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Relato I

¿Un simple café?


¡Una taza de café! Cuánto tiene de contenido y cuánto mucho más de invitación al diálogo, a compartir, a encontrarse. –Tomamos un café?, ó, nos debemos un café! Nos vemos en el café? –Invitación al encuentro al diálogo, como al intercambio de vivencias. Al planteo de problemáticas, a la búsqueda de soluciones que puede o no darla el otro. Al hablar, hay que coordinar para que el otro entienda. Y, cuántas veces de la propia armazón para explicar, surge la solución que buscabas.

Un café, un cortado, un tiempo para el encuentro.

Un pretexto para parar, frenar y comenzar de nuevo. Luego una sana intención: “nos vemos” y ello muy pocas veces después ocurre. La intención está. La vida sigue su curso.

También pasa que la promesa de café se estira, se alarga, no ocurre: el café se enfría, el deseo de comunicación se aleja. A veces desaparece. Luego el lamento de “los hubiera”, o el “que lástima” que no fue.

¡Vive el momento!, ¡Que el café no se enfríe! ¡Que no haya lamentos porque no ocurrió!

Un café es un algo nuevo, algo que rompe la rutina; estimula la imaginación. Que puede ser creación de algo nuevo.

De una amistad, de un apoyo, de un incipiente amor. ¡Un café! ¡Un tan simple café!

Reflexiono y medito

¿Un simple café?

a) Dedico algo de mi tiempo para el encuentro, como para el diálogo, o la conversación constructiva?

b) Soy accesible para escuchar al otro y darle mi sincero consejo u opinión?

c) Vivo el momento y no postergo innecesariamente lo que puede ser un feliz encuentro?

d) ¿.......................................................................................................?????

Relatos no salvajes

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