Читать книгу ¿Al diablo con el amor? - Diego Goldemberg - Страница 11
ОглавлениеCapítulo 4
A ver por donde querés que empiece, luego de habernos visto nosotros me amigué con ella, huy que bueno dice Roberto sonriendo, no tanto le digo yo, duramos 4 meses, pero… ¿Ahora qué pasó? Fue muy simple después de estar solo casi todo el verano comenzamos a comunicarnos telefónicamente, hasta que un día ya cansado de hablar y que no sucediera nada le digo a ver ¿Decime algo? contame, ¿Para qué me llamás si no querés volver conmigo?, ¿Por qué te hace mal hablar? Me pregunta ella, a lo que le respondo, la verdad que a esta altura de mi vida no me interesa perder tiempo en ilusionarme con algo que no va a suceder. Ella accedió a tomar algo, pero esta vez el encuentro iba a ser en un bar cerca de su casa. Nos vemos y estaba radiante como siempre, pero sus ojos mostraban tristeza, como de alguien que estaba sufriendo por dentro, entramos al bar en cuestión y nos ponemos a hablar para tener idea de que había sucedido y ella me dice ¿Sabés que pasa? En abril me voy a Italia y la idea es que si sale todo bien me quedo a vivir allí, como nada me ata en este país no quiero lastimar a nadie y prefiero irme con el mejor de los recuerdos. Yo le respondí, mirá Sil esto es muy simple, faltan 6 semanas para que te vayas a ese país, te propongo lo siguiente, que sigamos juntos hasta que te vallas, después que sea lo que Dios quiera y, ¿Qué pasó? pregunta Roberto con una expresión en su cara de ser alguien que le interesa la historia que le estaban contando. Siguiendo con el relato, ella me mira con esos ojos angelados, me sonríe, salta la mesa y me da un beso en la boca que jamás olvidaré, nos fundimos en algo que fue mágico como cada uno de nuestros encuentros.
Roberto se emociona al escuchar mi relato, que linda historia me dijo, a lo que le digo no tanto, ¿Por qué? Me pregunta el periodista. Ya no éramos los mismos.