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Introducción

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Durante la época en la que Colombia estaba viviendo su proceso de transformación en un Estado independiente, luego de la Colonia, fueron importados de Europa, en especial de Francia, un conjunto de prácticas llamadas buenos modales. Estas se hallaban contenidas en libros titulados manuales de urbanidad, los cuales estaban destinados a servir de guía para el aprendizaje de sus principios en la escuela y en la casa y la puesta en práctica de estos en la vida diaria.

En un contexto como el de la época, la urbanidad resultaba novedosa e iluminadora a los nuevos objetivos constructores de Estado, ya que los manuales prometían educar, de tal forma que sus receptores terminaran adquiriendo la denominada fisonomía propia de la civilización, enmarcada bajo las maneras del trato cortés. De ese modo, al comparar a esa Europa limpia, trazada, delineada y rítmica de mediados del siglo xix con los espacios sucios y las gentes desaliñadas que deambulaban desordenada y escandalosamente por el territorio colombiano, los sujetos de entonces vieron en las buenas maneras un importante punto de partida para empezar a modelar ese Estado y, sobre todo, esas personas, a fin de que a los dos se les pudiera llamar civiles.

Tan grande fue el fenómeno de la urbanidad que sus textos y sus lecciones se difundieron por esporulación y, así, atravesaron la variopinta geografía física y humana de Colombia y los embates de los tiempos que se vivían entonces. Tal fue el impacto de los nuevos usos sociales que estos se anunciaron no solo como lo adecuado para saber vivir la vida, sino también, y sobre todo, como lo natural y lo obvio. De tanta envergadura fue la huella que estos modales dejaron que se asumió que su presencia iba a asegurar la paz y la sana convivencia y que su ausencia iba a equivaler a caos.

A la urbanidad parece atribuírsele un poder productor, transformador y salvador de la humanidad. Por ello hoy se extraña. Los buenos modales son echados de menos como si fueran garantía de un mundo mejor. Las buenas maneras se evocan como principio de organización, método, puesta-en-el-lugar-correcto de los objetos y de los cuerpos. Es como si, actualmente, se estuviera perdiendo un tesoro cuyo valor todavía no se hubiera reconocido en todo su esplendor. De ahí que se hable y se busque rescatarlo del olvido para, así, salvar a la pobre humanidad del abismo de la indecencia.

Desde el clásico papel de la filosofía, consistente en dudar de todo, esas actitudes que, en ocasiones, se tienen hacia la urbanidad resultan sospechosas. Tal sospecha lleva a emprender un examen filosófico que implique sumergirse de lleno en lo que se intuye que es todo un proceso productivo de subjetividad, el cual luce ser desempeñado por la urbanidad de forma efectiva en la sociedad colombiana o, por lo menos, en parte de ella. Dicho proceso parece: 1) comenzar con la enunciación de la norma que lo regula; 2) pasar por la aprehensión de ese contenido por parte de los cuerpos hasta el punto de producirlos; y 3) terminar en la observancia constante de esa norma. Ello último, en calidad de sujeto producido que, eventualmente, se puede desviar de su cauce disciplinante y disciplinado. Durante tal momento de permanente verificación, se puede escuchar a ese cuerpo producido expresando amor, devoción y credulidad absoluta por esos enunciados que lo produjeron. Todo lo anterior debe estudiarse y explicarse, hasta donde sea posible, empezando por el germen de su supuesta naturalidad y obviedad, lo cual es lo primero que resulta necesario someter a franca duda.

A partir de la interpretación que el autor de este trabajo hace de las características del contexto presentado con anterioridad, este libro se dedica a responder un conjunto de preguntas que aparecen formuladas en el primer capítulo, las cuales giran alrededor de la preocupación por los procesos de subjetivación humana. La contestación de dichos interrogantes se emprende a la luz de los referentes conceptuales que el trabajo filosófico del pensador francés Michel Foucault brinda en calidad de caja de herramientas, como él mismo lo llama.

Esta introducción, por su parte, busca hablar de varios asuntos que resultan productivos para abrir la discusión: 1) cómo tiene lugar la delimitación y la escogencia de los problemas de los que se ocupa todo este texto; 2) cuáles son las elecciones metódicas por las que opta; 3) las tensiones que se evidencian entre marco teórico y material empírico; 4) los resultados precisos de la lectura del caso práctico bajo examen, de cara a los conceptos de archivo, biopoder (biopolítica y anatomopolítica), disciplina, cuidado de sí y código moral, los cuales son abordados en la obra de Foucault; y 5) los vacíos y dificultades avizorados a lo largo de la investigación y aspectos que se pueden trabajar en futuros estudios.

Ir avanzando en el ejercicio de sumergirse en las profundidades del proceso productivo de sujetos que desarrolla la urbanidad permite pensar en múltiples posibilidades de análisis. De entrada, es necesario reconocer que en el caso propuesto hay eventuales problemas que se pueden trabajar desde la filosofía a partir de la hermenéutica, la estética, la ética, la filosofía política e, inclusive, la filosofía del lenguaje. Ante tal situación, es muy factible caer en la tentación de abarcar múltiples discusiones y, además, tratar de acercarse a ellas en todas sus implicaciones.

Para evitar este tipo de dificultades, el presente trabajo establece como objetivos únicamente unos pocos bien definidos (ver capítulo 1). Así mismo, delimita sus pretensiones a solo unas apuestas argumentativas y no a todas las posibles. Por tal razón, la investigación se dirige a responder preguntas que se consideran nucleares para lograr un estudio medianamente completo de la urbanidad. Por supuesto, habrá muchos interrogantes valiosos que de seguro se quedan por fuera de aquí; pero era necesario apuntarle a responder un grupo preciso de cuestiones, a pesar de los riesgos que esto trae consigo. De igual forma, se reconoce desde ya que los asuntos tratados en el trabajo pueden ser objeto de mayor profundidad, solo que toda investigación requiere también su punto final.

Como pudo notarse párrafos arriba, la primera opción que se tomó fue la de emprender el presente estudio con base en la metodología de trabajo que proporciona la obra del filósofo francés Michel Foucault. En segundo lugar, las preguntas de investigación se formulan bajo ese referente de estudio filosófico. En tercer lugar, las respuestas a dichas preguntas se trabajan a partir del concepto de biopoder, acuñado por dicho autor. De este modo, el segundo capítulo aborda los interrogantes que gravitan en torno a la existencia, en la urbanidad, de aspectos biopolíticos. Seguidamente, el tercer capítulo se ocupa de asuntos de orden anatomopolítico, identificados en dicha tecnología de poder disciplinante, así debe llamársele desde ya.

La aproximación que se acaba de hacer abre la puerta a trabajar con base en conceptos que, en efecto, guían la investigación. A la par, también se es consciente de que estos pueden aumentar el trabajo hasta el punto de hacerlo entrar en serios aprietos. Para afrontar tal riesgo, el desarrollo que se verá en adelante trata siempre de que tales conceptos: 1) sean referentes valiosos para analizar el archivo del que se dará cuenta a continuación; y 2) sean los precisos para poder reconocer, como de hecho ocurre, que el caso bajo análisis pertenece a un campo de enunciación específico, con el contexto y características que le son propias. Con tal precaución metódica, se avanza en la investigación y da lugar a que se pueda aplicar, como caja de herramientas, parte de la metodología de análisis propuesta por Foucault. Por supuesto, la obra de Foucault es un conjunto conceptual con desplazamientos, continuidades y discontinuidades. Sin embargo, algunos de dichos conceptos no fueron empleados en este libro debido a las mencionadas particularidades del archivo, que son las que gobiernan la investigación.

La exploración de los conceptos de la obra de Foucault es determinante para este estudio, sin embargo, se presentaron tensiones entre estos y el material de trabajo. Una primera tensión para la aplicación del mencionado filósofo francés está en el aparente gran protagonismo del Estado y la élite colombiana en la emergencia y difusión de los enunciados de la urbanidad. Una segunda tensión tiene que ver con los posibles rasgos de cuidado de sí en la urbanidad. Ambas situaciones constituyen retos conceptuales y de aplicación. Pero las dos llevan a la posibilidad de problematizar sobre los primeros hallazgos, abrir nuevos interrogantes, abordar nuevos puntos de análisis y hacer una mejor aplicación del pensamiento de Foucault.

Las fuentes primarias como la bibliografía secundaria muestran un alto protagonismo del Estado en la emergencia y difusión de los enunciados de la urbanidad en el periodo seleccionado para la investigación. Así mismo, el material muestra una alta incidencia de la clase alta colombiana en estos procesos, lo que daría la apariencia de que la incipiente élite de la época fue la abanderada de la urbanidad y el punto referencial de los procesos que se dieron alrededor de la dispersión de sus enunciados por el tejido social.

Lo anterior, en un principio, pareciera ir en contra de la posibilidad de aplicar a Foucault al análisis del caso, ya que este autor se interesa por dejar de ver el poder en términos jurídicos, es decir, al Estado como la fuente de la cual emana el poder y a ciertas prácticas como el resultado de la dominación de clase. De todas formas, ese primer reto, prácticamente, dio lugar a las distintas problematizaciones presentes en la primera parte de esta investigación, lo que enriquece el análisis, permite mejores discusiones y hace posible una mejor aplicación del marco teórico filosófico escogido, precisamente por su compatibilidad con las características de la urbanidad. En ese sentido, se puede reconocer a un Estado y a una élite, ambas en construcción: una élite que aún estaba tras la conformación de sus características e identidad y un Estado que empezaba su proceso de establecimiento, razón por la cual este no alcanzaba la complejidad de un dispositivo de seguridad.

Las prácticas asociadas a la urbanidad, de otra parte, hacen, en principio, posible concluir que estas dan lugar a una tecnología de orden estrictamente disciplinario y que, en ese sentido, su labor productiva solo se puede mirar desde la perspectiva de la sujeción sujetante. Incluso, desde el punto de vista macro, el componente mestizo, el afán de civilización y la construcción de ciudadanía fortalecen en este libro una mirada de la urbanidad desde la disciplina. No obstante, si se ahonda en el análisis de los enunciados de la urbanidad y se pone atención en lo más detallado de sus prácticas es posible encontrar en esta ciertos rasgos de cuidado de sí. El reto, en este caso, es ser consciente de las claras distinciones y continuidades que hay entre disciplina y cuidado de sí y, de esa manera, tener precaución de no ir a mezclar estos dos modos de producción de sujetos que, en determinadas circunstancias, pueden coincidir; pero que son diferentes el uno del otro. Por ello mismo, un mayor reto lo constituye comprender la existencia de ciertos puntos de contacto entre ambas formas productivas de subjetividad y ponerlas de presente en la investigación, con precaución.

Los resultados de la aplicación de Foucault al caso propuesto son variados. Estos pueden verse desde cinco puntos de referencia: 1) el archivo; 2) el biopoder (biopolítica y anatomopolítica); 3) el cuidado de sí; 4) la disciplina; y 5) el código moral, como se verá en los siguientes párrafos.

El principal resultado de ver la urbanidad desde su propio archivo consiste en tener a la mano de este estudio la metodología de trabajo propuesta por un filósofo en particular. Tal método permite reconocer que los enunciados de la urbanidad estuvieron localizados en un espacio general y en un tiempo, lo cual muestra unas características particulares inequívocas. A pesar de que las variadas tecnologías productivas de subjetividad tengan puntos de contacto entre sí, en razón a sus similitudes, también es necesario reconocer que tienen diferencias que permiten reconocerlas y distinguirlas de otras. Esto implica retos investigativos y aplicativos. Al respecto, las mismas advertencias de Foucault permiten identificar esos rasgos individuales de la tecnología de la urbanidad y ponerlos de presente como fortaleza del trabajo. Estas diferencias, lejos de dar al traste con la investigación, robustecen sus hallazgos. En efecto, no se trata de calcar a Foucault en la urbanidad, sino de aplicarlo. Esto implica evidenciar, mencionar y resaltar que a cada archivo le corresponden unas instancias de enunciación, una focalización espacial y temporal, un contexto histórico y unos rasgos particulares dentro de su dinámica interna y en comparación con otros archivos diferentes. Este resultado permite una mejor presentación del archivo y un análisis más riguroso. De hecho, la escogencia de los conceptos y las apuestas interpretativas y argumentativas se basaron en el archivo, que es el que muestra las condiciones de emergencia y circulación de los enunciados de la urbanidad y es el que prevalece y guía este estudio.

El estudio de la urbanidad a partir del biopoder no solo constituye una apuesta metodológica y de distribución de los capítulos de este libro, sino también da lugar al logro de resultados importantes dentro de la investigación. De ese modo, es posible ver cómo la urbanidad sirvió como elemento para la conformación del Estado colombiano. Eso sí, un Estado, primero, en vías de conformación y, segundo, en vías de modernización, distante en sus componentes constitutivos al viejo modelo vertical de poder político del que se separa Foucault; pero que todavía no llegaba a alcanzar los complejos procesos del dispositivo de seguridad, según se reitera. En todo caso, que el Estado sea el nuevo Estado independiente y no el viejo Virreinato o la vieja Colonia permite adentrarse en una complicada dinámica de relaciones dentro de las cuales el papel de la urbanidad es importante. Tal rol de la urbanidad fue central en la construcción de la ciudadanía, lo que pudo ser avizorado a partir del componente de raza traído por Foucault en sus análisis.

Dentro del presente estudio es posible ver cómo el Estado y el derecho se hacen instrumentos y elementos del complejo juego de relaciones que dio lugar a la emergencia y circulación de los enunciados de la urbanidad en la Colombia del periodo seleccionado. En tal orden de ideas, es posible ver cómo ese Estado, si bien fue tan relevante para la puesta en práctica de la urbanidad, no fue la fuente como tal de dichos procesos. Así las cosas, aunque es cierto que el Estado y la gubernamentalidad están presentes en el campo de enunciación creado por los manuales, también lo es que la importancia de dicho material educativo se deriva de la genealogía de los procesos de subjetivación y de la manera como se comportó la historia de las instituciones locales durante la segunda mitad del siglo xix. A ello se une, inescindiblemente, afirmar con toda fuerza que el proceso de formación del Estado colombiano durante la época en comento también conlleva procesos de subjetivación y no solo proyectos de diseño político-institucional: el Estado hace parte de la historia de quienes somos.

El análisis general de algunos de los conceptos acuñados por Foucault resulta en el referente directo para escudriñar el archivo hasta el punto de encontrar allí los rasgos más importantes de la disciplina. La lectura minuciosa de los manuales de urbanidad, el análisis riguroso del material que da cuenta de la existencia de prácticas asociadas a la urbanidad en el tejido social y la aplicación de Foucault al estudio de estos elementos fue lo que permitió llevar a cabo el ejercicio. La retícula disciplinar es expuesta con minuciosidad de cara al archivo. Esto implica el estudio genealógico del tipo de sujeto que se propone producir la urbanidad en general y de los modelos específicos de sujeto que esta construye. Todo ello envuelve la apuesta argumentativa de ver la disciplina como el rasgo preponderante en la urbanidad: la urbanidad es una tecnología en la que sobresalen los elementos disciplinarios, tanto en lo micro, como en lo macro. Por supuesto, sin negar la existencia de otros elementos que escapan a la disciplina, los cuales están involucrados allí mismo.

Aquellos elementos que en la urbanidad escapan a la mera disciplina pueden verse a partir del cuidado de sí. Por supuesto, el trabajo le apuesta a afirmar que la urbanidad no es una tecnología del cuidado de sí. El manual de urbanidad no es el relato de, por ejemplo, aquel que cuida de sí y cuenta las vicisitudes de una experiencia que ya está en sí mismo. El manual es un conjunto de prescripciones que van a ser objeto de práctica después de su lectura. Aun así, vale la pena aclarar que tampoco se asevera que la urbanidad sea tajantemente una tecnología disciplinaria. Lo que se define, en orden de la discusión, es que la urbanidad es una tecnología modelizante. Así, el uso del concepto de modelización permite aproximarse a los rasgos de cuidado de sí que hay en la urbanidad. Entonces, como se acaba de ver, a la tecnología de la urbanidad le corresponden ciertos atributos del cuidado de sí, aunque lo que prepondere en ella sean las características disciplinarias. Tales rasgos son analizados a partir de la distinción entre código moral y cuidado de sí. Igualmente, es posible ver estos rasgos a partir de la diferenciación entre tecnología de poder y tecnología del yo. De este señalamiento lo decisivo para la investigación está en los cruces que hay entre tecnologías basadas en una moral de código y tecnologías de cuidado de sí. Si no fuera por la existencia de estos cruces, no sería posible pensar la urbanidad como tecnología modelizante. En ese sentido, puede verse cómo, de cierto modo, la urbanidad puede ser, en algunos momentos de su puesta en práctica, un arte de la existencia cuyos enunciados requieren un ejercicio de interiorización. Allí hay unos puntos de cruce entre los palpables rasgos disciplinarios de la urbanidad y sus tenues rasgos de cuidado de sí. En ese orden de ideas, la apuesta argumentativa está en poner de presente esta posibilidad, pero sin renunciar a ver la urbanidad como una tecnología más que todo cercana a la disciplina.

A pesar de los logros mostrados anteriormente, la misma complejidad de la tecnología de la urbanidad no permite que en un solo trabajo se concrete y se solucione todo. Ello da lugar a pensar en los vacíos, dificultades y pendientes que, honestamente, también resultan ser características del estudio. Aquí, dos ejemplos.

Hay muchos datos con los que no se cuenta, a pesar de que se logró recaudar un buen material de archivo. Desafortunadamente, buena parte del material útil para la investigación no está ordenado en las bibliotecas y, además, puede que mucha información importante esté dispersa en distintas fuentes provenientes del siglo xix. Esta realidad hace difícil abarcar con mayor profundidad asuntos como la difusión de la urbanidad en el campo, en las haciendas y en territorios indígenas, de negros, etc. A pesar de eso, este estudio se preocupa por estos temas con las herramientas con las que cuenta y por eso habla de las inefectividades y también de las resistencias, que no son prácticas de libertad, sino tenues prácticas de liberación.

Queda abierta la puerta a pensar en un conjunto de reflexiones más acabadas acerca del presente de nosotros mismos. Los límites de esta indagación, los cuales se acotan en atención a la necesidad de afrontar el latente riesgo de que el trabajo progresara ad infinitum, implican una apuesta a pensar en el presente del archivo como tal. Esto se hizo en consonancia con los trabajos del mismo Foucault, quien no traslada, directa y necesariamente, sus análisis a una reflexión sobre su propio presente; pero deja elementos de juicio para una ontología de nosotros mismos. A pesar de eso, la investigación sí asume una justificación que hunde sus raíces en este presente, ya que las inquietudes que dieron lugar a este libro surgen es de la actualidad, asunto que fue puesto sobre la mesa de debate inmediatamente al comienzo de esta presentación y que es retomado en el primer capítulo y en las conclusiones.

Tras la investigación, se abre la posibilidad de emprender nuevos análisis de carácter filosófico sobre estos asuntos que antes fueron abordados, más bien, desde otras áreas del conocimiento. En ese sentido, la investigación logra una aplicación y una problematización de sus primeros hallazgos a partir de una metodología de trabajo filosófico propuesta por un autor en particular. Sin embargo, quedan, como en toda investigación, puntos que pueden seguir siendo trabajados y aspectos nuevos que pueden ser abordados a partir del marco teórico escogido o de otros marcos correspondientes a otros pensadores. Por lo pronto, se cumple con el propósito de abordar un caso aplicado por medio de un autor de la filosofía con el fin de plantear e intentar resolver ciertas preguntas. En otras palabras, el trabajo no se contenta con evaluar esas preguntas desde posibles respuestas, sino que también se preocupa por problematizar dichas respuestas para proporcionar elementos para una mayor discusión y proponer un debate mucho más fructífero. Allí entran elementos que giran alrededor de esas particularidades tan problemáticas y difíciles de analizar, como son las correspondientes a las mismas características del caso escogido.

Resta por aclarar que el presente libro conserva el formato para el cual fue ideado inicialmente. En su momento, este escrito surgió como una tesis para optar al título de magíster en filosofía. Por tal razón, el lector encontrará, en primer lugar, pasajes reconstructivos y de exégesis de la obra de Foucault. Se espera que esos acápites sean de valor para quienes no han ahondado en el pensamiento de este autor, pero, desde su disciplina, buscan encontrar en este a un texto que se sustente por sí solo y contenga todos los elementos necesarios para ser comprendido. En segundo lugar, y por la razón antes anotada, quien lea este trabajo encontrará aclaraciones y precisiones de carácter metodológico, las cuales se van reiterando en el correspondiente capítulo. Estas también buscan servir de andamiaje para la sostenibilidad y credibilidad del examen aplicado, que es el centro de la investigación.

Por último, se espera que este trabajo resulte en una guía y en un abrebocas para quien, desde la filosofía u otra ciencia humana, quiera continuar con los estudios que aquí se plantean. Como se dijo páginas atrás, la amplitud del tema escogido es tal que se hubiera corrido el riesgo de proponer una investigación ya demasiado extensa y, por tanto, de difícil manejo. Sin embargo, hay varios puntos de discusión que pueden tener un mayor desarrollo. Por ejemplo, la aproximación a la urbanidad a través del concepto de cuidado de sí es uno de ellos. Una de las afirmaciones centrales de este libro es que la urbanidad goza, más que todo, de rasgos disciplinarios. Esta apreciación no implica descartar rasgos de cuidado de sí en dicha tecnología productiva de subjetividad, al no haber fronteras estrictas entre disciplina y cuidado de sí. Tal asunto puede ser materia de futuras investigaciones. Otra opción puede ser la de analizar la dispersión de la urbanidad a partir de la noción de gubernamentalidad. Ambas cuestiones requieren acudir a otras de las obras de Foucault y a diferente bibliografía complementaria.

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