Читать книгу Heroico. Gimnástico. Descripciones de cuadros. Descripciones. - Filóstrato - Страница 7
Оглавление1 Filóstrato. Vida de Apolonio de Tiana, introducción, traducción y notas de A. Bernabé, Madrid, 1979 (BCG 18); Filóstrato. Vidas de los sofistas, introducción, traducción y notas de M. C. Giner, Madrid, 1982 (BCG 55).
2 Véase al respecto C. PADILLA, Los milagros de la «Vida de Apolonio de Tiana», Córdoba, 1991, págs. 19-24.
3 M. BAJTIN, Voprosy literatury i estetiki (1975) Traducción it. Estetica e romanzo, Turín, 1979, pág. 248.
4 Para una exposición más atenta a la complejidad del texto véase P. DESIDERI , Dione di Prusa. Un intellettuale greco nell’impero romano , Mesina-Florencia, 1978.
5 Euboico 103; Dafnis y Cloe III 31. C. MIRALLES, «penía y kêpos . Sobre algunos ideales de vida humana en la Antigüedad tardía», B.I.E.H . VII 1 (1973), 79 y sigs.
6 La moneda no es natural, no es cosa que brote, como los frutos de la tierra: cf. Euboico 48.
7 ELIO ARISTIDES (A Roma 93 y sigs.) se pregunta cuándo ha habido tantas ciudades, continentales y marítimas, y tan bien abastecidas, cuándo se ha podido viajar a ciudad por día, de modo que unas ciudades parecen salidas de otras.
8 El congreso o asamblea festiva y ferial es en griego panégyris . Entre quienes acuden a ellas distingue DIÓN DE PRUSA (27, 5-6) un grupo al que llama «turba de mercado» y caracteriza por su número y confusión.
9 C. MIRALLES, El Helenismo, Barcelona, 1989, págs. 75 y sigs.
10 Léanse o reléanse al respecto dos capítulos del libro de E. ROHDE, Psyche. Seelencult und Unsterblichkeitsglaube der Griechen (1894; 18982 ): «Los héroes» y «la Grecia tardía. Las creencias populares» en la traducción española, Barcelona, 1973.
11 C. MIRALLES, Come leggere Omero . 1992, págs. 32 y sigs.
12 P. VIDAL -NAQUET en págs. 152 y sigs. de J.-P. VERNANT -P. VIDAL -NAQUET, Mythe et tragédie deux, París, 1986 (págs. 164 y sigs. de la traducción española, Madrid, 1989); C. MIRALLES, «La réfondation athénienne de la condition héroïque». Pallas 31 (1992), 69 y sigs.
13 Palamedes aparece vinculado a los ejercicios de los sofistas de antiguo, por lo menos desde Gorgias, cuya Defensa de Palamedes lo muestra ya intentando escaparse con palabras de la trampa que le ha tendido Ulises. Véase, sobre el tema de Palamedes antes de Filóstrato, J. A. CLUA, «El mite de Palamedes a la Grecia antiga: aspectes canviants d’un interrogant cultural i històric», Faventia 7, 2 (1985), 69 y sigs.
14 Se trate de añadidos más recientes o no (cf. el comentario de A. HOEKSTRA a Odisea XIII 272: Omero. Odissea, libri XIII-XVI a cura di A HOEKSTRA, traduzione di A. PRIVITERA, Fundación Lorenzo Valla, 19872 , págs. 179-180), lo cierto es que en los recelos engañosos de Ulises al llegar a Itaca (a Atena, en XIII 256 y sigs.; al porquerizo Eumeo, en XIV 192 y sigs.) aparecen los fenicios caracterizados como navegantes astutos, ávidos de riqueza (así de «un fenicio falaz e intrigante, / un taimado que le había traido desgracias sin cuento a otros hombres…» se acuerda Ulises en XIV 288-290 según la traducción de J. M. PABÓN: Homero. Odisea . Introducción de M. FERNÁNDEZ-G ALIANO, traducción de J. M. PABÓN, Madrid, 1982: BCG 48, pág. 323). Por otro lado, un escolio a PÍNDARO, Pít . II 125 a (2, 51, 13 DRACH-MANN) caracteriza el modo de mercadear de los fenicios como vender por sacar provecho, y aduce al respecto un verso y parte de otro de SÓFOCLES que son para nosotros su fragmento 909 RADT (823 NAUCK 2 ) y que en la traducción de J. M. LUCAS DE DIOS (Sófocles. Fragmentos, Madrid 1983: BCG 62) dicen así: «dispusiste la compra y la venta, como un fenicio, comerciante sidonio». La idea que el escoliasta tenía de los fenicios —y en cuyo refrendo cita un momento de una obra de Sófocles que no sabemos ni cuál es— concuerda con el modo de caracterizarlos Ulises en la Odisea y confirma que, para un griego, «fenicio» era casi sinónimo de ávido mercader sin escrúpulos —como, por lo demás, es dado comprobar en los paremiógrafos (DIOGENIANO VIII 67 LEUTSCH -SCHNEIDEWIN, por ejemplo) y en varios léxicos medievales—.
15 Sobre la idea de conversión, fundamental en el sentir religioso de la época, es clásico el libro de A. D. NOCK , Conversión , Harvard, 1933, muchas veces reimpreso. Después de Rohde (cf. n. 10) se recomiendan sobre los héroes la monografía de L. R. FARNELL, Greek Hero Cults and Ideas of Immortality, Oxford, 1921 (reimpr. 1959), un artículo del mismo NOCK , «The Cult of Heroes», Harv. Theol. Rev . 37 (1944), 141 y sigs. (= Essays on Religión and the Ancient World, ed. by Z. STEWART, Oxford, 1972, vol. II, págs. 575 y sigs.) —a pesar de que su idea de que, mientras en la literatura los héroes son los de Homero y Hesíodo, en el culto son «deidades menores» pudiera considerarse especiosa— y el libro de A BRELICH, Gli eroi greci, Roma, 1958.
16 T. MANTERO , ‘Ricerche sull’ «Heroikos» di Filostrato, Génova, 1966.
17 Se añade a lo dicho BERNABÉ , cit., en n. 1, introd., pág. 19.
18 Otros ejemplos en ROHDE, cit., vol. I, págs. 197 y sigs.
19 Sobre las diversas interpretaciones de Filóstrato como crítico de Homero véase MANTERO, ob. cit., págs. 145 y sigs. Pero sobre el uso de Homero en la literatura de la época véase sobre todo F. MESTRE, «Homère, entre Dion Chrysostome et Philostrate» en Anuari de Filologia XIII (DI) (1990), 89 y sigs. De todas formas, incluso a los técnicos gustaba discutir sobre la autoridad de Homero en su especialidad: así. por ejemplo, sobre geografía, a Estrabón Cf. H. BIDDER, De Strabonis Studiis Homericis . Leipzig, 1899.
20 Sobre Alejandro, con referencia a las fuentes, consúltese J. R. HAMILTON, Alexander the Great, Londres, 1973, págs. 35 y sigs. No debe olvidarse en este contexto la visita de Caracalla a Troya en el 214, en cuya importancia insiste K. MÜNSCHER («Die Philostrate», Philologus, suppl. X (1907), 506 y sigs.): el emperador, en efecto, habría celebrado sacrificios fúnebres sobre la tumba de Aquiles en un viaje en el que, según HERODIANO (IV 8, 1), imitó en todo a Alejandro. Habida cuenta de que Alejandro también había sacrificado en honor de Protesilao, según refiere ARRIANO (Anáb . I 11, 5), Münscher supone que también lo habría hecho Caracalla y coloca el Heroico en relación con los intereses de este emperador.
21 M. ALIGHIERO MANACORDA, La paideia di Achille, Roma, 1971.
22 Leído en el 143, o más probablemente en el 155, el discurso A Roma de Elio Aristides (cf. C. A. BEHR, Aelius Aristides and the Sacred Tales, Amsterdam, 1968, pág. 87) —cuya respuesta no está mal suponer, con PERETTI (Luciano, un intellettuale greco contro Roma, Florencia, 1946, pág. 80) que fue el Nigrino — es la más espectacular ejemplificación de este estado de cosas: cf. P. GÓMEZ, «Eli Arístides: biografia i discursos», Ítaca 2 (1986), 89 y sigs.
23 Sobre la relación entre exequias y certamen, K. MEULI, «Der Ursprung der Olympischen Spiele», Antike 17 (1941), 189 y sigs. y, siguiendo sus pasos, W. BURKERT, Homo necans: Interpretationen altgriechischer Opferriten und Mythen . Berlín-Nueva York, 1972.
24 Sobre la ascendencia homérica, importancia y consecuencias de tal principio, I. WEILER, «Aien aristeuein . Ideologiekritische Bemerkungen zu einem vielzitierten Homerwort», Stadion I, 2 (1976), 200 y sigs
25 La relación de la técnica con la naturaleza, planteada ya en Demócrito (TH . COLE, Democritus and the Sources of Greek Anthropology, Londres-Michigan, 1967), más bien presentaba a la primera como una superación de las limitaciones impuestas al hombre por la segunda. Sobre este tema, G. CAMBIANO, Platone e le techniche, Turín, 1971.
26 Sobre el Gimnástico como ensayo F. MESTRE, L’assaig a la literatura grega d’època imperial, Barcelona, 1991, págs. 323 y sigs.
27 Como nota NAGY (Pindar’s Homer, Baltimore-Londres, 1990, pág. 123, n. 38), el modo de expresarse de Filóstrato cuando describe los juegos —Nagy se refiere al stadion — «muestra a las claras que el autor se propone no describir la práctica atlética corriente sino indicar la etiología que se asocia a la práctica atlética».
28 Uso esta palabra en el sentido que explica F. MESTRE en este volumen, en las notas 42 y 43 al Sobre la gimnástica .
29 Cf. B. P. REARDON, Courants littéraires grecs des IIe et IIIe siècles après J.-C., París, 1971, pág. 196, con bibliografía en 243 y sigs. Entre la bibliografía posterior, es de todo punto oportuno remitir a la brillante introducción de G. RAINA a su traducción italiana de los dos manuales «fundacionales» (Pseudo Aristotele, Fisiognomica; Anonimo Catino, Il trattato di fisiognomica, Milán, 1993).
30 REARDON, ob. cit., pág. 197; cf. pág. 195, donde dice que el Gimnástico tiene en común con el Heroico «un aspecto de hechos diversos».
31 R. SARGENT ROBINSON, Sources for the History of Greek Athletics, 1955 (reimpr. Chicago, 1981), págs. 174 y sigs.; W. E. SWEET, Sport and Recreation in Ancient Greece, Oxford, 1957 (ambas obras aportan una traducción del Gimnástico: págs. 212 y sigs., respectivamente); S. G. MILLER, Arete, Chicago, 1979.
32 Cf. XI 20-40, en la descripción del escudo de Agamenón.
33 M. W. EDWARDS, vol. V, libros 17-20, en G. S. KIRK (ed.) The Iliad: A Commentary, Cambridge, 1991. págs. 200 y sigs.
34 C. F. RUSSO, Hesiodi scutum, Florencia, 1950. Una ajustada comparación del hesiódico con el homérico en R. LAMBERTON, Hesiod, New Haven-Londres, 1988, págs. 141 y sigs.
35 C. MIRALLES, Come leggere Omero, cit., págs. 31 y sigs.
36 Hay una extensa bibliografía sobre los escudos desde el trabajo de F. RITSCHL, «Der Parallelismus der Sieben Redenpaare in den Sieben gegen Theben des Aischylos» (1858) incluido en el volumen 1 de sus Kleine Philologische Schriften . Leipzig, 1866, págs. 300-364.
37 J. P. VERNANT y P. VIDAL -NAQUET, Mythe et tragédie deux , cit., págs. 128 y sigs.
38 C. MIRALLES, «La poetica di Eroda», Aevuum antiquum 5 (1992), 100 y sigs.
39 J. D. BEAZLEY y B. ASHMOLE, Greek Sculpture and Painting, reimpr. Cambridge, 1966, págs. 83 y sigs.
40 J. FITZGERALD y L. M. WHITE, The Tabula of Cebes , Califomia, 1983, pág. 4 («sometime in the period from Augustus to Domitian»).
41 Un tratamiento más completo de las descripciones pictóricas en las novelas puede hallarse en S. BARTSCH, Decoding the Ancient Novel, Princeton, 1989, págs. 40 y sigs.
42 C. MIRALLES, «La religión», B.I.E.H . 4-5 (1970-1), 103 y sigs. (número dedicado al siglo IV a. C.).
43 F. HARTOG, Le miroir d’Hérodote. Essai sur la représentation de l’autre, París, 1980.
44 A. MOMIGLIANO, Alien Wisdom. The Limits of Hellenization, Cambridge, 1975.
45 E. L. BOWIE, «Greeks and Their Past in the Second Sophistic», Past and Present 46 (1970), 31 y sigs.
46 C. GARCÍA GUAL, Introducción a la mitología griega , Madrid, 1992.
47 M. M. MACTOUX, «Pantheón et discours mythologique. Le cas d’Apollodore». Rev. Hist. Rel . 206, 1989, 245 y sigs.
48 G. CAVALLO, «Conservazione e perdita dei testi greci: fattori materiali, locali, culturali» en A. GIARDINA (ed.) Società romana e impero tardo antico. Tradizione dei classici, trasformazioni della cultura, IV, Roma-Bari, 1983.
49 M. E. BLANCHARD, «Problèmes du texte et du tableau: les limites de l’imitation à l’époque hellénistique et sous l’empire» en B. CASSIN (ed.), Le plaisir de parler, París, 1986, pág. 145.
50 P. HADOT, prefacio a Philostrate. La galerie de tableaux (trad. de A. BOUGOT, revisado y anotado por F. LISSARRAGUE), París, 1991, pág. vii.
51 M. DETIENNE, Les maîtres de vérité dans la Grèce archaïque, París, 1967, págs. 108 y sigs.
52 Cf. la nota de LISSARRAGUE en pág. 126 del vol. cit. en nota 50. Igualmente, cf. Filóstrato el Viejo, Imágenes; Filóstrato el Joven, Imágenes; Calistrato, Descripciones . ed. a cargo de L. A. DE CUENCA y M. Á. ELVIRA, Madrid, 1993, pág. 194.
53 Véase al respecto J. A. CLUA «El Jacinto de Euforión y el problema del élegos», Emerita 59, I (1991), 39 y sigs.
54 Aportan este lugar, lo contextualizan y lo valoran L. A. DE CUENCA y M. Á. ELVIRA, ob. cit., pág. 10.
55 R. JAKOBSON, «Linguistics and Poetics» en Th. A. SEBEOK, ed., Style in Language, Cambridge (Mass.), 19642 , pág. 357; G. GENETTE, «Frontières du récit» en Figures II, París, 1969, págs. 61 y sigs.
56 Véase la «Note on Goethe, Philostrats Gemaelde » con que A. FAIRBANKS cierra la introducción de su traducción en Loeb de Philostratus. Imagines; Callistratus. Descriptions, Londres-Harvard, 1931, págs. XXVII y sigs.
57 Nota en la pág. 137 del volumen citado en nota 50.
58 M. CAMPS -GASET, L’année des Grecs, Besançon-París, 1994, págs. 24 y sigs.
59 La experiencia religiosa de los santuarios de Asclepio parece similar a la inspiración, y los santuarios, más generalmente, lugares donde impera «una atmósfera de religión popular transfigurada por un disfrute naïf del arte» (K. KERÉNYI, Asklepios. Archetypal Image of the Physician’s Existence, trad. ingl., Princeton, 19812 , pág. 47).
60 BEAZLEY y ASHMOLE, ob. cit., págs. 54 y sigs.
61 F. FRONTISI -DUCROUX, Dédale. Mythologie de l’artisan en Grèce ancienne, París, 1975.
62 Cf. el prefacio de J. PIGEAUD a su traducción francesa: Longin. Du sublime, París-Marsella, 1991, págs. 31 y sigs.
63 Dice A. FAIRBANKS (ob . cit., pág. 394) en nota a este lugar: «la última frase, que omiten los manuscritos FP, es muy verosímilmente una glosa marginal».