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Las capas del aura

Como todos sabemos, las capas del aura son una parte importante de nuestro campo bioenergético. Literalmente podemos decir que el aura es nuestra membrana etérica de interacción y protección de nuestro Yo biológico.


Restaurar las capas del aura con geometría sagrada de Luz Pura Solar es fundamental para restablecer y mantener nuestra vitalidad.


Un campo áurico sano, vibrante e irradiante de energía solar, aparte de hacernos más atractivos a la percepción inconsciente de las personas que nos rodean, impide que la baja vibración del entorno o de otros nos influya negativamente.

Podemos decir que cuando hay mucha interacción social, las capas del aura se llenan también de los campos de pensamiento-sentimiento de otros. Seguro que te ha pasado alguna vez que, después de estar con algunas personas, parece que no puedes dejar de pensar en ellas aunque ya estés solo y desees centrarte en otra cosa. La persona que tiene el campo áurico más fuerte siempre influye más. Cuando estamos conectados a nuestra esencia en las estrellas a través de nuestro tubo de luz, podemos llenarlas con energía espiritual del Sol, que es como ducharse de energía positiva todos los días.

Las capas del aura tienen membranas que las diferencian unas de otras y que mantienen sus distancias y las distintas frecuencias escalares de luz estables.

Pero la mayoría de nosotros tenemos las capas rasgadas, opacas o apelmazadas; esto impide que se mantenga la luz limpia dentro de nuestro recipiente individual. La buena ropa térmica va por capas y ejerce un efecto de termo-regulación permitiendo que nuestro calor y humedad se mantengan estables dentro del cuerpo a pesar de las inclemencias del entorno. Las capas del aura también tienen un efecto de protección parecido permitiendo mantener los distintos niveles de frecuencia energética que son necesarias para mantener la conexión plena de nuestro espíritu con nuestra biología.


Restaurando tu campo áurico podrás restablecer una alta densidad de alta vibración en tu cuerpo físico y que este se mantenga espiritualmente estable.


Cuando nuestro campo áurico está deteriorado en cualquiera de sus formas tendemos a enfermar.

Hace tiempo, cuando estaba muy tocado después de un grave accidente de parapente, me dolían mucho los riñones y el hígado; aunque hacía imposición de manos tipo Reiki no lograba eliminar el malestar. Instintivamente se me ocurrió enviar energía con mis manos al campo áurico que rodeaba el riñón; empecé a observar que al trabajar en zonas distantes alrededor de mi cuerpo mis dolores disminuían. Después, al comenzar a despertar la pineal, empecé a sentir y ver mi campo energético y fui consciente de que si no eliminaba la información registrada en mi campo áurico, no dejaba pasar la luz espiritual limpia desde mi eje vertical y, en consecuencia, mi cuerpo mantenía la misma información de enfermedad y dolor.

Según la ciencia, mis células nacían renovando mi cuerpo por dentro constantemente. Ya había pasado suficiente tiempo como para que no quedara ningún átomo, ninguna célula que hubiera participado en mi accidente, pero yo seguía enfermo, deteriorado y dolorido. También tomé consciencia de que a través de los desgarros absorbía energía malsana del entorno. Era como pretender estar calentito y llevar el abrigo abierto o rasgado mientras fuera hace viento y lluvia. Al darme cuenta de esto empecé a ser ayudado, guiado a aprender a restaurar mis capas con Luz Pura de las estrellas. Comencé a bajar Consciencia, Amor y Entendimiento para avanzar en la restauración de mi campo áurico. Me vino a la cabeza que lo bajara en forma de geometría sagrada, en forma de triángulos, y que fuera regenerando las membranas que separan unas capas de otras. Que me proyectara para fusionarme con el Sol y que me dejara ayudar. Así lo hice y me vi rodeado de seres angélicos irradiando hilos dorados de Luz Pura Solar que sellaban mi campo. Estos hilos dorados eran como fibras de tejido biológico espiritual de luz que se fundían con los tejidos físicos. Era como si se fuera restaurando el espíritu solar de los tejidos, devolviendo coherencia de ser a su ADN, activando su propósito y función.

Mientras estaba en fusión con el Sol, empecé a bajar Luz Pura Solar en forma de láminas solares, renovando mi cuerpo de luz. Capa por capa, con mucho cariño fui restableciendo mi campo bioenergético. Las tensiones emocionales se diluían al fundirse con la luz. Primero se rellenaban las zonas más distorsionadas con láminas doradas de Luz Pura Solar; algunas de estas láminas se fundían con la opacidad neutralizando su vibración hasta derretirse, mientras que en los sitios de más alta vibración iban rellenando el campo hasta volverlo dorado. Al hacer esto me di cuenta de que para sanar mi cuerpo físico era fundamental aprender a restaurar y mantener mi campo áurico. Pero, ¿cómo estabilizarlo? ¿Por qué cuando hacía estas inducciones de energía me llenaba de luz pero después perdía parte de esta energía o la desomatizaba y no lograba mantener mi estructura áurica estable? En ese momento me vino a la mente un viejo episodio de mi vida.

Un día, después de una discusión familiar dolorosa, sin querer me caí de la bicicleta y curiosamente me clavé una estaca en el meridiano corazón de la muñeca. Visto desde mi conocimiento actual, estaba en «brezo negativo», es decir, en modo «personaje de víctima», e inconscientemente generé una autolesión para justificar que ya no podía más, que no me cargaran con más responsabilidades que no eran mías. Cuando entré por la puerta del centro de salud me atendió casualmente una enfermera que asistía a mis cursos. Consideró que me tenía que poner la vacuna del tétanos, pues ya habían pasado más de diez años desde la última, y que, aunque no me gustara, ese era el protocolo y ella me recomendaba no arriesgarme pues el tétanos era muy peligroso. Accedí y según me la puso empecé a ver como mi campo áurico se llenaba de octógonos de oscuridad que me rodeaban e iban asfixiando mi luz. Se lo comenté a mi amiga: «Mira por donde, estoy aprendiendo viendo como funciona la enfermedad, asfixiando la luz y llenando mi cuerpo de opacidad». Pero lo importante era que lo hacía con estructuración geométrica. Empecé a bajar Luz Pura con estructura geométrica y enseguida el efecto negativo de la vacuna se disipó. Al despedirme nos reímos mientras la felicitaba por tener el centro de salud tan limpio, pues era una de las pioneras que se habían ofrecido a bajar luz a los espacios a donde las personas llegan con enfermedad, miedo y sufrimiento.


Es importante que las capas del aura estén estables, centradas e irradiantes de Luz.


Hablando con una colaboradora muy preparada pero que tenía dificultades para ordenar su vida, me di cuenta de que sus capas giraban alrededor de ella continuamente. Era como los caballitos de un carrusel en una feria de pueblo: ella en medio, y sus memorias, emociones y pensamientos girando alrededor de su cuerpo una y otra vez. De hecho, para contarte una cosa daba vueltas al tema y se repetía constantemente. Esta circunstancia –que me ponía de los nervios– era una pérdida de tiempo tanto para mí como para ella. Al darme cuenta de que su campo áurico estaba continuamente rotando alrededor de su cuerpo le propuse que alineara el canal central y empezara a parar la rotación de la energía.

Abrimos el campo áurico con Luz Pura y restablecimos el eje horizontal; costó un tiempo parar el giro pero una vez frenado su comunicación empezó a mejorar. Después de centrar el eje tierra empezamos a organizar y liberar un montón de eventos vitales negativos que la rodeaban continuamente.


Es importante entender que el proceso de ascensión es una evolución en espiral: cuando pasamos por las mismas circunstancias sin evolucionar, estas nos rodean una y otra vez. Si no logramos avanzar, es importante ver si tenemos bien organizado el eje horizontal.


En resumen, las capas del aura de una persona sana han de estar estables, irradiando luz hacia afuera, con sus membranas bien definidas para que mantengan su individualidad. El tubo de luz multidimensional que enraiza a Tierra las llena de luz irradiando su energía en ellas y la geometría sagrada de Luz Pura regenera sus membranas y las mantiene. Con la práctica irás logrando tener una estructura irradiante de tus capas del aura desde el Sol, un duplicado etérico que alimenta constantemente de luz tu cuerpo físico por bilocación fotónica.

Crear nuestro cuerpo de luz individual en el Sol nos permitirá regenerar y mantener la fluidez bioenergética de forma constante.

Luz Pura Solar

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