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Epílogo, postfacio, y quizás un preludio

Se me ha convocado para comentar luego de su final, un libro que se pone a vuestra consideración y que, en su gestación, fue un trabajo de Tesina de Grado, de gran envergadura y alcance, que obtuvo la Licenciatura en Filosofía, calificado con la nota más alta y con expresiones admirativas del jurado. Trabajo que tuve el honor de acompañar como Directora.

Pero mi intención no es necesariamente “cerrar”, o poner “un punto final” (tal la tarea generalmente adjudicada a un “epílogo”), sino por el contrario, abrir, configurar nuevas puertas y ventanas, mostrar las que ya estaban, en este maravilloso libro, en este discurso tan sencillo y complejo, tan intuitivo y a la vez tan lógico, tan innovador y clásico, tan imaginativo, contundente, conmovedor, que discute y amplía, que argumenta y recorre con soltura los conceptos, hasta que los articula y desarticula, componiendo un rompecabezas fantástico, pleno de sentido e innovación. Haremos, entonces, un “postfacio”, un final (o no), es decir lo que Deleuze enuncia como “dejar al lector la tarea de concluir provisionalmente un libro” (1).

I-Me interesa comenzar, por tanto, mostrando algunas de las facetas del trabajo de construcción de este texto:

El Plan original de la obra partía de una cuestión hipotética principal pero mayormente “intuitiva”, que el tesista proponía como eje problemático de articulación para el tratamiento de los textos fuente. Se trataba de emblemáticas semejanzas, coincidencias, sintonías y búsquedas filosóficas, que emparentaban o entrelazaban el pensamiento de Bergson y de Hellinger, utilizando los atractivos y motivadores “entres” de las metodologías deleuzeanas.

Ya en la Introducción aparece un segundo punto clave, que va a nutrir la indagación, cito: “Por eso creemos necesario destacar, además de sus similitudes y diferencias, que ambos tienen una concepción de la filosofía como expresión de una forma de pensamiento, pero también de la vida humana, y especialmente de la experiencia comunitaria, como un acontecimiento primordialmente colectivo”. (Tesina, pag. 4.)

A su vez, hay algo que identifica los modos de pensamiento y acción de ambos pensadores, cito: “Es por eso que el modo de filosofar que encontramos tanto en Bergson como en Hellinger, suscita conceptos móviles que se retroalimentan y entrecruzan constantemente, y proporcionan un espacio sustancial a la vivencia misma del sujeto, que se completa y se complementa entrelazado con el plano conceptual.”

Este planteo se ve ampliado, a lo largo de la investigación, por un recorrido indagatorio complejo: la conceptualización acerca de la subjetividad y la vida, en múltiples categorías y análisis detallados.

En relación a esto, va a aparecer uno de los aspectos más creativos y originales de esta obra, que consiste en mostrar cómo Bergson y Hellinger, que son contemporáneos en determinado momento histórico y lejanos en idioma, geografías, y trayectos de viajes, y con diferencia de edades (casi como Bacon y Descartes), y con mayor formación filosófica Bergson, están de modos diversos y similares, en los polos de una misma episteme, es decir comparten las mismas condiciones de emergencia.

Esto es, el marco epistémico que habilita sus configuraciones discursivas, hace posible el uso de unos saberes que circularon en el período histórico analizado, permitiendo que funcionen como herramientas válidas, para la crítica y para la justificación teórica. Tanto Bergson como Hellinger conocen cabalmente el Psicoanálisis, el Vitalismo, la Moral y la Religión, los conflictos Sociales, las propuestas Comunitarias, y los grandes problemas de la Conciencia y de la Ciencia. Ambos critican la “espacialización” en relación a cómo la ve la ciencia positivista, y en la confrontación filosófica, atravesados, como estaban, por las indisociables duplicaciones de la analítica de la finitud, reinante en los discursos modernos, encontraron sólidos fundamentos para constituir el ‘sentido’ de la Vida, la Duración, la Sociedad, la Historia, el Universo, criticando a la ciencia objetivista, y poniendo en cuestión, el tema de la ventura o ruina del hombre, en función de la valoración científica que se tuviera en cuenta.

II-Visto así, se pudo perfilar otra hipótesis: el vitalismo de Bergson y Hellinger tiene aristas complementarias, una de las cuales, implica la idea de que la conciencia es un soporte sustancial al servicio de la vida. Sus pensamientos están dirigidos hacia la vida, incorporando las vivencias de la dimensión corpórea de la subjetividad. Cito: “Aquí el cuerpo ocupa un rol central, ya que es la sustancia a partir de la cual se ejecutan y manifiestan todas las experiencias, desde el inicio hasta el fin de nuestros días. También observaremos en ambos, cómo las dualidades no se oponen en su totalidad, ni se repelen, más bien son diferentes aspectos complementarios de una multiplicidad que las agrupa.”. (Tesina, pag.6)

En la Primera parte de esta obra, Facundo Fagioli se dedica detalladamente a Bergson, y en la Segunda parte a Hellinger, mediando un Interludio, en el cual, les hace dialogar con sus textos. Consideramos sumamente creativa esta decisión, en la cual se destaca cómo la filosofía de ambos autores, nos invita a romper nuestros propios límites, poder ser críticos de nuestros valores, batallar con las verdades más arraigadas, contemplar la diferencia en forma constructiva.

Es por eso, que en lugar de inaugurar los conflictos a partir de las desemejanzas, estos autores nos proponen un movimiento mucho más complejo: a partir de la diversidad, es posible una comprensión más flexible de las dinámicas humanas, como así también de los avatares del conocimiento.

El autor de esta sorprendente obra, ha sido enormemente cuidadoso en el trabajo conceptual, lo que le permitió ir abriendo esos tejidos, dando aires a esas puertas, arrojarse a esos trayectos y derivas, con el minucioso y atento ojo del biólogo, el psicólogo, el sociólogo, el genealogista, el arqueólogo… trabajando a la vez con la lupa y con el teodolito, con el mapa y la brújula, con el martillo y la pala, con la pinza, los calibres, los tamices, los microscopios, y… las palabras.

Hay un entramado muy acertado de citas, que apunta, especialmente, en todos los casos, a mostrar las relaciones entre el bagaje instrumental elegido, con sus operadores de lectura precisos, y las particularidades de los textos fuente, (en este caso los escritos de Bergson y Hellinger), y de las demás obras específicas que, al aportar temas puntuales, permitirían, argumentar sobre alguna de las hipótesis centrales, tales como: “Nuestra hipótesis de lectura consiste en sostener que el inconsciente está incluido en la conciencia y que ambos tienen una estructura fractal y colectiva”, (Tesina, Introducción, pag. 5).

Las obras de fuente secundaria elegidas, operaban focalizando las “tensiones”, por dar un ejemplo, entre la concepción teórica de la categoría de “conciencia”, su inscripción disciplinar, por un lado, y su perfil individual y social, subjetivo y comunitario, por el otro. Esto aportaba originales y provocadores espacios de reflexión, que, en algunos casos, implican ciertas “vueltas de tuerca” creativas y sugerentes, como más adelante intentaremos mostrar.

III-La estructuración de la obra respeta, acertadamente, la propuesta original que implicaba el tratamiento de la conciencia, con lo significativo de no reducirla al “estar conciente”, y de realizar un análisis no sólo, pero si también, de los discursos, para indagar cómo, mediante qué procedimientos, con qué resultados y a través de qué medios, con qué o quiénes (textos, autores, grupos de trabajo, enseñanza, etc.) se establecieron las reglas de estos dispositivos relativos a la categoría de “conciencia”, estudiando asimismo, cómo, en el nivel de las prácticas, (al abordar las relaciones humanas, en el caso de Hellinger), se configuran los procedimientos de individualización, subjetivación comunitaria, dinámicas de las diferencias y de la diversidad.

Sintetizando, podemos plantear, que, a su criterio, al reconocer diferentes dimensiones que atraviesan al sujeto, pero no pueden reducirse a él, emergen diversas incógnitas que derivan hacia la construcción de complejos espacios de problematización, que proponen lo que podría entenderse como un paradigma de la subjetividad, que establece la esfera colectiva como fundamento principal de la individualidad.

Esto podría referenciarse como una herramienta esencial para transformar la sociedad, y, a la vez, como una teoría específica que brinda la posibilidad de fundamentación de los sectores interesados en adoptar roles activos orientados hacia la solución de conflictos humanos, como es el caso de las Constelaciones Familiares, en el pensamiento de Hellinger. En Bergson, la práctica filosófica propicia un entramado ético, en el contexto de una conciencia múltiple inmersa en lo moviente. El ser humano participa de la duración, como uno de los tantos elementos que componen la supervivencia de la vida.

IV-Epílogo, Postfacio y quizás Preludio:

Este último término, Preludio, tiene origen en el latín praeludium y se usa para nombrar a lo que actúa como introducción o comienzo de algo. El preludio, por lo general, antecede a “lo principal” o a “la pieza central y más importante”. En música suele ser un sonido anticipatorio, un suspenso. algo que se ejecuta o se canta a modo de ensayo, ya sea para aclimatar la voz o para probar el sonido de los instrumentos, o para introducir una composición.

Pero aquí no tratamos de establecer lo más o menos importante. De allí que este “Epílogo-Postfacio” se propone favorecer un nuevo comienzo, no cerrar, ni obturar, sino lanzar toda la maravillosa imaginación del autor hacia derivas sorprendentes.

Un Preludio a veces es inesperado e intempestivo… anuncia aquello que está cargado de futuro. Como un nuevo amanecer, ya que habiendo mucho hecho y realizado, siempre hay algo que surge, una luz que se anuncia y se expande.

Para Facundo Fagioli recomienza la AVENTURA del pensamiento y la acción. La pura a afirmación de la vida, como quería Nietzsche. .

Me despido de los lectores que tratan de pensar finales, para re-tornar en el hecho de que, tanto los Epílogos como los Preludios, son atravesados por lo provisorio, danzan en manos de lo inesperado, y responden a la maravillosa aventura de la “tirada de dados que nunca abolirá el azar” (2). Finalizo con una última cita de la Tesina: “Pero incluso en lo más pequeño y cercano que tenemos, nosotros mismos, la conciencia está abrazada y penetrada por el misterio de lo inconsciente.

Es así que por un lado se encarga de penetrar la oscuridad de aquellos enigmas que la envuelven; para poder comprender cuales son las condiciones de posibilidad de la existencia. Pero por otro lado, al mismo tiempo que puede contener esta hondura, convive, está en punga y constantemente se ve atravesada por lo inconsciente. Paradójicamente esta dinámica, que en apariencia se expresa como una dificultad a la cual la conciencia se enfrenta, le proporciona un abundante caudal de oportunidades que le permiten crecer y evolucionar en su desarrollo. [.] Sólo necesitamos un breve vistazo a la historia, para poder entender que las sociedades en general y los individuos en particular, se encuentran en constante devenir.”. (Tesina, Págs. 10 y 186, todos los subrayados me pertenecen).

Prof. y Lic. María del Carmen Vitullo.

Directora de la Tesina.

Titular Ordinaria de “Problemática del Saber”, de1985 a 2013, inclusive.

Directora de CIFFRA, Centro de Estudios e Investigaciones en Filosofía Francesa desde 2009 y continúa.

Rosario, 12 de abril de 2019

1. Deleuze, Gilles, Epílogo al libro de Jacques Donzelot La Policía de las Familias. Trad. José Vázquez-Umbelina Larraceta. Ed. Pre-Textos. 1998. Valencia, España.

2. Mallarmé, Stéphane. Un coup de Dés jamais n’abolira le Hasard, Ed. Gallimard. Paris. 1993.

La multiplicidad de la conciencia en Bert Hellinger y Henri Bergson

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