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Jugar y probar

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En la mayoría de las mujeres, el orgasmo no se logra de la noche a la mañana, sino que es un camino de autoconocimiento, permiso, confianza, actitud y educación. No hay razón para que una mujer piense o crea, como se dice por ahí, que es anormal o frígida porque nunca tuvo un orgasmo, no lo tuvo con una pareja o porque hace mucho que no lo tiene.

El término frigidez viene de “frialdad y frío”, pero se utiliza, mal, como adjetivo para estigmatizar a la mujer que no puede experimentar placer sexual y llegar al orgasmo. Desde ya les cuento que la “frigidez” no cabe ni existe para nadie.

Existen mujeres que, por poseer alguna patología orgánica severa que perturba las vías del reflejo orgásmico, tienen imposibilitada la capacidad de tener un orgasmo por las mismas vías reflejas que la mayoría de las mujeres. Les hablo, por ejemplo, de algún problema o patología del sistema nervioso central o periférico porque, en ese caso, el placer será suministrado por diferentes vías. Estas pueden ser las mamas, las orejas, la espalda, el cuello, algunas partes de la piel…

Cada una encontrará sus propias zonas erógenas y disparadoras de placer. ¡Sepan que no existe mujer que no pueda sentirlo! Todas tenemos nuestro propio mapa erógeno. Nuestras áreas del cuerpo que solo a nosotras nos estimulan y nos dan placer. Lo importante es conocerlas y “aprovecharse” al máximo de ellas. Lo principal es que entendamos que siempre podemos sentir placer en el sentido amplio de la palabra.

Nuestro cuerpo es nuestro instrumento erótico comandado por nuestra mente y acompasado por nuestros sentidos. Cada mujer puede conocer cuáles son sus zonas erógenas, sus puntos de máximo placer, sus gustos para ser acariciada, sus ritmos y sus modos. No nos limitemos a nuestra vulva cuando hay dos kilómetros de piel ansiosa por ser descubierta. ¡Es toda nuestra!

El placer de autosatisfacernos a través de la masturbación (tema del que te hablé en el capítulo anterior) es la mejor manera de educarnos sexualmente, ya que permite conocer los propios gustos, el ritmo preferido, la presión con la cual se goza, cuándo se aproxima el orgasmo, y si queremos posponerlo para que sea más intenso. Eso nos hace expertas en saber qué nos gusta que nos hagan o cómo no nos excita que nos toquen.

Es importante saber que existen diferencias en los tiempos y en los gustos entre mujeres y varones. Incluso, individualmente, en cada persona hay diferencias de un momento a otro, un día a otro, o hasta en el mismo día en las diferentes horas. Porque somos humanos y la sexualidad nos atraviesa de lleno en nuestras emociones, creencias, ánimos, sentimientos, y eso influye en los encuentros sexuales.

Por lo tanto, cuando nos exploremos seamos conscientes de quiénes estamos siendo en ese momento. Démonos tiempo, no nos frustremos si no nos sale, si no logramos el máximo placer. Se trata de relajarnos, de disfrutar, de probar, de jugar. No hay manuales ni guías exactas. Cada cual encontrará la suya. Solo hay que animarse a explorar.

Cuando estemos con alguien, démosle tiempo al recorrido de cada encuentro, ya sea con un nuevo vínculo o con nuestra pareja estable. Tenemos tantos pendientes en las materias de comunicación y conocimiento, que a veces se vuelve un recorrido lento, sinuoso, con barreras, semáforos, subes y bajas, lomas de burro, señales de stop y emociones intensas. Vale la pena bajar la ansiedad, observarse y ser conscientes del camino y de sus tiempos. Nunca es tarde para arrancar. La vía de la comunicación y el conocimiento con otra alma y con nosotras mismas tienen un recorrido que necesita ser vivido, explorado, palpado y sentido. ¡De eso se trata esta aventura!

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