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Introducción

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Cada vez que he terminado de escribir alguno de mis cinco libros, me he dicho «Esta será mi última publicación». A esta también llamo ahora «mi última publicación», pero algo me dice que no lo será porque empezó totalmente diferente a como terminó y está bien que sea así. El último capítulo iba a ser la introducción porque quería que fuese un libro conceptual que reflejara un modelo de pensamiento, el Método del SER, la filosofía de Jamming. Sin embargo, en mi mente no dejaba de resonar una propuesta que en cierto momento me hizo Roberto Valenzuela, alguien que ha sido muy funcional en la elaboración de este libro y a quien estoy eternamente agradecido. Él me dijo «Fer, ¿por qué no publicas crónicas personales? Tú tienes demasiadas experiencias que podrían ser de utilidad para muchos lectores». Mi respuesta, tajante, fue «No, de ningún modo, siento pudor, me da roche». Con todo, tras haber iniciado el libro desde una óptica teórica, se transformó poco a poco en lo que hoy es, una suerte de autobiografía analizada desde mis conocimientos. En el camino hubo tres procesos de escritura, y en los tres no pude evitar derramar muchas lágrimas: al redactarlo por primera vez, al revisarlo, y al dar el visto bueno después de la fase de edición. Hubo momentos de mucho dolor y de mucha gratitud a todos los protagonistas de mi vida y, por lo tanto, de esta publicación.

La estructura de esta obra representa las facetas más importantes de mi vida y adolece de la mención de una serie de protagonistas también importantes a quienes, muy a pesar mío, no he podido hacer participar de estas páginas pero que mantengo en lo más profundo de mi corazón con todos mis afectos, experiencias y trascendencia. A todas esas personas extiendo mis disculpas.

El libro tiene siete capítulos. El primero, Los mapas de la infancia. Un hermano especial, hace referencia a mis experiencias de la niñez y de la adolescencia temprana, como por ejemplo la relación con mis padres y mi hermano mayor, que marcó de manera significativa quien soy ahora, con mis virtudes y defectos. En cierto modo fueron vivencias difíciles que considero la raíz de mis cambios de percepción centrales y de aquellos que siguen sin materializarse y que aún generan situaciones de conflicto, exabruptos y desequilibrios emocionales. Felizmente estoy a tiempo para trascenderlos y este libro intensificó mi compromiso con ello. El capítulo dos, La carrera profesional. El esfuerzo versus la atracción cuántica, trata de los orígenes de mi formación profesional como economista y banquero, nada más lejos de la práctica profesional como coach ejecutivo, de equipos y de vida, facilitador de procesos de aprendizaje y consultor de empresas en habilidades blandas y procesos de transformación cultural. Mi aprendizaje fue que la razón sí sigue a la emoción y la emoción no sigue a la razón: por más esfuerzos mentales que hice durante los primeros treinta y tres años de mi vida para convencerme de que la economía y la banca eran lo mío, mi pasión por el desarrollo de otros -que al terminar el colegio se traducía en «quiero ser maestro de escuela»- fue más poderosa que los mandatos de mi mente.

Siguiendo el orden cronológico, el tercer capítulo, La pareja. Amor incondicional versus percepción, trata sobre la experiencia más significativa de mi vida, muy difícil además por mis mapas emocionales y las creencias heredadas de mis padres y ancestros. En esa línea, el aprendizaje más importante que he tenido en el tiempo es este: no existe la pareja perfecta. Lo que existe es la percepción que yo elijo trascender que hace a mi pareja la persona perfecta para mí. En mi caso, mi esposa Pilar es el espejo más grande, de mayor calidad y nitidez. Cada vez que la miro me miro a mí mismo, y cada vez que hablo de ella y la describo, me describo. Ella es mi pilar, mi ángel, mi maestra y quien me hace aprender desde el dolor, al reflejar aquello que yo necesito reparar en mí. No por casualidad se llama Pilar Ángela Dolores. Yo le estoy eternamente agradecido porque me ha enseñado la ciencia de la paz -la paciencia- y a perdonar -perder para ganar y donar para cosechar-. Su paciencia -sustentada en su amor incondicional hacia mí- y su perdón -basada en su compasión ante mi necedad, mis arranques, mi irracionalidad y falta de amor propio- han sido una muestra de entrega y transformación.

El cuarto capítulo, Los hijos. Cuatro historias en una, ha sido una reflexión permanente de transformación, de toma de conciencia de amor hacia ellos, de visualizar las «metidas de pata» en su proceso de formación formal e informal -sobre cómo me veían, el role model-. En cada letra y cada frase he podido sentir cuánto quiero a mis hijos y les deseo lo mejor porque, aunque duele verlos irse, lo acepto como parte de la vida. Hoy ellos ya saben volar. Espero haber sido acertado en la forma de inculcarles valores para que contribuyan en la creación de una presencia humana de realización plena en el mundo, ambientalmente sostenible y socialmente más justa. Mi aprendizaje más significativo en este capítulo ha sido el «permitirles» vivir sus propias caídas -y a veces veo que van en esa dirección y solo me queda estar presente para ellos-. Intervenir sería egoísta de mi parte: es probable que el aprendizaje de esa experiencia es lo que les toca experimentar y trascender como presencias en mi vida. Estar presente les da la oportunidad de resonar conmigo sus decisiones si así lo eligieran. Solo me queda sostenerlos en sus tropiezos para luego acompañarlos en la reflexión y aprendizaje. No puedo negar que esta lección ha sido muy dura: soltar el control, fluir, escuchar, estar, amarlos incondicionalmente… es lo que ahora me corresponde.

El capítulo cinco, La empresa. Jamming, es el recuento de este emprendimiento que nunca fue pensado para generar dinero sino para servir y acompañar a empresas, personas y a la sociedad, de manera que pudieran generar resultados extraordinarios a través de cambios de percepción y la transformación. En ese apartado menciono todos mis aciertos y desaciertos, los procesos de sucesión, la relación con la gente, el impacto de mis «mochilas emocionales» en el modelo de negocios, en la cultura y, por tanto, en los resultados. Ha sido mi mayor espacio de aprendizaje profesional por la necesidad de «soltar» todas mis creencias al respecto para empoderar a mis hijos que llevan 12 años en la dirección de Jamming. He roto esquemas y he obtenido muchas satisfacciones y enormes frustraciones desde que fundé la empresa. Aprendí que el éxito es 2% de talento y 98% de perseverancia. Finalmente creo haber entendido que los resultados son producto de 3 frentes: de procesos internos afianzados con tecnología, preocupación por el desarrollo profesional y crecimiento económico del personal, y un trabajo concienzudo en la mejora continua y la innovación permanente.

El capítulo seis, El coach, aborda mi pasión por el ejercicio de esta profesión dedicada a elevar los niveles de conciencia en la humanidad, a acompañar a otros a ser más felices desde el logro de resultados extraordinarios en sus vidas, a identificar y desmontar creencias limitantes en los clientes -hasta que pongan «caritas de cachorro» o aplicando el cachetocoaching- y construir creencias potenciadoras. El coaching ha sido una disciplina que, desde mi lema personal de «los límites en el desarrollo del coachee están dados por el nivel de desarrollo del coach», me llevó a exigirme cada día más a trabajar en mi propio proceso de transformación. Esta es una práctica que ayuda a las personas a sanar porque, tal como la concibo, «sanar es trascender, trascender es cambiar la percepción, cambiar la percepción es darle otra interpretación a los acontecimientos y experiencias de la vida, con un cambio sustancial en los estados emocionales internos». Mientras más la practico, más feliz ayudo a los otros a ser y eso me llena de una felicidad infinita. El capítulo reseña todo mi proceso formativo y de (in-)madurez como coach.

No puedo dejar de mencionar el prólogo. El 23 de noviembre de 2019 cumplí 60 años de edad. Lo celebré en casa de mis padres. Al principio pensé que estaba dándoles una sorpresa y un guiño de atención a la familia. La sorpresa me la dieron a mí cuando me presentaron unos videos y saludos de grandes amigos, y luego unas cartas que leí con el corazón abierto y muchas lágrimas de emoción: esos escritos de personas sumamente significativas en mi vida son hoy el prólogo de esta publicación. Como bien dice Pili, mi esposa, en su carta «Contigo aprendí», este libro representa mis aprendizajes al lado de todos los miembros de mi familia, y no puedo estar más agradecido con ellos.

Por último, el capítulo siete, Las bases conceptuales de mi transformación,intenta conceptualizar -de manera teórica, se entiende- los aprendizajes a lo largo de todo el libro, centrados principalmente en el cambio de la percepción y la trascendencia como las fuentes de una sanación personal.

Hoy, 2.4.2020 -unas cifras que suman 10-, y en plena cuarentena por la pandemia de gripe que asola al mundo, doy por culminado este libro.

«El número 10 es considerado perfecto y divino por todo lo que nos rodea y la historia en los que lo hemos visto aparecer constantemente: dedos en manos y pies, los 10 mandamientos de las creencias cristianas, los 10 mandamientos budistas. Según los pitagóricos, este número también era perfecto y sagrado por obtenerse de la suma de los 4 primeros números consecutivos:1 +2 +3 + 4 = 10, y así se cree que es la suma de los 4 elementos de la creación: agua, tierra, fuego y aire».

Fernando Gil Sanguineti

Trascendiendo

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