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PARTE UNO
Capítulo 10

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6:20 a.m.

Centro de Salud del Congreso – Washington, DC


No fue fácil de encontrar.

Jeremy Spencer estaba parado frente a unas puertas dobles de acero gris cerradas en un subsuelo del Edifico de Oficinas del Congreso Rayburn. Las puertas se encontraban escondidas en una esquina de la zona de aparcamiento subterráneo. Pocas personas sabían que este lugar existía. Incluso menos personas sabían en dónde estaba. Se sentía tonto pero llamó a la puerta de todos modos.

Alguien lo dejó entrar. Tiró de la puerta sintiendo esa vieja sensación familiar de incertidumbre en el estómago. Sabía que el Gimnasio del Congreso era una zona vedada para todos menos para los miembros del Congreso de los Estados Unidos. Y, sin embargo, a pesar de la ruptura del protocolo de larga data, había sido invitado a ingresar.

Hoy era el día más importante de su corta vida. Había estado en Washington durante tres años y estaba subiendo.

Hacía siete años era un pueblerino del norte de Nueva York que vivía en un parque de casas rodantes. Luego, fue un estudiante con una beca completa en la Universidad Estatal de Nueva York en Binghamton. En vez de relajarse y disfrutar del paseo gratis, se convirtió en Presidente de los republicanos del campus y comentarista en el periódico de la universidad. Pronto estaba publicando en Breitbart y Drudge. Ahora, en lo que parecía a un suspiro de distancia, era un reportero del NewsMax, cubriendo el Capitolio.

El gimnasio no era de lujo. Había unos pocos aparatos para entrenamiento cardiovascular, algunos espejos y algunas pesas en un estante. Un anciano usando auriculares y vestido con pantalones deportivos y una camiseta caminaba en una cinta. Jeremy entró en el tranquilo vestuario. Dobló en una esquina y frente a él estaba el hombre que había venido a ver.

El hombre era alto, unos cincuenta y pico de años, cabello color plata. Estaba de pie en un armario abierto por lo que Jeremy lo veía de perfil. Tenía la espalda recta y sobresalía su mandíbula grande. Llevaba una camiseta y pantalones cortos, ambos empapados por la sesión de ejercicio. Sus hombros, brazos, pecho y piernas eran musculosos y definidos. Parecía un líder de hombres.

El hombre era William Ryan, Representante de nueve mandatos de Carolina del Norte y el Presidente de la Cámara. Jeremy sabía todo sobre él. Venía de una familia adinerada. Habían tenido plantaciones de tabaco desde antes de la Revolución. Su tatarabuelo había sido un senador de los Estados Unidos durante la Reconstrucción. Se había graduado primero de su clase en la escuela militar Citadel. Era encantador, elegante y ejercía el poder con un sentido de confianza y derecho tan completo que pocas personas en su partido consideraban oponérsele.

"¿Señor Presidente?".

Ryan se dio vuelta, vio a Jeremy allí y esbozó una sonrisa brillante. Su camiseta era azul oscura con letras rojas y blancas. Todo lo que decía era AMERICANO ORGULLOSO. Le tendió la mano para saludarlo. "Lo siento", dijo. "Todavía estoy un poco sudoroso".

"No hay problema, señor".

"Está bien", dijo Ryan. "Basta con lo de señor. En privado, me llamas Bill. Si es muy difícil para ti, llámame por mi título. Pero quiero que sepas algo. Yo pedí por ti y te voy a dar una exclusiva. A última hora de la tarde puede que termine dando una rueda de prensa con todos los medios de comunicación. No sé todavía. Pero hasta ese entonces, durante todo el día, mis pensamientos sobre esta crisis van a estar bajo tu línea de autor. ¿Cómo se siente?".

"Se siente muy bien", dijo Jeremy. "Es un honor. ¿Pero por qué yo?".

Ryan bajó la voz. "Eres un buen chico. Te he estado siguiendo desde hace mucho tiempo. Y quiero darte un consejo. Totalmente extraoficial. Después de hoy ya no eres un perro de ataque. Eres un periodista experimentado. Quiero que imprimas lo que estoy a punto de decir palabra por palabra, pero a partir de mañana, quiero que te conviertas en alguien un poco más… matizado, digamos. NewsMax es magnífico para lo que es pero en un año a partir de ahora te veo en el Washington Post. Ahí es en donde te necesitamos y sucederá. Pero primero, la gente necesita creer que has madurado y te has convertido en un, digamos, justo y equilibrado reportero convencional. Ya sea que haya sucedido o no, no es importante. Todo es cuestión de percepciones. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?".

"Creo que sí", dijo Jeremy. La sangre le rugía en sus oídos. Las palabras eran emocionantes y aterradoras al mismo tiempo.

"Todos necesitamos amigos en lugares altos", dijo el Presidente de la Cámara. "Incluso yo. Ahora, dispara".

Jeremy sacó su teléfono. "El grabador está prendido… ahora. Señor, ¿está usted al tanto del robo masivo de material radiactivo que sufrió la ciudad de Nueva York durante la noche?".

"Estoy más que al tanto", dijo Ryan. "Al igual que todos los estadounidenses, estoy profundamente preocupado. Mis ayudantes me despertaron a las 4 a.m. con la noticia. Estamos en estrecho contacto con la comunidad de inteligencia y estamos monitoreando la situación de cerca. Como bien saben, he estado trabajando para aprobar una Declaración de Guerra del Congreso contra Irán, la cual el Presidente y su partido han estado bloqueando a cada paso. Estamos en una situación en la que Irán está ocupando a nuestro aliado, la nación soberana de Irak, y nuestro propio personal tiene que pasar por los puestos de control iraníes para entrar y salir de nuestra embajada allí. No creo que se haya producido una serie de acontecimientos tan humillante desde la crisis de los rehenes en Irán en 1979".

"¿Usted cree que Irán llevó a cabo este robo, señor?".

"En primer lugar, vamos a llamarlo lo que es. Ya sea que estalle una bomba en un tren subterráneo o no, se trata de un ataque terrorista en suelo americano. Al menos dos guardias de seguridad fueron asesinados y la gran ciudad de Nueva York se encuentra en un estado de miedo. En segundo lugar, no tenemos suficiente información para identificar aún quienes son los terroristas. Sin embargo, sabemos que la debilidad en el escenario mundial alienta este tipo de ataques. Tenemos que mostrar nuestra verdadera fuerza y tenemos que unirnos como país, tanto la derecha como la izquierda, para defendernos. Invito al Presidente a que se una a nosotros".

"¿Qué le parece que debería hacer el Presidente?".

"Como mínimo, tiene que declarar el estado de emergencia nacional. Debería emitir poderes especiales temporales para la aplicación de la ley hasta que ubiquemos a estas personas. Estos poderes deberían incluir vigilancia sin orden judicial así como allanamientos aleatorios en todas las estaciones de tren, estaciones de autobuses, aeropuertos, escuelas, plazas públicas, centros comerciales y otros centros de actividad. También tiene que actuar de inmediato para proteger todos los demás depósitos de material radiactivo en todos los Estados Unidos".

Jeremy miró con detenimiento a los ojos feroces de Ryan. El fuego que se veía era casi suficiente para hacer que se aleje.

"Y esto es lo principal. Si los atacantes sí resultan ser de Irán o si están patrocinados por Irán, entonces tiene que ya sea declarar la guerra o salir del camino y dejar que nosotros lo hagamos. Si esto es de hecho un ataque iraní y frente a esa información el Presidente sigue bloqueando nuestros esfuerzos para proteger a nuestro país y a nuestros aliados en el Medio Oriente… entonces ¿qué opción me deja? Yo mismo iniciaré el proceso de destitución".

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