Читать книгу ¿Está en Netflix? - Florencia Delgado - Страница 5

Оглавление

Introducción

El contenido vía streaming y su nueva modalidad cambiaron para siempre el paradigma del espectador posmoderno. La irrupción de las plataformas y el video bajo demanda (VOD) son el elixir audiovisual que transformaron las dinámicas de la industria a la par de nuestras costumbres.

Sin embargo, bien sabe el espectador de otras épocas que la comodidad de tener todo a merced de un play no fue constantemente así. Solo los más avezados recuerdan lo que era esperar a que la película anhelada esté disponible en nuestro videoclub, salir de nuestras casas para ir a alquilarla, regresar contentos, ponerla en la videocasetera (que funcione milagrosamente sin “trackinarla”) y al fin poder verla. O tal vez, la cita para encontrarla estaba afuera de casa y había que cambiarse, ponerse lindo, echarse perfume e ir a la función de matiné, no sin antes comprar caramelos y esperar a que el acomodador haga magia con su linterna. Solo el pirata del barrio intuía cuánto tiempo estábamos dispuestos a esperar para que nos grabe ese DVD de la trilogía que pretendíamos mirar, mientras suplicábamos que no sea tan trucha y la podamos ver sin que nos ardan los ojos buscando nitidez. Las preguntas como: ¿quién tendrá esa película?; ¿la podré ver este año?; me perdí un capítulo de mi novela, ¿ahora qué voy a hacer? Son todos interrogantes del pasado, ¡basta de aventuras cinéfilas! Ahora todo está a un solo clic de distancia, la comodidad es nuestra amiga y las pantuflas llegaron para quedarse junto con la joggineta manchada de lavandina.

Buenas y malas tendrá este tiempo. Por un lado debemos considerar que la digitalización del contenido audiovisual ha democratizado el panorama, ya que existe un acceso globalizado y público. Pero, por el otro, nos convertimos en huraños encerrados, mirando ininterrumpidamente capítulos de nuestra serie hasta advertir que esa claridad que proviene de afuera no es otra cosa que el mismísimo sol amaneciendo.

La actualidad nos encuentra solitarios y mirando bajo otros parámetros. La desaparición de las salas de cine históricas, juntamente con la aparición del contenido online, hizo que el encuentro con el otro se volviera infrecuente y se apartara del registro social. Además, con el cierre de las salas históricas el hábito y la educación de la mirada sufrieron un enorme declive. Lo que antes era un refugio público, que propiciaba un ejercicio de pensamiento conjunto y diversidad de películas, ahora se ha reducido a un único modo de consumo, encapsulado bajo las megaestructuras de los shoppings. Esto provocó que el acceso a la pantalla grande sea para los que puedan pagar la entrada a un precio comercial.

De esta manera, establecimos un circuito aislado con una dinámica automatizada, donde vemos mucho, pero nos preguntamos poco. Existe poca mediación de eso que elegimos mirar y nuestro procesamiento de las imágenes cambió al ritmo de su digitalización e inmediatez. En la actualidad, el contenido se multiplica en simultáneo, saltamos de una pantalla a la otra, de un capítulo al siguiente, de una serie a la subsiguiente, como una especie de maratón ocular que impone un mercado, sin cuestionarnos absolutamente nada de lo que decidimos ver. Tampoco dónde lo vemos.

Las siguientes páginas tienen como objetivo pausar los ojos, desenredar la mirada, y hacer el ejercicio de pensamiento individual de lo que estamos siendo los espectadores posmodernos.

¿Está en Netflix?

Подняться наверх