Читать книгу Su majestad el albur - Fernando Díez de Urdanivia - Страница 5
ОглавлениеPRÓLOGO
Gracias a Fernando Diez de Urdanivia por haber tenido la inquietud, el interés, el entusiasmo y muy importante el buen humor junto con el minucioso estudio que le dio el conocimiento de lo que es el albur.
Sabemos los albureros que el albur es básicamente un juego, una habilidad, una actitud pícara de apostar jugando con el lenguaje, con las diferentes acepciones de las palabras para, más que atacar, jugar a defenderse de no ser violado, degradado por el rival tratándonos como perro, burro, buey o ignorante. Se trata de divertirse aceptando el reto de jugar o de escuchar a buenos albureros.
En todo el mundo existe el doble sentido en los diferentes idiomas. Sin embargo, no alburean, no conocen ese juego y aquí me voy a referir a nosotros los mexicanos.
Como en cualquier otra actividad, también en el albur hay categorías. Contamos con eruditos, maestros, poetas, intermedios, principiantes e ignorantes cuya falta de conocimiento y recursos echan a perder el juego.
Este libro es el mejor sinodal para calificar la calidad, la categoría de alburero de que se trate.
Difícil resulta que existan mujeres albureras. Difícil, sí, pero como en todo nos están igualando ya existe una que otra, sólo que resulta complicado alburearse mujer contra hombre porque según las reglas no pasaría de la segunda o tercera respuesta, seguramente vendría un “suicidio”.
En este su libro Fernando menciona a Salvador Flores Rivera “Chava Flores”. Me permito mencionarlo nuevamente porque considero, como albureros que somos, que una de sus composiciones, “La Tienda de mi Pueblo”, es un auténtico himno al albur que se recomienda para su estudio, pues es una clase de preparatoria en la educación alburéica.
En síntesis, este libro fantástico que nos ofrece el buen amigo Díez de Urdanivia, se disfruta de principio a fin, se aprende mucho de la cultura popular. Puede seleccionarse el nivel de albur que vaya con el estilo de cada quien, y me atrevo a decir que es un ejercicio mental dinámico y muy divertido.
La verdad, cuando me invitaron a dar mi opinión me la pusieron dura y me agarró el temor de no saber qué poner. Confío que mi larga experiencia de alburero me salvará.
En estas líneas dejo mi agradecimiento al autor y a los lectores que lo disfruten todo entero.
Sergio Corona