Читать книгу Venciendo el Temor, la Preocupación y la Ansiedad - Elyse Fitzpatrick - Страница 6
IntroducciónUn SombrereroVerdaderamente Loco: Paralizada por el Temor
ОглавлениеEl auditorio estaba lleno de los orgullosos padres de los más prometedores estudiantes de arte dramático del condado. Tras bambalinas, los miembros de cada grupo de actores repasaban a toda prisa sus diálogos, preparándose para su turno de competir.
“Son los próximos,” dijo nuestra maestra, la Sra. Archer. “Sólo recuerden lo que hemos trabajado y… rómpanse una pierna.” Todos sonreímos sabiendo que la frase “rómpanse una pierna” era una manera de hablar en el medio artístico para decir “buena suerte.” No pensamos que necesitáramos suerte; habíamos repasado tantas veces esos diálogos que parecían un acto reflejo para nosotros. Nos sentíamos confiados — y ¿por qué no? Después de todo, éramos los mejores. Los cinco, actores y actrices que dramatizábamos la famosa fiesta para tomar el té de Alicia, salimos al escenario, la multitud guardó silencio y las luces se encendieron.
“Me encanta tomar el té,” me dijo Alicia a mí, el Sombrerero Loco. Mientras ella estaba sentada ahí mirándome, esperando a que respondiera con mi diálogo, algo totalmente espantoso sucedió. De repente me sentí que estaba viendo la escena como un espectador—todo se puso borroso y parecía como si estuviera perdiendo contacto con la realidad. En el fondo de mi mente sabía que debía estar haciendo algo. ¿No había algo que debía decir? Mientras los segundos que parecían horas pasaban, me desorientada más y más. Mis manos estaban sudando y mi corazón latía con fuerza. Sentía que me iba a desmayar. En algún lugar del fondo de mi mente vagamente escuchaba a mi maestra susurrar frenéticamente mis diálogos desde fuera del escenario. ¿Se suponía que debía decir esos diálogos? Ni siquiera podía recordar cómo hablar. Nada de lo que estaba pasando a mi alrededor tenía sentido.
“Me encanta tomar el té,” me dijo otra vez Alicia, esta vez mirándome. Yo quería responder para hacerla feliz, pero muy dentro de mi corazón no podía entender lo que ella quería. No sabía quién era yo o qué estaba haciendo ahí con todas esas luces sobre mí. La audiencia comenzó a murmurar. Mis compañeros actores y actrices me miraban con incredulidad. Sólo estaba sentada ahí, al otro extremo de la mesa, aturdida. ¿Quién era yo… qué me estaba pasando? En lo único que podía pensar era en cómo escapar. Así que sólo me puse de pie y deambulé fuera del escenario. Entonces el resto del elenco, humillados y furiosos, me siguieron.
Sabes, puedo recordar impresionantemente esa escena a pesar de que ocurrió hace 30 años. Está congelada en mi mente con todas las otras grandes humillaciones de mi vida. Me gustaría decirte que fui tras bambalinas, me recuperé y rápidamente continué con nuestra presentación, pero ésa no sería la verdad. No, de hecho, ese fue el fin de mi gran oportunidad para llegar al “estrellato,” al igual que el fin de algunas amistades de mi clase de arte dramático. Ese día me sentí más como un Sombrerero Loco de lo que siempre hubiera querido.
El temor es increíblemente poderoso, ¿no es cierto? Puede borrar tu memoria y hacer que tu corazón lata fuerte. De hecho, te puede paralizar. Puede hacer que un soldado entrenado se convierta en un niño que llora, tal como el aterrado soldado de infantería de la película Salvando al Soldado Ryan. Él sabía que debía levantarse y salvar a su compañero pero se sintió completamente incapaz de moverse.
Mientras pasemos tiempo juntas examinando nuestros temores y ansiedades, voy a compartir más de estos momentos contigo — tanto de mi propia vida como de la de otros. Desde las grandes humillaciones hasta las pequeñas y molestas ansiedades que bailan como espectros alrededor de los límites de nuestros pensamientos, quiero que sepas que no estás sola. Sé lo que es permanecer despierta en la noche con ese sentimiento de aprensión pensando, Las cosas son demasiado buenas, esto no puede durar, o ¡Las cosas están tan mal, esto nunca cambiará! Sé lo que es preocuparse, sentir los músculos de mi cuello tensos y mi estómago revuelto. He pasado días luchando con el pensamiento de que todo está al borde del colapso. He dejado que mi mente recorra cada vericueto—imaginando que los niños están muertos o que mi esposo ya no me ama o que tengo alguna terrible enfermedad o…y así sin parar.
En respuesta a estos pensamientos llenos de temor, he dicho y hecho algunas cosas muy tontas. Algunas de ellas, en retrospectiva, son en realidad muy chistosas, mientras que otras han dejado huella de consecuencias tristes. A propósito voy a compartir contigo muchos de estos incidentes personales para que puedas ver que todas nos parecemos en nuestras respuestas emocionales. También voy a compartir algunas historias de mujeres que he aconsejado—mujeres como tú y como yo. Lo voy a hacer porque quiero que sepas que no estás sola.
De hecho, eso es exactamente lo que la Biblia enseña: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana…” (1 Corintios 10:13). Los temores que tú y yo enfrentamos realmente no son del todo únicos; este versículo enseña que todas estamos casi en el mismo barco. Aunque el enfoque y la intensidad de nuestros temores puedan ser diferentes, toda persona que ha vivido ha tenido que luchar con ellos. Tal vez desde tu perspectiva no parezca de esa forma, pero incluso ésas que parecen ser las más valientes entre nosotras han tenido que vencer el temor.
Aquel Que Venció el Temor
Éste no es sólo un libro sobre nuestras luchas y fracasos comunes. Aunque nos es útil saber que no estamos solas, me doy cuenta que tener conciencia de ese hecho no nos ayudará a vencer el problema. Los pasajeros del Titanic hubieran estado felices de poder tomar la mano de alguien, pero al final eso no detuvo que el barco se hundiera bajo las aguas glaciales. No, tal como ellos, nosotras necesitamos a alguien lo suficientemente fuerte para rescatarnos de la oscuridad de la noche y del frío aterrador que amenaza con paralizar nuestras almas. Necesitamos a alguien que sea más fuerte que nuestros temores.
Jesucristo es ese alguien. Él es el único que conoce íntimamente todos nuestros pensamientos y temores. Él es el único capaz de liberarnos. Esto se debe a que Él ha enfrentado por nosotras el mayor de todos los temores— el temor a la muerte y a la separación de Dios— y ha salido victorioso. La Biblia enseña que una razón por la que Él abandonó el cielo y vino a la tierra fue para “librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2:15).
Nuestros temores son como cadenas alrededor de nuestros corazones —nos paralizan, atrapan y esclavizan. Pero Jesucristo tiene la llave que puede abrir y hacer desaparecer todos tus temores. Él puede hacer esto porque Su amor es más poderoso que tus temores. Su plan es enseñarte, alentarte y transformarte en una persona que confíe en Él— incluso frente a tus preocupaciones y ansiedades más difíciles. No promete hacerte perfecta aquí en la tierra, pero sí promete trabajar poderosamente en tu corazón ahora y finalmente, en el cielo, liberarte por completo de todo temor.
La promesa de Jesús está disponible para cada creyente. No supongas que este libro está escrito sólo para personas que tengan un conocimiento profundo de la Biblia. La clave es que tú eres una hija de Dios, una que ha recibido a Jesucristo como su Salvador personal y su Señor.
Si no estás segura si eres cristiana o no, detente ahora y ve al apéndice A en la parte posterior de este libro. Allí descubrirás el plan de Dios para hacerte una nueva persona. Sólo piensa—quizá Dios usará tu lucha con tus temores para llevarte a Él. No tengas miedo de que Dios te rechace si no entiendes todo sobre la vida cristiana. Si sabes que necesitas un Salvador, entonces Él te está llamando hoy.
El Viaje Hacia la Libertad
Desde el día que me alejé aturdida del escenario hace muchos años, Dios ha transformado mi vida. He hablado frente a grandes multitudes y he hecho muchas entrevistas por radio y televisión. Reconozco que este cambio es resultado del poderoso trabajo de Dios en mi vida. No te estoy pidiendo que pongas tu confianza en mí o en mis palabras. Puedo ver cómo he crecido gracias a la bondad de Dios en mi vida, pero todavía soy débil de muchas maneras. Lo que he escrito aquí no lo ofrezco como respuesta a todos tus problemas, pero te indicará quién sí lo es.
Así que, ¿por qué no comenzar este viaje a través de este libro pidiéndole a Dios que te ayude a poner tu confianza en Él? Después de todo, Él es el único que ha conquistado al temor y a la muerte y es el único que puede transformarte. Él es El Que Cambia el Corazón y está más interesado en liberarte de lo que quizá sepas. Así que, inclina tu corazón ante Él, pon manos a la obra y comencemos nuestro viaje hacia la libertad.