Читать книгу Cuento de Diego Pun para sonreír - Ernesto Rodríguez Abad - Страница 9
Оглавление–Espera. Primero has de acertar esta adivinanza, si no lo haces esperarás hasta que tengas la respuesta. Hay que respetar las reglas del juego.
Cómo le gustaba jugar. No he conocido a nadie que juegue tanto como él. Y comenzó a cantar aquellas adivinanzas locas. Yo me estrujaba la mente porque sabía que si no las acertaba no oiría los cuentos.
–Escucha con atención, no mires detrás de ti y acertarás sin pensar:
«Siempre voy en tu compaña,
en tu compaña estoy siempre,
unas veces como paje,
como galán otras veces:
y si por la noche oscura
a pasear te salieres,
no te puedo acompañar
porque el sereno me ofende».
Diego Pun rio a carcajadas. Le gustaba verme nervioso, pensando que no averiguaría el acertijo y no me contaría el cuento.
–La sombra. La sombra es. Acerté, acerté, acerté. Es la sombra, ya lo sé.
Pues te contaré el primer cuento. Pon atención. Las palabras son mágicas y vienen desde épocas lejanas.