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1.11. Significado de la Asamblea de Cataluña

A lo largo de este trabajo he encontrado variadas interpretaciones sobre este asunto, algunas tan llamativas como equipararla al propio pueblo de Cataluña en lucha o considerarla como el resultado de un proceso unitario que recogía una realidad sociológica que ya estaba en marcha en Cataluña. Sin duda, si comparamos estas reflexiones con el momento actual quizás podríamos encontrar ciertas similitudes con la estrategia seguida por los actuales dirigentes de la ANC. Mi opinión es que sobre esta cuestión sigue habiendo cierta confusión en no diferenciar claramente la sensibilidad identitaria de una minoría dirigente, aquellos que por comparar dirigirían en la actualidad la nueva ANC, con el verdadero sentimiento de lucha mayoritaria que surgió contra la dictadura491 en la etapa transicional o contra la crisis política y económica por la que estamos pasando en la actualidad. Sin embargo, cometeríamos un error si dejáramos pasar por alto los conceptos e ideas que se fraguaron dentro de este ente unitario formado a partir de un catalanismo popular antifranquista e influenciado por una ideología cuyas directrices provenían desde el PSUC y cuya finalidad política iba en concordancia con los partidos participantes en la CCFPC. Por lo tanto, es evidente que la Asamblea también recogía una inquietud sociológica en Cataluña que buscaba las libertades democráticas mediante el retorno de las instituciones políticas catalanas desaparecidas al final de la Guerra Civil. En el fondo, de lo que se trataba entonces era de cómo enfocar la llamada «cuestión nacional catalana» que incluía: el modelo de Estado, el papel de Cataluña en él y las posibles alianzas políticas futuras en la perspectiva de una Reconciliación Nacional que suponía la cancelación de posibles responsabilidades penales y políticas de las fuerzas represoras, una idea fomentada tanto por el PCE como por el PSUC492. Actualmente sabemos que la participación sindical, mayoritariamente de CC.OO., influyó de forma determinante tanto en la constitución como en el propio desarrollo de la Asamblea. En ella, curiosamente los sindicatos procuraron defender los intereses de la clase obrera bajo una estrategia peculiar: Por un lado tratando de vincular esta plataforma unitaria con importantes sectores de la población y por el otro, conseguir el respaldo y la identificación de la población inmigrante y trabajadora a las reivindicaciones nacionales, algo parecido a lo que ocurre en nuestros días con la provocación constante de sus dirigentes haciendo acto de presencia en manifestaciones independentistas. El resultado no fue el esperado por su dirección ya que lo que se consiguió fue más bien un rechazo al régimen dictatorial que no a la adopción de otros anhelos identitarios493. En base a estos argumentos creo que existen suficientes respuestas para definir a la Asamblea de Cataluña como el movimiento unitario más importante de toda la historia de la Cataluña contemporánea, superando incluso hasta la Solidaridad Catalana. Es por eso que la responsabilidad histórica me ha obligado a cuestionar algunos de los planteamientos iniciales de lo que hasta ahora conocemos de ella. Esta tesis está apoyada por nuevos actores que estuvieron presentes en los mismos escenarios y que han permitido augurar una duda razonable sobre lo escrito hasta la fecha y, en consecuencia, podríamos afirmar que la influencia transmitida por la Asamblea hacia la clase trabajadora en Cataluña fue difusa, entre otros motivos porque el fin de este movimiento político no buscaba la solución de sus problemas laborales inmediatos. Recordemos que fue la propia Asamblea la que admitió la autocrítica de su poca difusión entre el pueblo y los trabajadores, al menos hasta octubre de 1973, aunque eso no interfiriera en el significado de esta, o sea, el nexo de unión de voluntades e ideas políticas diferentes en contra de la dictadura y que el Estatuto de Cataluña se entendiera como un logro democrático a alcanzar494. También queda claro la actitud de algunos de los participantes de la Asamblea cuando intentan justificar su colaboración en esta. Efectivamente, estos, aun estando en desacuerdo con alguno de sus fines esenciales, aceptaron trabajar en pro de una serie de principios tan fundamentales que explicaban ese posicionamiento dando a entender que las circunstancias políticas relegaban a segundo y terceros planos otras cuestiones que pudieran ser básicas en los particularismos de los distintos programas. Otros con afirmaciones más moderadas intentan justificar su participación más en la línea presencial que participativa, ya que, «a las reuniones se iba a escuchar, aunque a veces, si se quería participar, lo hacías»495. Sin embargo, algunos de los entrevistados han sido más críticos con esta organización llegando a afirmar que en las reuniones en las que participaba, estos veían como se repartían documentos con propuestas predeterminadas de antemano facilitando la idea entre algunos de manipular la información por parte del PSUC, reiterando eso sí que era un foro donde había que estar, a veces sin compartir lo que se decía.

También se ha de cuestionar la postura del MSC por su pretensión de querer ser la representación socialista genuina en Cataluña, excluyendo de esta representatividad a la FSC-PSOE que la identificaba con el resto del Estado. Esta camaradería catalanista dentro de la Asamblea contribuyó definitivamente al fortalecimiento de lo que se ha llamado el «oasis catalán» donde todos eran amigos y daba lo mismo estar en un partido o en otro contribuyendo de esa forma a la exclusión de los que pensaban diferente. Esta actitud viene avalada cuando algunos de sus participantes afirmaban que había reuniones a —petit comité— de la Asamblea donde no se invitaba a los críticos con esta posición.


Estas declaraciones ponen en duda la versión más aceptada sobre la auténtica representatividad democrática que existía en aquellas reuniones, dando la sensación de votar resoluciones dirigidas y pactadas con anterioridad, haciendo válido ese dicho muy comentado en la militancia de los partidos de que lo más importante al estar presente en una asamblea es saber el resultado de la votación antes de empezar.

El propio Josep Benet acabó admitiendo en sus escritos que en la última Comisión Permanente que asistió, resultaba casi innecesaria su presencia, pues todo estaba hecho antes de entrar496.

491. Ver «Introducción», p. 16. En COLOMER, Josep Mª, op. cit., pp. 6-17.

492. SOLÉ TURA, Jordi, Una Història Optimista. Memòries, Barcelona, Ed. 62, 1999. p, 158.

493. BALFOUR, Sebastián, La dictadura, los trabajadores y la ciudad, Valencia, Ed. Alfonso el Magmánimo, 1994, pp. 209-210. También en Treball, diciembre de 1971.

494. BALFOUR, ibid., p. 210. Véase CABURRASI ACEBO, Narciso. Entrevista realizada en mayo del 2005. También en MHC, «Assemblea», op. cit., pp. 44, 54, 164.

495. Josep Puig i Plá representó al Grup d’Universitaris (plataforma unitaria que se formó a partir del PSUC incorporando otras personas independientes de izquierdas, moderados y extremistas). Él era independiente. Estuvo en la Comissió Permanent de la A.D de Mataró y participó en tres reuniones de la CPAC. PUIG i PLÁ, Josep, entrevista.

496. PARRAS COLLADO, Francisco, entrevista personal, «Federación del PSOE y UGT en la A.C.», archivo personal 18-6- 2005. También en RUIZ, Paulino Antonio. Entrevista personal, Barcelona, 5/2006. Paulino Antonio Ruiz, uno de los 113 detenidos en la parroquia de Maria Mitjancera, miembro de la FSC-PSOE y posteriormente del POUM. En entrevista efectuada en mayo del 2006. También declaraciones de Josep Benet en Tele/eXpres, 26-3-1977.

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