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Presentación

El lasallismo como iniciativa pedagógica hace una apuesta por transformar las condiciones de deshumanización a través de la educación. De ahí la imperiosa necesidad de que las instituciones de educación superior lasallistas (IESL) expresen coherentemente su vocación por la formación integral de los sujetos, con el fin de brindarles bases profesionales sólidas, con profundo sentido humano y ético, para que sean capaces de enfrentar el mundo globalizado con las mejores herramientas y con propuestas innovadoras. Si bien es cierto que esta formación integral compete y ha de afectar a todos los actores de la educación superior, es urgente que se asuma la responsabilidad académica, investigativa y administrativa que ella demanda, en aras de favorecer el dinamismo de esta dimensión, la cual implica asegurar una capacitación permanente de los responsables directos de la formación para que puedan participar con efectividad en esta, así como del cuerpo administrativo y de servicios, con intención de que todos entiendan que se trata de un modo particular de relación del hombre consigo mismo, con los otros, con el mundo, con el conocimiento y con lo Absolutamente Trascendente.

Se entiende entonces que hay una tarea implícita para las IESL: la profundización, actualización, construcción y transmisión de ese conocimiento lasallista, que pasa por lo sociohumanístico, teológico y ético, con vistas a una formación integral de la totalidad de estudiantes, al igual que de profesores y de la comunidad educativa en general, a través de programas de investigación, de formación académica en las áreas correspondientes y de proyección y servicio a la sociedad, inspirados en el proyecto de cada institución. Se trata, en otras palabras, de promover el estudio y la asimilación del humanismo y la cultura cristiana, para consolidar una identidad particular que se caracteriza por un compromiso de toda la comunidad en favor de la equidad, la justicia y la paz.

De ahí la preocupación por promover la investigación lasallista que contribuya de manera permanente a la fundamentación y actualización teórica y pedagógica de los programas de formación técnica, tecnológica o profesional de pregrado y posgrado, a partir de la ética y la función social de los programas; que contribuya a desarrollar programas de extensión pertinentes; que promueva y apoye el quehacer de las IESL alrededor del estudio y desarrollo de una ética civil, una nueva conciencia ciudadana y una manera distinta de entender y vivir la dimensión política; que fortalezca y actualice la tradición formadora de las nuevas generaciones y que aporte en la innovación en cuanto a la búsqueda de modelos alternativos de desarrollo integral, justicia social, convivencia pacífica y desarrollo humano sustentable.

Es oportuno que las diferentes comunidades académicas que comparten los mismos ideales y el mismo sueño fundacional produzcan saber alrededor del tema, y que este se difunda entre ellas con intención de buscar consenso y sintonía en torno al fin de la pedagogía lasallista y lo que esta debería y podría aportar a la educación superior. Lograr un trabajo “juntos y por asociación” solo es viable si, a imitación de la primigenia comunidad, se comparte la utopía y se suman esfuerzos por lograrla. Con intención de darle espacio a esta tarea, se produce este proyecto que busca:

 • Compilar la reflexión de algunos de los colaboradores de las obras, producto de la investigación, la experiencia y la sabiduría pedagógica en perspectiva lasallista, alrededor de las categorías que la constituyen.

 • Presentar unas líneas de reflexión que sirvan de referencia e ilustración para directivas, administrativos, docentes e investigadores, en el que se presenten de manera clara y puntual aquellos elementos claves y básicos del lasallismo que hacen de las prácticas que allí se dan algo original, impactante y significativo.

Así pues, se presenta en primera instancia el capítulo titulado “La idea de universidad lasallista”, en el cual el autor, tratando de anticipar el devenir de la Universidad de la Salle, analiza y cuestiona el sentido mismo del concepto universidad y su papel frente a los retos del contexto (culturales, científicos, tecnológicos, diversos estilos de vida sociales, nuevas formas de gobernanza). De esta forma, se concentra en nuestro presente y en particular en nuestra realidad colombiana, con perspectiva hacia el futuro, para volver a poner en el foro de la discusión la pregunta de siempre, pero formulada de otra manera: Universidad lasallista, ¿qué dices de ti misma?

Luego, el capítulo “La educación superior y el lasallismo” esboza el sentido que tiene la perspectiva lasallista en la universidad. Aquí se reconocen las líneas que dan su identidad, y además se concientiza sobre el hecho de que, siendo este tipo de educación relativamente joven dentro del desarrollo del carisma lasallista, es por lo tanto un ejercicio en construcción que en cierto modo le da una holgura para enfrentar de una manera más acertada los retos que la sociedad le pone a esta forma educativa; con esto busca responder siempre, en toda la extensión, a su ser de universidad y, a la vez, a su ser lasallista.

En el capítulo “Identidad lasallista, misión y retos. El lasallismo, una espiritualidad para custodiar la vida”, el autor parte de un desafío: concebir la universidad como modelo para la sociedad, y no como un mero reflejo de esta, lo cual implica hacer una revisión del quehacer cotidiano, para entrar a cuestionar actuaciones y posturas que se viven dentro de las instituciones de educación superior. Mediante esta revisión se puede llegar a descubrir que es posible que la universidad no sea una institución propositiva, innovadora y creativa, que se termina amoldando a las exigencias del mercado imperante, para asegurar, tal vez por miedo a enfrentar críticas, aislamientos y descalificaciones, su propia subsistencia, lo cual hace que pierda, en buena medida, el enfoque de su misión y su razón de ser.

El autor plantea unas preguntas para invitar a que se reflexione sobre el papel de los docentes hoy y sobre las condiciones en las que realizan su labor. Utiliza la misma estrategia para pensar en los estudiantes y su realidad frente al estudio. Luego se realiza una mirada somera al acontecer en la sociedad actual, para justificar la importancia de analizar la trascendencia y el impacto de la educación superior hoy en nuestro país, y de reconocer el valor que conlleva el verla en perspectiva lasallista y lo que ello implica. Sin pretender dar una respuesta definitiva, se plantean unas ideas que ayudan a responder la pregunta ¿qué es ser lasallista?, para después abordar los temas de la identidad lasallista enfocada hacia la búsqueda de sentido, como una expresión cultural inmersa en la historia, y así finalizar planteando unos retos para una universidad que tenga este carisma. En sus conclusiones hay algo claro: “La educación superior en perspectiva lasallista, lejos de querer depositar la consecución de la misión en manos de expertos en teología, humanismo o ética, fomenta, capacita y alienta a todos los miembros de sus instituciones para que hallen el valor y el sentido de su propuesta”.

Seguidamente, en “Diálogos entre religión y razón en el contexto de la educación superior: una mirada crítica desde el proyecto educativo lasallista”, el autor trae a escena el tema de la dimensión religiosa, tanto en su formación como en sus creencias y prácticas en el contexto de la educación superior. Aborda la división entre ciencia y religión, entre conocimiento y creencias, entre la objetividad, la positividad de la ciencia moderna y la subjetividad y relatividad de las creencias religiosas, como herencia de la modernidad con la primacía de la razón y la autonomía. Describe de manera somera cómo la Universidad de la Salle de Bogotá, por su carácter confesional, ha optado por aproximarse a las relaciones entre religión y razón, fe y cultura, inspirada en valores y principios cristiano-católicos. Su texto evidencia la manera como la Universidad comprende dichas relaciones según el pensamiento social de la Iglesia, reconociendo el carácter ético y moral de las decisiones humanas. Describe también algunas finalidades de las instituciones educativas en lo referente a las convicciones religiosas y morales, inspiradas en los principios de la democracia deliberativa: el principio de la tolerancia, de la reciprocidad y del civismo. Asimismo plantea que la educación considera que el campo religioso no es solamente un hecho de cultura o de historia de las sociedades, sino un componente íntimo de las personas.

El capítulo “Economía y desarrollo: apuestas para el buen vivir desde una perspectiva lasallista” analiza y reflexiona sobre los avatares del modelo actual de desarrollo y el conflicto que por generaciones ha vivido Colombia, y que en particular hacen que la enseñanza de la Economía, las posturas sobre la calidad de vida y la idea de justicia que tengan los lasallistas deban ser una alternativa para este país, como una búsqueda constante del Desarrollo Humano Integral y Sustentable, para la formación de ciudadanos y ciudadanas capaces de enfrentar desde la economía los grandes retos del posconflicto.

En el capítulo titulado “La administración lasallista en el siglo XXI”, se plantea una reflexión sobre lo que supone una administración educativa con enfoque lasallista, y se sugieren unos retos que demandarían asumirla. La participación del personal administrativo en el desarrollo de la misión institucional es fundamental. Hoy, las actividades relevantes de una institución educativa en el proceso enseñanza-aprendizaje superan el nivel pedagógico, pero involucran el administrativo y necesitan de este. La labor que desde allí se realice “puede ser factor decisivo para el éxito o fracaso de los programas académicos de la institución”, en cuanto a la calidad y la capacidad de gestión de la organización educativa. Por eso es imprescindible que el administrador educativo asuma el reto de aportar una gestión que facilite la colaboración académico-administrativa, que garantice unas sinergias que contribuyan con el cumplimiento de los objetivos propuestos institucionalmente. Ello demanda una comprensión de la labor docente y de la trascendencia de la misión, y un compromiso con el logro de esta. Por otro lado, el docente debe confiar en que la gestión administrativa ha de contribuir con la realización de los proyectos educativos por el rumbo señalado. El texto ahonda este tema y sugiere unos estudios de esta “mancorna”, que evaluaron los efectos del apoyo administrativo en la eficacia del maestro. Estos llevan a preguntarse inquietudes como: “¿Qué pasa entonces cuando el maestro comprometido y consciente de la misión encomendada es dirigido y no acompañado por administrativos ajenos al mismo compromiso? ¿Cómo pueden permear en una institución los principios y valores que creen el ambiente propicio que fomente, aliente y facilite dicha misión?” Estas inquietudes permiten a su vez aterrizar el asunto en unos hechos concretos que exigiría vivir el carisma lasallista, con una clara intención: que la escuela vaya siempre bien.

Finalmente, en el capítulo sobre “Desarrollo de la misión en una universidad de los Hermanos Cristianos estadounidenses”, el hermano Emery presenta un contexto histórico de la misión lasallista en la educación superior. Expone la naturaleza y la cultura de la universidad a partir de la implementación de esfuerzos, énfasis curriculares, recurso humano, y nos devela la implementación de la misión lasallista en la Universidad de La Salle de Filadelfia, junto con una reflexión sobre esta labor en otras cinco universidades americanas lasallistas. El hermano abre con sus palabras la discusión sobre temas álgidos en la universidad: estándares de acreditación, secularización, educación católica. Además, nos describe someramente algunas experiencias que tienen: el Centro de Estudios Lasallistas, un espacio para entender más a fondo y valorar el carisma lasallista, a través del estudio del itinerario de Juan Bautista de la Salle y de la espiritualidad y pedagogía lasallista; el Instituto de Liderazgo Lasallista, el cual integra y promueve la herencia lasallista en la vida personal y profesional de líderes como futuros catalizadores de la misión lasallista; la Conferencia Lasallista, que anualmente reúne a los educadores lasallistas de la región, en donde se promulgan experiencias relacionadas con la formación para la misión y la espiritualidad lasallista, y que termina con un banquete en el que se exaltan los Educadores Lasallistas Distinguidos; el Instituto Lasallista para la Justicia Social, que opera según las enseñanzas de la Iglesia Católica y de la misión lasallista de servir a los pobres; el Programa de Voluntarios Lasallistas, que con comprometidos y bien entrenados voluntarios trabaja para empoderar a los empobrecidos particularmente a través de la educación; por último, nos da su propia idea de la Asociación Internacional de Universidades Lasallistas (AIUL).

Así pues, se consolida una reflexión teórica y práctica que permite trazar algunas pistas sobre las cuales transitar en la consolidación de un proyecto lasallista en educación superior. Una apuesta audaz, comprometida con las realidades del contexto, pertinente frente a las necesidades que el paradigma tradicional genera, e impertinente suficientemente para cuestionarlo y superarlo.

Fabio Orlando Neira Sánchez

Juan Carlos Rivera Venegas

Editores

La educación superior en perspectiva lasallista

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