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El método, como categoría, se refiere a la manera determinada de procedimientos para ordenar la actividad y lograr un objetivo, o sea, el método describe la dinámica del proceso, la vía para su ejecución, la lógica.

El método es «...el sistema de acciones sucesivas y conscientes del hombre que tiende a alcanzar un resultado que se corresponde con el objetivo trazado» (Navarro, 2003). En este caso, el resultado será el diagnóstico y el objetivo final, la resolución del mal que aqueja al paciente, así como la emisión de un pronóstico apropiado y la elaboración de un plan de profilaxis. En sí, el método comprende todo el aparato conceptual metateórico, principios que actúan como guías y que subyacen al quehacer; estas guías metateóricas son más precisas cuanto más avanzada está la disciplina.

En la consecución del método clínico se utilizan más o menos eclécticamente diversos tipos de razonamiento. Existen al menos cinco métodos de razonamiento utilizados para arribar al diagnóstico del problema del paciente: el intuitivo, el diferencial o por comparación, el inductivo, el hipotético y el abductivo. Los métodos de razonamiento se abordarán más adelante, conjuntamente con el apartado «Formulación de hipótesis».

Etapas del método clínico

El método clínico puede dividirse, como se ve a continuación, en siete etapas, aunque esto es un esquema general y un poco abstracto, es válido para nuestro análisis:

I) Motivo de consulta (planteo del problema)

II) Obtención de información primaria (reseña y anamnesis. Examen físico)

III) Elaboración de hipótesis (diagnósticos presuntivos/diferenciales)

IV) Evaluación de Hipótesis (exámenes complementarios. Respuesta clínica-evolución)

V) Emisión del diagnóstico definitivo y pronóstico

VI) Terapéutica

VII) Conclusiones. Alta clínica, reinicio del proceso o derivación

Esta división no incluye el conocimiento fáctico, ni tampoco el patológico o fisiopatológico. Es que el método en sí es un saber procedimental, simple orden y justificación para el uso de la «caja de herramientas» del que dispone cualquier médico veterinario, pero no nos brinda por sí el conocimiento de la enfermedad. No obstante, existen caracteres del método que sí tienen relación con la complejidad biológica de nuestro paciente, ordenando el trabajo en función de las prioridades a considerar según los principios de la fisiología y fisiopatología, como veremos más adelante.

¿Cuál es el objetivo inmediato del clínico?

El objetivo inmediato que tenemos es la elaboración de un plan de trabajo. Es muy diferente plantearse «un diagnóstico», «un tratamiento» o simplemente responder una consulta a planificar el acto médico (en lo posible) en su totalidad. Esto incluye múltiples tareas y previsiones, donde cada paso del método clínico puede formar parte de una verdadera planificación que involucre, como si fueran piezas de un todo, cada momento del examen de nuestro paciente. Cito ejemplos:

Tener un plan diagnóstico donde existan previsiones para explorar cada posible diferencial y el presuntivo principal, desde luego teniendo en cuenta los datos remotos, presentes y la expectativa del propietario.

Anticiparse a planificar las medidas terapéuticas más urgentes que debo tomar, cuáles estarían contraindicadas en este caso y para cada posibilidad diagnóstica (recuerde: cuando está procediendo en la examinación inicial Ud. no tiene un diagnóstico definitivo, es decir, no sabe aún que mal está aquejando a su paciente).

Hacer un análisis provisional de los efectos de la enfermedad en su paciente, que permita abordar tentativamente los pronósticos probables en cada caso posible. En este punto a menudo el factor económico puede definir el destino del paciente, lo mismo que la posibilidad de sobrevida más o menos considerable, el sufrimiento del animal y de su propietario, las posibilidades reales de establecer los cuidados que se requieren, entre otros aspectos.

Respecto de la terapia, el plan de trabajo debe incluir (una vez establecidos los pasos anteriores), un planeamiento que haga posible un ordenamiento racional de la labor terapéutica. Este procedimiento implica metas, objetivos y acciones, es decir establecer prioridades y una cadena de decisiones que optimicen el uso de los recursos disponibles en beneficio del paciente.

La ejecución del mencionado plan de trabajo tiene las siguientes ventajas:

• Permite excluir elementos irrelevantes y ponderar los elementos críticos.

Jerarquiza la información en base al origen.

• Habilita clasificar a los pacientes y las maniobras en “críticos y no críticos”.

• Permite evaluar riesgos.

• Habilita estadificar enfermedades.

En síntesis, lo anterior hace posible ordenar el trabajo con un fundamento racional y conservador, brindando bases sólidas tanto para el diagnóstico como para la terapia.

Bases que sustentan a la clínica

Si están presentes los fundamentos científicos suficientes (y una considerable cuota de arte por parte de quien ejecuta), las bases de la clínica son el método en sí y la ética. Sobre lo segundo, que a veces puede verse como un elemento «añadido», un mero complemento de la práctica médica, conviene leer un párrafo del profesor Llanio Navarro en su libro sobre propedéutica clínica:

Las profesiones se diferencian de los oficios en que en estos últimos basta el control jurídico, es decir, la penalización a posteriori de las faltas o los delitos. En la profesión médica por el contrario es preciso un estricto control previo, a priori, precisamente porque lo que está en juego es un valor tan fundamental como la vida humana. Y este control previo no puede ser más que ético. Por eso la ética nunca puede ser considerada por el médico como algo externo a su actividad profesional, sino como un elemento intrínseco y constitutivo suyo (Llanio Navarro, 2003, p. 9).

Conclusiones provisionales

Como puede verse, es importante que el clínico tenga la capacidad no solo de ejercer las destrezas que se requieren, sino también de formular una planificación seria, científicamente fundamentada y éticamente viable para guiarse. El primer paso para ello es asumir una realidad: la clínica es difícil. No es una labor precisamente relajada. Es una tarea que exige alto compromiso y dedicación de por vida, y su dominio, cuando llega, lleva muchos años.

Para poder cumplir con tan elevadas exigencias, el médico veterinario debe entender en profundidad en que consiste el método que permite arribar a los resultados clínicos. Así, con una base metodológica firme, sumado al resto de los conocimientos y atributos profesionales, están dadas las condiciones para enfrentar los casos en el consultorio, aunque antes de entrar en el tópico, debemos realizar un breve desarrollo de otro pilar fundamental de la práctica y del método clínico, el marco histórico y filosófico, así como los principios éticos, temas de máxima importancia que veremos en el capítulo 2.

Método clínico en animales de compañía

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