades colombianas se privilegia la construcción de autopistas y puentes, que benefician a los propietarios de vehículos, pero poco se avanza en la construcción de ciclorrutas, parques y andenes que sean para el uso del público en general. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible señala como un problema adicional los cerramientos ilegales de las zonas verdes, realizados por los vecinos y los urbanizadores de predios, puesto esto impide su uso como espacios públicos para la recreación.
El uso de los parques es de vital importancia, ya que posibilitan el logro de altos índices de calidad de vida urbana y ofrecen espacios de esparcimiento y acercamiento con el medioambiente natural. En Colombia los parques, las plazas y las plazoletas hacen parte de los componentes del espacio público efectivo, a diferencia de las circulaciones peatonales y vehiculares.
Los parques pertenecen al tipo de espacio público destinado a la articulación social y a la recreación, y están definidos por el Ministerio de Ambiente así: «Espacio verde, de uso colectivo, que actúa como regulador del equilibrio ambiental; es elemento representativo del patrimonio natural y se destina a la recreación, contemplación y ocio de los ciudadanos». Es por ello que estos espacios cobran cada vez mayor relevancia, debido al derecho que poseen los ciudadanos del acceso al deporte y a la recreación, así como a la creciente necesidad de preservación del espacio público en las ciudades.
Con el incremento de estilos de vida sedentarios, que afectan a las poblaciones urbanizadas, los parques toman una especial importancia, debido a que son espacios accesibles a los ciudadanos, y contribuyen a la práctica de actividad física en el tiempo libre.
Bucaramanga, “La Ciudad de los Parques”
La creación de los parques en Bucaramanga se dio a principios del siglo XX, producto del esfuerzo y la gestión conjunta de varios grupos humanos, con diversidad de intereses, que facilitaron la adquisición de terrenos para su construcción. Sin embargo, no se concibió desde un principio la visión de los parques como espacio público. Entre 1920 y 1930 la creación de estos espacios se dio a partir de iniciativas privadas, aportes voluntarios y decisiones gubernamentales del momento, con el ánimo de embellecer algunas áreas de la ciudad y hacer un homenaje a algunos personajes históricos. Así nació, por ejemplo, el Parque Santander (figura 3), en honor al célebre militar y político colombiano Francisco de Paula Santander. Con el tiempo, la creación de varios parques contribuyó a la identificación de la ciudad con el apelativo de “La Ciudad de los Parques”.
Figura 3. Parque Santander, Bucaramanga, 1928.
Tomado de: http://www.colarte.com/colarte/foto.asp?idfoto=284623
La presencia de los parques en la ciudad ha contribuido a generar un sentido de pertenencia en sus habitantes, a partir del desarrollo de actividades en los barrios donde se encuentran ubicados, y les ha permitido reconocer los parques como parte del espacio público.
Un análisis realizado en 2009 por Murillo presenta la situación de los parques de la ciudad, y llama la atención sobre la necesidad de desarrollar compromisos interinstitucionales e interdisciplinarios para la creación, el sostenimiento y la preservación de los parques de la ciudad, como parte del espacio público, pues, a pesar de que Bucaramanga cuenta con 4,5 m2/ habitante, está muy lejos de las cifras internacionales que recomiendan entre 10 y 15 m2/habitante.
Si a esta situación del espacio público se le suma la creciente urbanización, en la que se privilegia la construcción de vivienda, la apertura de vías para transporte vehicular y el desplazamiento de la población hacia las zonas urbanas, que se espera llegue al 80 % para 2020, la situación del espacio público, las áreas verdes y los parques de Bucaramanga podría verse comprometida, lo que generaría un riesgo antrópico, con transformación del paisaje, pérdida de la biodiversidad, la calidad del aire y el recurso hídrico.
En este sentido, Murillo plantea en su publicación lo siguiente: «La creación y la administración de los parques en la contemporaneidad deben estar sujetas a responsabilidades múltiples, de presencia permanente y decidida de los agentes de relación directa o indirecta, desde lo público hasta lo privado, pasando por la inclusión de responsabilidades provenientes de una ciudadanía educada, promoviendo el acontecimiento vital de lo público y gratuito con calidad. Precisamente la construcción de la ciudad debe sumar positivamente en la recuperación del tejido social, en donde el concepto de lo público se valore como el patrimonio fundamental de expresión y calidad de vida de la población».
Es claro entonces que los parques son un bien general, que pertenecen a todos y brindan la oportunidad, especialmente a quienes no tienen acceso a lugares privados, de disfrutar de áreas para el ocio, la recreación, la socialización y el contacto con la naturaleza.
Por lo anterior, esto se constituye en un asunto de equidad. Los espacios verdes y la arquitectura de estos espacios deben estar disponibles para toda la población, pues sus efectos positivos sobre la salud mental y física de las personas son indiscutibles.