Читать книгу Tu hijo a un clic de la pornografía - Elena Laguarda Ruiz - Страница 11

Antes tú tenías que buscar la pornografía, hoy la pornografía te busca a ti

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La pornografía es también un gran negocio que genera ingresos millonarios en la red. Según Online MBA Programs6, el valor anual de la industria pornográfica internacional alcanza 5 mil millones de dólares. Esto la posiciona como una de las industrias más poderosas en la actualidad a la par de la industria farmacéutica, la armamentista y el narcotráfico. Según Media Family Safe7, genera más ingresos que las principales compañías tecnológicas —como Microsoft, Google, Amazon, eBay, Yahoo, Apple, Netflix y Earth Link— combinadas.

De acuerdo con un estudio realizado en el 2015, por la Universidad de Navarra (UNAV), existen más de 500 millones de páginas web con material pornográfico. Los países que más consumen esta industria son EUA, Reino Unido y España. México se posicionó en el lugar número once. Cada segundo se gastan 3 millones de dólares en pornografía y hay 28,258 personas viéndola. Al día se envían 2,500 millones de correos electrónicos con contenido pornográfico. El 25% de todas las solicitudes de búsqueda están relacionadas con la pornografía, es decir 68 millones al día. El 35% de todas las descargas de Internet son pornográficas. Tan sólo Pornhub registra tres millones de visitas por hora y mueve cada día ocho veces más volumen de datos que Facebook. En 2018, solamente en este sitio, los usuarios vieron un millón de horas, el equivalente a 115 años de contenido erótico. El 61% de las personas busca el material a través de su teléfono celular, 28% en una computadora y un 11% en una tableta. El 34% de los usuarios de la red son dirigidos a sitios pornográficos que no solicitaron visitar.

Las estadísticas de Family Safe sostienen que, en promedio, los niños comienzan a ver pornografía a los 11 años de edad y el mayor grupo de espectadores de este tipo de contenidos en Internet, en el mundo, está integrado por adolescentes entre los 12 a 17 años. La investigación de Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales realizada por la Universitat de les Illes Balears y red de Jóvenes e Inclusión de Madrid, mostró que el 70% de los jóvenes mayores de 16 años la consumen. Uno de cada cuatro varones comenzó a verla antes de los 13 años, y la edad más temprana para entrar en contacto con ella fue hacia los ocho años de edad.

En México hay poca investigación sobre el impacto que tiene la pornografía y es casi nula en lo que se refiere a la vivencia de los niños y adolescentes en relación con ella. Es por esto que en Asesoría Educativa y Prevención nos hemos dado a la tarea de analizar cómo es dicha relación, y hoy sabemos —con base en nuestra experiencia cotidiana y en la investigación llevada a cabo con una muestra de 730 alumnos de diversas instituciones educativas privadas de la Ciudad de México—, que el 64% de niños y el 52% de niñas de 9 a 13 años ha entrado en contacto con la pornografía. De los niños y niñas que lo han hecho, más del 90% lo hicieron de manera accidental la primera vez. Esto reafirma el hecho de que, cuando los niños tienen acceso a la nueva tecnología, pueden estar en riesgo de encontrar contenido no apto para su edad aun sin buscarlo. De hecho, alrededor del 70% de los menores de la muestra tuvo su primer contacto a través de Internet; el 17% a través de una revista y 10% a través de televisión de paga. La mayoría de los niños de la investigación (el 60% de los hombres y 43% de las mujeres) entró en contacto por primera vez con la pornografía a los 9 o 10 años de edad; más temprano que los estándares internacionales. Sin embargo, un 15% lo hizo entre los 7 y 8 años. Existe un 6% de niños y 3% de niñas que inició antes de los 6 años de edad. Aunado a esto, encontramos que hay casi un 10% de los niños de la muestra que dicen ver pornografía diariamente.

En cuanto a los adolescentes de 13 a 18 años de edad la muestra fue de 1000 estudiantes. La encuesta arrojó que, ya para secundaria, entre los 13 y los 15 años de edad, el 86% de los hombres y el 60% de las mujeres, había entrado en contacto con pornografía. En el caso de preparatoria, de 16 a 18 años, el 98% de los hombres y el 74% de las mujeres lo había hecho.

Más allá de lo que nos reveló nuestra investigación en aquellos años, es importante reflexionar sobre el efecto que tiene el discurso de la pornografía en los niños y jóvenes en cuanto a las formas de entender su propia sexualidad. En los resultados que encontramos, nos llamó la atención que casi un 20% de niños y niñas y un 30% de adolescentes tienen la creencia que la pornografía les enseña sobre sexualidad. Los estudiantes consideran que lo que enseña la pornografía es tan real como la vida misma y no una actuación con un discurso propio.

Si bien hay que considerar que la mayoría de la pornografía es legal e intervienen en ella personas mayores de edad que dan su consentimiento para ello, no debemos dejar de lado que ciertos tipos de pornografía surgen de una red de conspiración y delito entretejida con grandes empresas y gobiernos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) sostiene que la trata de personas puede ser denominada como la nueva esclavitud del siglo XXI. Según el último informe de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONODC) en 2019, aproximadamente 24 millones de personas fueron víctimas de trata en el mundo. El informe sostiene que, en los países alrededor del orbe, esta cifra se está incrementando. Dicho aumento es el resultado de una mayor capacidad para detectar y registrar datos; pero también de un aumento de la ocurrencia de la trata, sobre todo en las Américas y en partes de Asia. Cabe destacar que se calcula que por cada víctima identificada de la trata de personas existen 20 más sin identificar.

El informe muestra que el 72% de las víctimas detectadas en 2018 en todo el mundo son del género femenino. El 49% de los casos son mujeres adultas y 23% son niñas, lo que representa un incremento en relación con el informe anterior, de 2016. La mayoría de las víctimas detectadas a nivel mundial son objeto de trata con fines de explotación sexual, vinculadas estrechamente con generar imágenes de abuso sexual infantil para crear materiales pornográficos.

Según Internet Watch Foundation (IWF) —organismo internacional que trabaja para lograr que el Internet sea más seguro y para eliminar imágenes de abuso sexual infantil— cada siete minutos se muestra a un menor siendo objeto de abuso sexual en la red. En 2018 esta organización quitó más de 105,000 páginas pornográficas que mostraban imágenes de menores siendo abusados sexualmente. De estas, el 39% eran menores de 10 años, —1% de dos años o menos—. El 78% de las víctimas eran niñas. Según estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la explotación sexual infantil para crear contenidos pornográficos es uno de los negocios más lucrativos del mundo, después del narcotráfico. Muchos de los videos que muestran abuso sexual infantil son grabados por miembros de redes delincuenciales, y otras son filmaciones amateurs llevadas a cabo por turistas que entablan relaciones con menores en países que tienen “turismo sexual” y todos lo comparten con otros pedófilos.

México está catalogado como fuente, tránsito y destino para la trata de personas con propósitos de explotación sexual, comercial y trabajo forzado, considerando como los grupos más vulnerables a mujeres y niños, indígenas y migrantes indocumentados. En nuestro país, las estadísticas sobre este delito son muy escasas y en algunos estados simplemente no hay información al respecto. Según el informe de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de 2019, las estimaciones sobre el número de personas víctimas de trata en México varían de 50 mil hasta 500 mil casos; aunque las procuradurías y fiscalías generales identificaron a nivel nacional, en ese año, a 5,245 víctimas de delitos en materia de trata de personas.

El informe sostiene que las niñas y mujeres representan el mayor porcentaje de víctimas de los delitos en esta materia con el 85%, los niños y hombres el 15%. El 27% de las víctimas son niñas, niños y adolescentes. Esto significa que cada año, 20 mil son víctimas de explotación sexual y existen 85 mil menores que son usados en actos de pornografía.

De acuerdo con un informe del Senado de la República, México ocupa el primer lugar en difusión de material de abuso sexual infantil en la pornografía a nivel internacional, situación confirmada por la Fiscalía General de la República para los delitos de violencia contra las mujeres y trata de personas. Según un informe del Instituto Nacional de las Mujeres, la trata de personas produce 9,500 millones de dólares anuales. Lamentablemente, como lo sostiene la UNICEF, cada mes 100 menores en México son víctimas de redes que se dedican a producir material de abuso sexual infantil para mostrarlo en la pornografía, mientras sus padres consideraban que sus hijos estaban seguros en el interior de sus hogares.

En nuestro país, como en otros más, la impunidad impera en este asunto. Según el mismo reporte de la CDNH del 2019 en cuanto a las investigaciones del ámbito federal para el delito de trata de personas, sólo en el 10% de los casos se ejerció la acción penal. El Departamento de Estado de los Estados Unidos, —que monitorea los esfuerzos implementados por los gobiernos en su lucha contra la trata de personas y los clasifica en tres niveles, dependiendo del cumplimento gubernamental en cuanto a los estándares mínimos para la eliminación de esta problemática— desde 2012, México ha sido clasificado en el Nivel 2, pues a pesar de que realiza esfuerzos por cumplir con los estándares, no lo ha logrado. Como ejemplo bastaría con mencionar que no se ha establecido la obligación de implementar un sistema que brinde información fidedigna sobre los delitos en materia de trata de personas en el país.

En cuanto a la prevención, tampoco se ha cumplido con el mandato a la Secretaría de Educación Pública (SEP) de desarrollar módulos de prevención para los distintos ciclos escolares que deben de ser incluidos en el currículum de la educación básica. Las pocas referencias encontradas hoy en día están en los libros de Formación Cívica y Ética, aunque de manera limitada, descontextualizada y en ocasiones, errónea. No existen políticas públicas que se dirijan a niños y adolescentes por parte de este sector en lo que se refiere a impedir la trata de personas —así como tampoco los hay para prevenir los impactos de la pornografía o brindar educación sexual integral— aun cuando el sector educativo es uno de los más relevantes por su contacto directo con una de las poblaciones más vulnerables a estos delitos.

En una nación cuyo sistema educativo de acuerdo con la opinión de muchos está en crisis, la apuesta hoy está en la enseñanza y la prevención; en asumir la responsabilidad que los adultos tenemos de mandar mensajes claros, especialmente sobre temas difíciles, que les permitan a niños y adolescentes detectar y evitar riesgos, así como ponerse a salvo. El objetivo es cuidar la relación que nuestros hijos tienen con la red.

En el mundo, 1 de cada 3 usuarios de Internet es un menor; sin embargo, tal como se describe en el informe El estado mundial de la infancia 2017: Niños en un mundo digital, no se toman las suficientes medidas para protegerlos de los peligros del mundo virtual, salvaguardar el rastro de información que crean sus actividades en línea y aumentar su acceso a contenidos seguros y de calidad.

En México, el 50% de los niños entre 6 y 11 años son usuarios de Internet y el 27% posee un teléfono móvil; cifra que aumenta en los adolescentes, en donde el 80% de las mujeres y 94% de los hombres (de 12 a 17 años) son usuarios de Internet, y un 75% tiene a su disposición un celular.

El documento de UNICEF deja claro que la obligación de proteger a los niños en el mundo digital recae en todos —los gobiernos, las familias, las escuelas y otras instituciones—. Sin embargo, también señala que el sector privado —especialmente las industrias de la tecnología y las telecomunicaciones— tiene la responsabilidad, única y muy importante, de influir en la forma en que la tecnología digital repercute sobre los niños, una responsabilidad que no se han tomado lo suficientemente en serio. El sector privado debe promover la creación de estándares éticos para la industria en relación con los datos y la privacidad, así como otras prácticas que beneficien y protejan a los niños cuando están en línea. La UNICEF pide situar a los niños en el centro de la política digital para cuidar su integridad física y emocional.

La historia de la pornografía y los datos de las investigaciones nos dejan observar cómo está inmersa en las relaciones de poder, por lo que debemos dejar claro que se trata de un espectáculo para adultos, en donde este puede elegir desde un Play Boy o un video sadomasoquista, hasta ser productor de su propia fantasía para regalarla al mundo. La pornografía es también un gran negocio, a veces ilícito, que refleja los deseos, fantasías y perversiones de un mundo adulto, diverso, con distintas ideologías y discursos. La pregunta sería: ¿Qué hace ese mundo sexual adulto invadiendo la vida y visión de los niños?

Tu hijo a un clic de la pornografía

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