Читать книгу Razón y emoción - Ferran Salmurri - Страница 8
1 INTRODUCCIÓN
ОглавлениеQue la civilización pueda sobrevivir o no depende en verdad de nuestra manera de sentir. Es decir, depende de lo que queramos las personas.
BERTRAND RUSSELL
Ante la eficacia de los tratamientos psicológicos del malestar del estado de ánimo y del dolor emocional es fácil sentirse atraído por la idea de divulgar los conocimientos que puedan ser útiles para prevenir el sufrimiento emocional de las personas. De ahí al otro extremo, es decir, a divulgar métodos para sentirse mejor, solo hay un paso. Y es que todos los seres humanos deseamos disfrutar de un mayor bienestar emocional. Sabemos que es posible mejorar nuestra manera de hacer, pensar y sentir. Fue el interés por hablar de estos temas en un contexto diferente al de las aulas de las facultades de psicología y de las consultas de los psicólogos clínicos lo que me movió a escribir mi anterior libro Libertad emocional. Estrategias para educar las emociones (Barcelona, Paidós, 2004). Creo que aún queda por divulgar mucha información que sigue encerrada en los ámbitos universitarios y clínicos, especialmente en lo que concierne al campo cognitivo Este interés divulgativo es la razón que me ha llevado a escribir el presente libro.
El beneficio individual inmediato ha dominado, constantemente, las acciones de los hombres y mujeres del planeta. Al mismo tiempo y por los siglos de los siglos se ha creído y se nos ha enseñado que los seres humanos somos los «animales racionales», se supone que en comparación con los demás seres del reino animal. Nada más lejos de la realidad. Puede que nos cueste aceptarlo, pero los seres humanos estamos tan dominados por las emociones como cualquier otra especie del reino animal. A lo largo de los siglos, con frecuencia hemos actuado bajo creencias e ideas erróneas, tal como iremos viendo a lo largo de los próximos capítulos. Heredamos una manera egoísta de ir por la vida y, a pesar de que nos ha permitido subsistir como especie, hoy en día ya no puede sostenerse como motor del andar humano. En un mundo de más de siete mil millones de personas ya no es sostenible la idea de «si lo quiero y puedo, lo he de tener», puesto que aunque podamos lograrlo individualmente ya no es soportable ni conveniente para el colectivo humano.
Necesitamos una nueva cultura, lejos de los parámetros primitivos bajo los que vivimos y convivimos en la actualidad. Y es necesario que este cambio se realice con urgencia y de forma generalizada en el mundo global del siglo XXI. Y necesitamos una sociedad en la que las diferentes personas, sin perder la individualidad, aprendamos y ejercitemos una forma más humana y menos primitiva de pensar, sentir y actuar. No podemos permitirnos seguir patrones y valores anticuados que solo nos conducen a la autodestrucción y a la extinción de los humanos como especie. Necesitamos utilizar la razón para una gestión más adecuada de nuestras emociones. Y también necesitamos liberarnos de muchos prejuicios y, de este modo, dejar de convertir la vida en un juicio permanente o de transformar la normalidad del ser humano en una medicalización creciente, en lugar de aprender a cambiar aquello que sabemos, podemos y debemos cambiar. No podemos seguir escondiendo la cabeza bajo el ala mientras la tormenta no nos afecte directamente. Una sociedad que se dice civilizada no se puede permitir un silencio cómplice que conduce indefectiblemente al sufrimiento y, en último término, a la decadencia. Hoy disponemos de conocimientos suficientes para revertir esta situación, herramientas útiles para cada uno de nosotros y para que tanto nosotros como nuestros hijos dejemos de ser esclavos de nuestras emociones más primarias.
No hace mucho que nos hemos percatado de la imperiosa necesidad de cambiar los antiguos patrones para ir por la vida y los valores primitivos del andar humano. Nos podemos educar y podemos enseñar a nuestros menores mediante patrones de conducta que, sin negar la individualidad de cada uno, tengan en cuenta la pertenencia a la colectividad y, por tanto, nos permitan tener presente lo que para la especie humana es sostenible y conveniente a la hora de preservar su amenazada supervivencia. Necesitamos utilizar nuevas estrategias que nos permitan tanto aprender, tengamos la edad que tengamos, como enseñar, tengan la edad que tengan. Por este motivo el lector encontrará en las páginas de este libro referencias indistintas para el aprendizaje y para la enseñanza, pues todos, a cualquier edad, necesitamos y podemos mejorar nuestra educación para la vida.
Este libro pretende contribuir a la divulgación de estrategias que nos conduzcan a estos fines no solo poniendo de relieve lo que debemos aprender y mejorar, sino sobre todo cómo hacerlo. Si para alguna persona estas líneas son de utilidad, seguro que el esfuerzo habrá valido la pena. Que así sea.
Quiero expresar mi agradecimiento a muchos compañeros y colegas de diferentes ámbitos profesionales con los que he discutido algunas de las ideas expuestas en este libro. De entre todos ellos quiero destacar mi agradecimiento a Anna Carpena, Luis López-Mena y Salvador Rodríguez por el tiempo que han dedicado a revisar el manuscrito y por su crítica inteligente que ha enriquecido algunos de sus capítulos.