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Capítulo 4
Más allá del quinto ciclo maya
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Burke no dejaría perder la oportunidad para cuestionar los puntos de vista del doctor Smith. El tema de los mayas era algo que le interesaba mucho.
–Señor Smith, ¿qué piensa usted sucederá en el fin del quinto ciclo? –indagó Burke.
Smith lo miró y se sonrió.
–Creo que será una época de grandes cambios. Por lo que debemos estar atentos. Los mayas parecían conocer algo de antemano sobre este asunto. –dijo Smith
–¿Ya notaron esto? –dijo interrumpiendo uno de los ayudantes de Smith señalando la tapa del sarcófago.
–¿A que te refieres? –indagó Smith.
–Me refiero a esas imágenes que aquí se muestran. Parecen formar la figura de un hombre montado en una extraña nave. Como si se tratara de un hombre del espacio. –argumentó el ayudante.
Los ojos de todos se fijaron en la tapa del sarcófago.
–Sin duda alguna tenemos aquí un enigma por resolver. Pero antes de sacar conclusiones o afirmar que su argumento es cierto, es decir, antes de afirmar que hace siglos los mayas parecieron mostrar evidencias de un conocimiento que parece ser obtenido del más allá, tenemos que remontarnos al patrón de significados de esos símbolos. –afirmó Smith.
–Entonces, ¿qué significado tienen estos símbolos que se encuentran en la tapa del sarcófago? –preguntó Burke.
–Bueno, recordemos que estamos frente a una civilización agrícola cuyo cultivo más preciado lo era el maíz. Es de esperarse que gran parte de su simbología esté estrechamente relacionada a estos conceptos dentro de los jeroglíficos mayas. Entre los muchos dioses que poseían los mayas se encontraba uno llamado Nal, el cual era el dios del maíz. El propio gobernante era constituido un dios sobre el pueblo, por lo que los dioses fusionaban su autoridad en los gobernantes. O por lo menos ellos mismo se consideraban ligados al gobierno de los dioses. Sus decretos eran los decretos de los dioses del cielo. Tenemos pues en los jeroglíficos la imagen grabada de K’inich Janaab’ Pakal I asumiendo su desempeño como el dios del maíz. Esto tenía un significado profundo para esos indígenas pues se trataba de su sustento, alimento y por ende de la vida y la supervivencia de ese pueblo. –explicó Smith.
–Todos los aspectos de la vida de la civilización maya eran considerado sagrados ¿correcto? –comentó Burke.
–Eso es correcto, para los mayas existía un significado sagrado de sus cultivos y sus dioses que iba paralelo a sus creencias de la vida y la muerte. Sus ciclos de cosecha estaban estrechamente vinculados al ciclo de vivir y de morir. La base de la religión maya era el culto a los ancestros. Muchos de sus ritos se llevaban a cabo en cuevas subterráneas donde realizaban derramamientos de sangre. La simple cosecha de sus cultivos de maíz era alegorizada con la muerte del dios del Maíz en manos de los dioses de Xibalbá, quienes se constituían en sus enemigos. Así cuando los mayas realizaban la siembra de semillas en la tierra lo hacían teniendo en mente el significado religioso del entierro de la cabeza del dios. Aquí en el proceso del desarrollo de los cultivos se funden las creencias en otros dioses como el de la lluvia, el viento, y todo aquello que brindara las condiciones favorables para obtener buenos frutos. El simple nacimiento de una planta de maíz era tenido como el renacer de los dioses librando batallas unos con otros. A esta clase de creencias es que evocan estos jeroglíficos. En sus símbolos, objetos y prendas vemos reflejos de su culto al maíz, a los dioses y al sustento. –explicó Smith.
–Es sorprendente como los indígenas poseían tan complejo sistema de creencias. –comentó Burke.
–Los mismos símbolos y representaciones que vemos en la tapa de este sarcófago y en las paredes de las pirámides son las mismas que se repetirán en otras ciudades mayas en lugares lejanos. Todo hace alusión al mismo sistema de creencias. Los gobernantes eran representados como árboles naciendo de la tierra, es decir, se convertían en los dioses que les darían el sustento. En especial la planta del maíz cumple un papel central en esa representación religiosa. –dijo Smith.
–¿O sea que lo que vemos representado en la tapa del sarcófago es al gobernante trepado en una planta enorme de maíz? –dedujo Burke.
–Muy buena observación, se trata del rey convertido en Dios rumbo al viaje de vida a muerte con el propósito de renacer. Es una metáfora religiosa. Como pueden ver, estos dibujos extraños, no son otra cosa sino una representación del rey quien yace en la placa de ofrendas. Se puede ver aquí el rostro del sol muerto y vemos entonces nacer el llamado árbol del mundo, ese árbol cósmico, en alusión a los frutos de la tierra. No se trata necesariamente de la planta enorme del maíz, puede referirse a cualquier árbol el cual para ellos pudo tener un significado místico, como por ejemplo el árbol de la Ceiba el cual era el eje del cosmos maya. Como pueden ver, la Ceiba emerge del cuerpo de Pakal, el gran ahaw de Palenque, en la representación. Pakal fue el gobernante maya considerado más glorioso dominando sobre Tabasco y Chiapas. De igual forma, esa imagen en el sarcófago posee un enigma que pudiera representar alguna clase de tecnología muy avanzada que los podía hacer remontar hacia las alturas. –dijo Smith.
–O sea que según sus aseveraciones, los mayas pensaban que el origen del hombre se debe a la planta del maíz. –comentó Burke.
–El mito de la creación del hombre dentro de la creencia maya es muy curioso. Su historia se encuentra grabada en el “Popol Vuh” o “Libro del consejo” de los mayas quichés de Guatemala. Ellos describieron como los dioses le dieron forma al hombre. Primero afirman que hubo un tiempo y lugar en el pasado cuando los dioses Gugumatz y Huracán (Tepeu) decidieron darle forma a la tierra. Ellos hicieron una asamblea y tomaron la decisión de crear el mundo. Este es el origen de los ciclos mayas, pues en el mito de la creación se pueden ver nuevos comienzos una y otra vez. Como les dije antes, los mayas dividían el tiempo en cinco ciclos. Cada uno de esos ciclos representaba un nuevo comienzo del mundo luego de una gran destrucción. Los dioses separaron la tierra del agua, separaron el cielo y la tierra. El primer ciclo dentro del mito maya fue el de la creación de la tierra y los animales. La creación del primer ciclo no era capaz de hablar ni adorar a sus creadores. Los dioses descontentos ordenaron que la carne de los animales les fuera de comida unos a otros para así acabar aquella creación y darle paso a una nueva. El segundo ciclo fue el de la creación de hombres de barro. Estos hombres de barro no eran capaces de mantenerse, eran débiles y muy fácilmente se deshacían en el agua. Los dioses acordaron destruir esa creación luego de pedirle consejo a brujos, adivinos y espíritus de animales ancestrales. Los hombres de barro, no tenían conciencia, eran débiles y no podían sobrevivir ante los cambios climáticos, por lo que los dioses los destruyeron. El tercer ciclo fue cuando los dioses decidieron crear a los hombres de madera. Al ser hechos de madera, poseían toda clase de limitaciones. Aunque los hombres fueron tallados de madera y podían hablar, no tenían la capacidad de recordar ni de llamar a los dioses por sus nombres. Los dioses no los consideraron normales y los destruyeron. La manera que los dioses usaron para deshacerse de estos hombres de madera fue que pusieron al mundo boca abajo, haciendo que los morteros y perros se rebelaran contra los hombres y fueron destruidos. El cuarto ciclo dentro del mito de la creación maya nos habla de hombres que fueron hechos de maíz. Diferentes animales como el coyote, el zorro, el loro y la corneja les trajeron a los dioses maíz blanco y amarillo y de allí crearon los primeros cuatro hombres. Esta nueva creación era hermosa y buena, veían, comprendían, alababan y alimentaban a sus dioses, pero fue entonces que los dioses temieron que estos hombres pudieran llegar a ser tan fuertes como ellos, por lo que los dioses los limitaron en diferentes maneras para que su comprensión no fuera tan clara. En los diferentes ciclos, los dioses tomaron parte y exterminaron a su creación para darle paso a una nueva. Esta fue la manera como los mayas explicaron el origen de la creación de la humanidad. Como ven, la planta de maíz es mencionada dentro del mito maya como origen de la vida. Siguiendo el patrón de estas creencias podemos concluir que hoy nos encontramos al final del último ciclo y el hombre que conocemos pudiera estar en su periodo final. ¿Pudiera ser el 21 de Diciembre del 2012 el fin de una era que culminaría de forma catastrófica? ¿Qué vendrá después de ese fin del ciclo? –explicó Smith.
Burke permanecía con sus ojos fijos sobre la representación en el sarcófago de Pakal.
–Es difícil de descifrar. Si se referían a la planta de maíz, entonces debía ser una planta enorme. Por otro lado, y como usted afirma, pudieron representar al árbol de la Ceiba o alguna otra clase de árbol. Lo cierto es que es una representación muy misteriosa. –dijo Burke.
–Allí es donde entra el enigma. ¿Estaban los mayas refiriéndose a una planta de maíz? ¿Al enorme árbol de la Ceiba considerado un árbol sagrado y eje del cosmos según sus creencias? ¿Algún otro simple árbol? ¿O se trata de la representación a otra clase de naves que los hacían volar hacia el más allá por medio de alguna tecnología que todavía no conocemos en ellos? Lo cierto es que dentro de los jeroglíficos mayas vemos toda clase de símbolos alusivos a los planetas, la luna, las estrellas y el sol. Esas piedras nos hablan de un largo viaje al más allá. Como pueden notar, hay símbolos que representan a un ave posada, haciendo referencia al dios del cielo quien tenía el poder de resucitar a los muertos. Vemos también la representación de una serpiente bicéfala la cual poseía un significado para el contacto de los reyes con los cielos y sus antepasados. Esto es una clara alusión al morir y renacer de un dios. Los propios gobernantes venían a ser sagrados. Aquí entra el dilema, ¿viajaban hacia el inframundo en una representación de un árbol o viajaban en otra clase de objetos? –aseveró Smith.
–Todos estos enigmas me resultan sorprendentes. –comentó Burke.
–Quiero que vean esto. –dijo Smith conduciéndolos hacia el misterioso sarcófago.– Como ustedes pueden ver, la lápida está hecha de piedra caliza. Se trata de un bloque monolítico, una verdadera obra de arte maya. Un verdadero monumento para un rey como Pakal. Pakal fue uno de los gobernantes más venerados por el vasto territorio que tuvo bajo sus dominios. Ven estos cuatro tapones redondos en el sarcófago. Si se fijan, sólo uno tiene tres orificios. –dijo Smith.
–Y eso, ¿qué significado pudo tener? –indagó su ayudante.
–Ese tapón que posee los tres orificios tiene como propósito que al morir Pakal, su alma pudiera salir por allí y recorrer el sicoducto. Si se fijan, hay un camino trazado que va desde el sarcófago hasta los otros niveles en esta pirámide. –explicó Smith.
Los oyentes siguieron la ruta que les mostró el señor Smith, la misma comenzaba en el sarcófago y continuaba en las molduras de las escaleras de aquel lugar. Desde la parte baja de la pirámide, comenzaron a ascender hasta llegar a otro nivel. Para su sorpresa, llegaron hasta una imagen grabada de Pakal sosteniendo un niño en sus brazos.
–Miren esto. –reaccionó asombrado su ayudante–. Es increíble la habilidad que tenían estos escultores.
Los ojos de todos los presentes mostraban asombro ante aquellos grabados.
–Pueden verlo. Es el propio Pakal entregando su alma a su hijo Kan Balaam. Desde el sarcófago en el interior, el alma de Pakal viajó hasta este lugar y como ven aquí, se incrustó en el pie de Kan Balaam. Eso significa que a la muerte de Pakal, ellos consideraban que Kan Balaam incorporaba a su padre. Su padre le transfirió el legado, el poder y la gloria al hijo. –dijo Smith.
–Eso está muy interesante. –reaccionó Burke.
–Pero no es el único misterio. Se cree que estas representaciones también apuntan a un renacer en un futuro. Un tiempo cuando los dioses regresen a la tierra. –dijo Smith.
–Lo que me da mucha curiosidad es, si todo esto es cierto, ¿quién es el que ha se resurgir en el fin del ciclo? Es decir, ¿algunos hablan del regreso de los dioses en el fin del ciclo. Pero, si Pakal y Kan Balaam ya no están presentes, ¿a quien ellos se referían? ¿Puede la profecía maya apuntar a alguna clase de gobernante futuro? –preguntó el ayudante.
–El regreso de los dioses es un misterio. Sólo el tiempo podrá descifrar esos enigmas. Para los mayas, era alguna clase de nuevo comienzo, donde los soberanos regirían sobre la tierra. –contestó Smith.
Aquellas expresiones del Doctor Smith parecían avivar el enigma en la mente de sus oyentes. De algo estaban seguros, aquellas inscripciones estaban llenas de misterios. Misterio que cada uno tendría que descifrar por si mismo.