Читать книгу 100 Fichas de animaciones para personas mayores - Evelyne Allègre - Страница 8

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CAPÍTULO 2

El animador

NOCIÓN 9 Conocer

DEFINICIÓN

El encuentro entre el animador y la persona mayor es una primera fase esencial. Se trata de establecer con la persona una relación humana basada en el respeto. El animador debe ser suficientemente cercano a la persona como para escuchar su historia y, en la medida de lo posible, expresar sus deseos, sus expectativas y, por lo tanto, proyectarse en el futuro.

Búsqueda, conocimiento y respeto a las expectativas de la persona

«La animación en gerontología se basa en los medios de investigación de las expectativas de las personas en una ética que preserva el respeto de la vida personal.»

Artículo 5 de la Carta francesa de la animación en gerontología.

IMPORTANCIA

Antes de la animación debe haber una aproximación individual a la persona mayor, a sus deseos y a sus centros de interés. La animación se debe basar en las expectativas de la persona, tiene que ser una respuesta a ellas. Por eso es fundamental conocer de antemano a la persona.

DESARROLLO

A Escuchar

Para conocer a una persona, primero hay que estar dispuesto a escuchar. El animador debe multiplicar las oportunidades de intercambio privilegiado, yendo al encuentro de la persona y mostrándose disponible para escucharla.

Se aconseja una escucha activa (véase Noción 14, p. 37) porque permite crear un lazo de simpatía, alentador, tranquilizador y reconfortante.

B Estar disponible

La disponibilidad es la capacidad de ofrecer tiempo y atención a los demás. Se manifiesta a través de las palabras y los gestos apropiados para demostrar a los demás que son bienvenidos como, por ejemplo:

palabras de bienvenida, calurosas y auténticas (por ejemplo: «Estoy aquí para…, mi trabajo es…, siempre puede buscarme si…»), o de reconocimiento (por ejemplo: «Ah, Sra. X, me alegra mucho verla. ¿Cómo estamos?»);

expresiones corporales adaptadas que refuercen las palabras (por ejemplo: una sonrisa, una mirada de ánimo y compasiva, un apretón de manos, una mano en el hombro, etc.).

C Ser auténtico

Ser auténtico significa tener un comportamiento verdadero, expresar a los demás lo que realmente se piensa. En ocasiones, el miedo o el malestar pueden impedir un comportamiento auténtico. Para llegar a la «verdad» de una persona, hay que ser realmente uno mismo.

D Comprender

Para comprender a los demás, hay que hacer prueba de empatía; es decir, tener la capacidad de comprender al otro en cuerpo y alma. Comprender por lo que está pasando, cómo se siente, ponerse en su lugar, sin imponer las propias emociones sobre las del otro (porque cada uno es como es), y sin caer en la compasión ni la afectividad.

E Acompañar

El animador se convierte en el «compañero»1 de la persona mayor, aquel con el que recorrerá parte del camino.

El animador lo ayudará a:

– expresarse sobre sus vivencias (dar sentido a su historia);

– aceptar la realidad con tacto y empatía (compartiendo sus sensaciones);

– convertirse (volver a ser) en actor de su propia vida;

– encontrar un sentido a su vejez (en el respeto de su espiritualidad, su cultura, sus valores y su religión);

– expresar sus expectativas y deseos.

F Respetar

Respetar es considerar a alguien una persona digna y valiosa en general, y actuar en consecuencia. Para el animador debe ser respetar las elecciones, las ideas, las opiniones, la correspondencia, las confidencias, el pudor y las costumbres de la persona mayor.


«No perdemos nada del pasado, solo con el pasado se forma el porvenir.» Anatole France, escritor francés (1844-1924).

«Como para todo ciudadano adulto, deben respetarse la dignidad, la identidad y la vida privada del residente.»

Artículo 6 de la Carta francesa de las personas mayores dependientes en una institución.

G Descubrir las expectativas de la persona mayor

El animador establece con la persona mayor una relación respetuosa y afectiva, intentando en todo momento charlar sobre sus vivencias y sobre lo que le apetece hacer aún. El animador debe conocer el proyecto de vida de la persona (véase Noción 16, p. 41), ya sea porque lo haya leído o porque haya contribuido a su realización. Partiendo de su proyecto de vida y del conocimiento de la persona, el animador puede definir ciertas expectativas:

– deseos no realizados por falta de tiempo o porque no se dieron las circunstancias (por ejemplo: pintar cuadros);

– deseos del pasado que la persona mayor crea que jamás podrá realizar (por ejemplo: irse de pesca);

– deseos actuales que la persona mayor crea irrealizables (por ejemplo: comprarse un perfume);

– deseos olvidados, borrados, que el animador puede hacer renacer.

Estos deseos o expectativas conforman la base de la animación.

NOCIÓN 10 Motivar

DEFINICIÓN

El animador tiene el objetivo de suscitar el interés de la mayor cantidad posible de personas mayores, gracias a actividades que respondan a sus expectativas. Genera un contexto social y propone animaciones que estimulen a las personas a participar (siempre de forma voluntaria) y a expresar nuevos deseos.

IMPORTANCIA

La motivación permite mantener el deseo de la persona mayor. El animador motiva a la persona para que haga aquello que desea hacer y para que pase a otras realizaciones. Es una dinámica que lo acabará llevando a la propia realización personal.

DESARROLLO

A Instaurar una dinámica de proyectos

A partir de los deseos expresados (véase la noción 9), el animador construye y propone animaciones. Se tratará de una animación individual (si el deseo es aislado) o colectiva (si los deseos pueden agruparse).


B Establecer un clima de confianza

Establecer un clima de confianza permite facilitar los intercambios y estimular la participación en las animaciones. Esto requiere constancia por parte del animador. La persona mayor debe sentir la bondad del animador. Se aconseja al animador que:manifieste consideración y amabilidad mostrándose disponible y atento;

– disfrute charlando con el individuo y el grupo;

– permita que cada uno se exprese con libertad, sin emitir juicio alguno;

– no coloque a la persona en situación de fracaso, sobre todo al principio de la animación, para evitar bloqueos; el animador podrá posteriormente pedir «más» a la persona con el objeto de que pueda descubrir nuevas aptitudes, pero siempre en un contexto positivo y alentador;

– no haga nunca promesas que no pueda cumplir.

C Vencer los miedos y los rechazos

Ciertos miedos, como el miedo a caerse o a desplazarse, pueden provocar el rechazo a participar en las animaciones. Se aconseja al animador que:

– respete los miedos y las dudas;

– coloque todo de manera que se reduzcan al máximo los riesgos de caídas e informe de ello a la persona;

– proponga a la persona que durante los desplazamientos alguien le acompañe (organizarse entonces con el equipo de cuidados);

– tranquilice a la persona explicándole los fundamentos de la animación (por ejemplo: para luchar contra el miedo a caerse, una sesión de ejercicio físico).

Para la persona mayor que tiene miedo al grupo, miedo a lo desconocido (nueva animación) o miedo al fracaso (y al ridículo), el animador puede:

– presentarla de manera progresiva a los demás individuos;

– presentar claramente el contenido de la animación con palabras simples y justas (evitar hablar de actividades «deportivas» o «intelectuales») y explicando que se trata de pasar un rato agradable y no de ser el/la mejor;

– llamar con frecuencia a la persona, buscarla para ayudarla a superar lo que, en ocasiones, no es más que timidez o falta de seguridad.

«Para desarrollar la participación y la cooperación de cada uno, el animador debe comunicar de forma adaptada y comprensible para todos.»

Artículo 8 de la Carta francesa de la animación en gerontología.

D Superar las discapacidades

En ocasiones, las personas que sufren una discapacidad invalidante (ceguera parcial o total, déficit auditivo, artrosis, demencia, etc.) son reticentes a participar en las animaciones. El animador debe adaptar las animaciones a las discapacidades y:

– empezar por una animación individual;

– prever grupos reducidos para mejorar la calidad de la gestión y permitir a las personas que se conozcan con mayor facilidad;

– preparar un material que compense la minusvalía (lupa, amplificador del sonido, imágenes y textos más grandes, etc.);

– implicar en las animaciones a los voluntarios y a la familia.

E Crear un entorno estimulante

A través de su trabajo, el animador (o el equipo de animación) crea un ambiente estimulante en la institución. Este clima ambiental traduce el dinamismo de la institución y favorece la participación de la persona en las animaciones. Toma forma de diferentes maneras:

– los carteles de invitación a las animaciones y los paneles de información que se colocan en las zonas comunes;

– la decoración durante las actividades estacionales;

– las exposiciones de las creaciones artísticas de los residentes;

– la música (en las zonas comunes y los lugares de paso);

– la apertura de la institución a personas externas.

F Hacer surgir nuevos deseos

Gracias a un cuestionamiento regular del animador, la dinámica de proyecto permite que la persona se abra a otros proyectos, a otras realizaciones y a otros encuentros.

NOCIÓN 11 Valorar

DEFINICIÓN

Mediante su trabajo, el animador crea situaciones en las que las personas mayores toman consciencia de su valor y descubren (o redescubren) su capacidad para hacer cosas y para relacionarse con los demás.

IMPORTANCIA

Con bastante frecuencia las pérdidas asociadas a la vejez (véase Noción 1, p. 2) devalúan a la persona mayor, que se siente menos útil, menos atractiva, menos fuerte, etc. La valorización permite reforzar la autoestima (véase Noción 8, p. 24), asociada a la sensación de existir (sentirse vivo), y que es la condición previa para una buena adaptación. La valorización forma parte integrante del oficio de animador.

DESARROLLO

A Ser positivo

Tener un estado de ánimo positivo es agradable para los demás. El animador debe ser capaz de considerarse positivamente y tener la misma consideración por las personas mayores. Se trata de demostrar a su interlocutor que tiene cualidades humanas o intelectuales, o capacidades físicas innegables y apreciables. También debe mostrarse alentador, jamás hacer nada en lugar de la persona y ser paciente.

B Ser respetuoso y agradable

Para poner en valor a la persona mayor, el animador, con su actitud y su presentación, debe ser respetuoso y aplicar las reglas básicas siguientes:

– vestir de forma correcta y cuidada;

– tener una actitud afable y sonriente;

– nunca tutear a la persona mayor ni llamarla por su nombre (salvo si así lo pide);

– nunca infantilizar, ni en la forma de hablar ni en la concepción de las animaciones;

– no hacer que la persona fracase.

C Ayudar a la persona a superarse

Una vez que se ha establecido una relación de confianza entre la persona mayor y el animador, este último podrá intentar acompañarlo para tentarlo con nuevas experiencias, para descubrir nuevas actividades con el fin de que sea consciente de que puede desarrollar otras actitudes, otras capacidades y que todavía es valioso, etc.


La degradación morfológica y estética de la persona se traduce progresivamente en la aparición de canas, arrugas, degradación dental, aplastamiento de la columna vertebral, etc. Aunque la persona no tenga la sensación de estar envejeciendo, se ve vieja en la mirada de los demás.

NOTA+

El animador y el bienestar de la persona mayor

La vocación del animador no es tratar la depresión o la demencia de la persona mayor. Sin embargo, los efectos positivos de las animaciones, dado que se corresponden con las necesidades y los deseos, pueden ayudar a proteger de la depresión o la demencia y a retrasar la dependencia física.


NOCIÓN 12 Socializar

DEFINICIÓN

Socializar significa ‘hacer vida de relación social’ (Diccionario de la Real Academia Española, 2016). El objetivo final del animador es socializar a una persona mayor en el ámbito de una institución.

«Todos los actores de la animación tienen la finalidad de facilitar la autonomía social del adulto de avanzada edad y su participación en la vida social.»

Extracto del artículo 7 de la Carta francesa de la animación en gerontología.

IMPORTANCIA

Ser animador es, ante todo, animar a un grupo, estructurarlo en torno a una expectativa, a un deseo común, para que sea el lugar de integración social de la persona mayor, condición necesaria para su bienestar. La función del animador es crear condiciones favorables para la adaptación, y para las relaciones sociales y afectivas.

DESARROLLO

A Incentivar al grupo dentro de la institución

El animador vela por que todos participen lo máximo posible y por integrar al grupo hasta que el grupo en sí tenga vida propia. Para conseguirlo, el animador debe permanecer atento a los puntos siguientes:

– estar en situación receptiva; es decir, tener una actitud benevolente, gestos tranquilizadores y palabras de ánimo;

– favorecer los intercambios, los debates e incitar a la participación (invitar a una persona que habla poco a que se exprese);

– suscitar la cooperación, la ayuda mutua y la solidaridad;

– evitar las críticas sistemáticas, el cuestionamiento de las personas;

– favorecer la tolerancia, la comprensión del otro;

– velar por que no haya nadie que sufra en el grupo por sentirse dominado o excluido;

– pasar a un segundo plano cuando el grupo empiece a ser autónomo y genere por sí solo su propia dinámica y sus iniciativas (cada uno toma la palabra sin necesidad de intervención del animador).

En este caso, el animador debe:

– mantenerse atento y preparado para intervenir en caso de descontrol;

– ceder su papel al grupo cuando este se convierta en actor de su propia animación.

B Incentivar al grupo fuera de la institución

El animador debe esforzarse por desarrollar la convivencia necesaria para la armonía del grupo colocándolo en situaciones fuera de la institución durante visitas culturales (véase la ficha n.º 28) y viajes organizados.

C Abrir la institución al exterior

El animador tiene la misión de «abrir las puertas de la institución» con el fin de conectarla a la sociedad y de luchar contra la sensación negativa de aislamiento y de internamiento de los residentes.

El animador gestiona la planificación y las modalidades de intervención de las personas siguientes:

– familia y allegados;

– voluntarios y ayudantes;

– artistas (músicos, cantantes, cuentacuentos, magos, etc.);

– ayuda externa (arteterapeutas, psicomotricistas, esteticistas, etc.);

– niños (animaciones intergeneracionales; fichas n.º 38 y 56),

NOCIÓN 13 Comunicar

DEFINICIÓN

La comunicación entre las personas puede adoptar dos formas diferentes y complementarias: puede ser verbal (lo que se dice) o no verbal (lo que se percibe). Durante sus relaciones con la persona mayor (o su familia), el animador debe velar por cuidar su expresión verbal.

IMPORTANCIA

Al permanecer atento a la comunicación verbal, el animador «controla» mejor la relación con la persona mayor. Al prestar atención a la comunicación no verbal, el animador recopila diferentes informaciones: placer, inquietud, angustia, malestar, etc. El animador también puede tomar las medidas adecuadas.

DESARROLLO

A Los aspectos de la comunicación verbal2

La expresión de la voz

El animador debe intentar hablar despacio y modular la voz. Debe hacer pausas y aceptar los silencios, porque son útiles para el diálogo.

La claridad del lenguaje y el tono cálido

Para facilitar la comprensión, es necesario utilizar un vocabulario simple, claro y preciso, acompañado de un tono cálido. A cambio, es importante intentar comprender lo que dice la otra persona.

La mirada (auxiliar de la palabra)

Mirar al otro es asegurarle que le estamos hablando a él y no a nosotros mismos; es buscar su confianza. Que el otro nos mire cuando nos habla también debe tenerse en cuenta. (¿Qué imagen transmite nuestro cuerpo? ¿Nuestros gestos? ¿Nuestros movimientos?)

La distancia entre las personas

Durante la comunicación se establecen varios niveles de distancia entre las personas:

Distancia íntima (en torno a los 40 cm): se reserva a los actos íntimos de la vida (p. ej.: carantoñas, besos, etc.). A esa distancia podemos sentir el aliento, la respiración y el calor de la piel del otro. El tono de voz es suave.

Distancia cotidiana (entre 40 cm y 1,20 m): se observa durante los intercambios del día a día (vemos el rostro de la persona más que su cuerpo). El tono de voz es moderado.

Distancia social (entre 1,20 m y 4 m): se observa durante los intercambios de la vida social (vemos el rostro y el cuerpo de las personas). El tono de voz es más bien elevado.

La reformulación

Al reformular el contenido de las palabras de la persona mayor la ayudamos a precisar sus necesidades, a clarificar su punto de vista. Existen diferentes tipos de reformulación:

Reformulación por eco: repetimos las palabras que la persona acaba de pronunciar;

Reformulación refleja: si la persona dice: «Estoy muy cansada», podemos decir:

«Así que se siente agotada».

Reformulación clarificación: a la frase anterior, podemos responder: «¿Quiere decir que ya no le quedan fuerzas?».

Reformulación de síntesis: tras un monólogo bastante largo de la persona, podemos responder: «Si lo he entendido bien, ha dicho que…» y resumir sus palabras;

Reformulación positiva frente a interpelaciones muy negativas de la persona.

El carácter de la comunicación (abierto o cerrado)

La comunicación verbal puede ser:

Cerrada, el mensaje se manifiesta bajo la forma de una orden (signo de autoridad).

La respuesta esperada no puede ser otra que la aceptación.

Abierta, el mensaje puede requerir una respuesta. Por lo tanto, se puede dar una evolución y se impone un diálogo.

B Los aspectos de la comunicación no verbal3

Las diferentes señales

FUNCIÓN DEL ANIMADOR

Señales del lenguaje no verbal Manifestaciones posibles del lenguaje no verbal
Mirada – vacía, ausente, esquiva, fija, apagada, etc. – viva, chispeante, franca, móvil, socarrona, etc. – llorosa, ansiosa, etc.
Gestos – movimiento de las manos (cruzadas, abiertas o cerradas, crispación) – movimiento de los dedos (manipular un objeto, sus dedos, rascarse, frotarse, etc.) – movimiento de las piernas y los pies (balanceo, agitación) posición de la cabeza (baja o recta, asentimiento) – tics nerviosos, etc.
Mímica – sonrisa forzada, muecas, tics – fruncimiento de la frente, fruncimiento del ceño
Postura – postura sobre la silla (bien sentado o en el borde de la silla, hundido, etc.) – postura en la cama – postura del pecho (rígido, distendido, inclinado, etc.) – forma de levantarse, de andar – rigidez del cuerpo, tensión, ensimismamiento, etc.
Aspecto – rojez o palidez, temblor – respiración acelerada o ruidosa, sudor, etc. – señales de fatiga

La importancia de las señales

La comunicación no verbal puede reforzar el mensaje verbal o, por el contrario, puede confundir el sentido inicial. Las principales señales son:

la postura: proporciona información sobre la educación, pero también indica el nivel de atención prestado al mensaje;

la mirada: puede ser emisora por sí misma (por ejemplo: admiración embobada) o, por el contrario, mendigar la aprobación del otro;

los gestos: suelen acompañar y amplificar el mensaje;

el tacto: el contacto físico entre dos personas tiene una gran carga emocional. Reconforta a la persona mayor;

las expresiones del rostro: pueden expresar miedo, alegría, desconfianza, asco, etc.

El mecanismo del lenguaje no verbal en nuestro organismo


NOCIÓN 14 Escuchar (escucha activa)

DEFINICIÓN

La escucha activa es intentar comprender al otro. Se trata de escuchar, de repetir con tus propias palabras lo que has podido comprender para luego preguntar. La persona escuchada se siente importante en la conversación: se puede confiar, si así lo desea, porque se siente comprendida.

IMPORTANCIA

En el sector sanitario y social, la escucha activa es una técnica muy utilizada en la relación de ayuda. Permite abordar a la persona de forma objetiva, sin ideas preconcebidas, con el único fin de comprenderla mejor y ayudarla.

PARTE 1 Nociones básicas

DESARROLLO

A Interesarse por el otro

La escucha activa es un acto que requiere un compromiso personal; el tiempo que se invierte en la escucha y la atención prestada al otro son esenciales para crear lazos afectivos.

Para escuchar al otro, es necesario poder abstraerse de nuestro propio punto de vista. La actitud de escucha en una relación entre dos personas no es ni espontánea ni fácil. La escucha se basa en dos principios: la receptividad y el apoyo:

– la receptividad es el conjunto de comportamientos que indican al otro que estamos atentos (que dejan ver nuestros sentimientos);

– el apoyo es el conjunto de comportamientos que ayudan al interlocutor a proseguir el diálogo.

La receptividad y el apoyo se traducen en signos verbales y no verbales (aceptación, por la mirada, la palabra, etc. Véase Noción 13, p. 34).

B Reformular y preguntar

NOTA+

Las 7 actitudes de la escucha 4

Tomemos como ejemplo a María, animadora en un establecimiento de acogida para personas mayores dependientes. La señora López, de 82 años, suele empezar el día con una sonrisa, pero desde hace unos días María ha detectado un cambio en su humor. Hoy, la señora López le ha dicho: «¡No quiero ver a nadie! ¡Estoy harta! ¡No pienso volver a las animaciones! No sirven para nada. Déjeme en paz…».

La actitud de ayuda o apoyo

Apela a los «sentimientos» y busca animar a la persona ayudada.

María: «Se lleva bien con todo el grupo. ¡La van a echar de menos!».

La actitud de decisión

Privilegia la acción. Se basa en los consejos o las órdenes.

María: «Venga, nada de excusas. ¡Las animaciones le van a subir la moral!».

La actitud de evaluación

Decreta lo que está bien o mal. Tiende a pronunciar un juicio. María: «Si deja las animaciones, va a caer en la depresión».

La actitud de sondeo

Se hacen preguntas y se investiga para recopilar todos los datos. María: «¿Es que ha discutido con algún residente?».

La actitud de interpretación

Busca las razones, las causas. Persigue encontrar explicaciones, pero en realidad las impone.

María: «¿Es que no ha dormido bien y por eso no tiene ánimo hoy?».

NOTA+

La actitud de comprensión (o de escucha activa)

Busca comprender y favorece el intercambio social, pero se limita a lo que dice la persona.

María: «Comprendo su sufrimiento, señora López. No siempre vamos a estar de buen humor. Entonces, no quiere ver a nadie y no va a ir a las animaciones. ¿Me quiere contar algo más sobre los motivos que le han llevado a tomar esa decisión?».

La actitud de huida

Busca resguardarse, protegerse detrás de consideraciones generales para poner fin a la escucha.

María: «Vale, no está de humor; todos hemos pasado por ahí en algún momento, pero

sea paciente, señora López. ¡Pronto pasará!».

La reformulación suele ser necesaria para una buena comprensión. Las preguntas sirven para retomar la conversación con la persona. Existen dos grandes tipos de preguntas:

– las preguntas cerradas: son cortas y simples, pero solo dan lugar a respuestas cortas y simples. Por ejemplo, el animador puede decir a la persona: «¿Así que hoy no está de humor?» La respuesta podría limitarse a un «no».

– las preguntas abiertas: ofrecen a la persona una mayor libertad para responder. El objetivo de una pregunta abierta es recopilar una información más detallada y rica que permita al paciente constatar el interés que nos suscita su problema y el deseo de profundizar en el intercambio social.

NOCIÓN 15 Organizar

DEFINICIÓN

El animador tiene una función de organizador que se sitúa a varios niveles:

– institución (proyecto de animación);

– personas mayores (desarrollo de las animaciones);

– familia, allegados, ayudantes, voluntarios (implicación).

IMPORTANCIA

Una buena organización condiciona el dinamismo de la institución, gracias a una buena orquestación de las animaciones entre ellas y una implicación facilitada de las personas exteriores a la institución. Además, una animación no puede cumplir su función sin una buena organización.

DESARROLLO

A El proyecto de animación

Lo ideal es que el proyecto de animación forme parte del proyecto de la institución (véase Noción 17, p. 44). Es el fruto del trabajo participativo con el personal. Debe tener en cuenta los valores y principios de la institución, así como los medios materiales y humanos para definir los objetivos generales, las prioridades asociadas a la animación.

B El despliegue del proyecto

El animador organiza el despliegue del proyecto de animación de la siguiente forma.

La implementación del proyecto:

– proponer y presupuestar animaciones variadas que respondan a las necesidades y las expectativas de la mayor cantidad posible de personas mayores y que integren los valores y las prioridades de la institución;

– validar el presupuesto ante el director.

El seguimiento del proyecto:

– evaluar con regularidad las animaciones ante las personas mayore;

– renovar las animaciones en función de los deseos emergentes.

La adaptación del proyecto:

– recopilar los nuevos deseos de las personas mayores y de los recién llegados;

– crear nuevas animaciones que respondan a esos deseos.

C El desarrollo de las animaciones

Para cada animación, el animador debe organizar:

– la planificación de implementación teniendo en cuenta el tiempo de preparación, realización y evaluación (véanse Nociones 20, 21 y 22, p. 53-58);

– el espacio para el desarrollo de la animación;

– el material necesario;

– los grupos de participantes, y los medios para informarlos y motivarlos.

D La implicación de la familia y los voluntarios

El animador tiene la misión de crear asociaciones con diferentes intervinientes. En un enfoque participativo, dirige un trabajo de equipo a través del cual cada uno puede expresarse y sentirse considerado. En el respeto al proyecto de la institución, el animador define:

– la posibilidad de implementar iniciativas y propuestas (con la validación del director del establecimiento);

– la forma en que los intervinientes pueden participar en una animación;

– la forma en que pueden trabajar juntos;

– los límites de las intervenciones.

1. Etimología: compartir el pan.

2. Según DEAVS, J. Gassier y C. Cordon, 2014, Elsevier-Masson.

3. Ibíd.

4. Según la clasificación de Porter (psicosociólogo) en la Guía AS, J. Gassier, 2012, Elsevier-Masson.

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