Читать книгу Momentos para el alma - Francisco López Taboada - Страница 7

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«Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia; por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones»

(2ª Pedro 1: 3-4).

MOMENTO 1

LOS REGALOS DE DIOS

«Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas»

El primer «Momento para el Alma» por el que empezamos hoy trata precisamente de los dones o regalos que Dios te ha dado desde el primer instante en que apareciste en el planeta tierra, y que ha continuado dándote a lo largo de toda tu vida hasta el día de hoy.

Dios te ha dadopreciosos regalosdesde el primerinstante en queapareciste en elplaneta tierra.

Unos son naturales, como es la vida y el tiempo para vivirla, en nuestro cuerpo material. Son dos de los dones más preciados que has recibido del Señor, así como también de tus padres. Otros son espirituales, o de origen metafísico, si te gusta más ese término, como son:

– La vida espiritual de nuestros pensamientos (nuestra mente);

– La vida de nuestros sentimientos y emociones (nuestra alma y corazón).

Estos deben ser puestos en las manos del Señor para que sea Él quien los conduzca a puerto seguro. Eso es lo que los antiguos llamaban «La Piedad». Los tres elementos, cuerpo, alma y espíritu, forman parte de un «Totum Vitae» o vida completa que Dios nos ha proporcionado a cada uno.

Pero el apóstol Pedro en este pasaje quiere que vayamos más allá, que tomemos conciencia mediante el conocimiento y aceptación de la salvación que Dios nos ofrece a través de la obra de Jesucristo en la cruz, muriendo a nuestro favor. Es en su nombre y por sus méritos, que nos da el mayor regalo que nadie jamás haya podido dar, ni tan sólo imaginar.


Gracias Señor por la vida que tú me has dado y por el tiempo para disfrutar de ella. Enséñame a redimir el tiempo de tal manera que aprenda a disfrutar de la vida, y ser agradecido por ese don inmerecido.

MOMENTO 2

EL MAYOR Y MÁS PRECIADO REGALO

«Todas las cosas… nos han sido dadas por su divino poder»

A todos nos gusta recibir buenos regalos, más aún si son realmente valiosos. Desde luego que el mayor regalo que podían habernos dado nuestros padres es la vida. No hay nada que se puede comparar con el hecho de proporcionar la vida a una ser humano.

El mejor y másprecioso regaloque nadie nospueda dar jamáses la vida Eterna.

Pero el Apóstol Pedro va aún más allá, y nos enseña aquí que el mejor y más precioso regalo que nadie nos pueda dar jamás es la vida Eterna. Y esto no es algo que podamos comprar o ganar por nosotros mismos, ni tampoco ninguna persona humana que nos la pueda otorgar. Tan sólo la puede proporcionar un ser que exista desde la eternidad. Esta vida sólo puede provenir de Dios, y la mejor noticia es que es totalmente gratuita.

Así mismo el apóstol nos habla de la “piedad”, es decir, poner la vida en orden. Para los antiguos, el concepto de ˝piedad˝ era equivalente a ˝aprender a ser sabios˝. Aquí no se refiere tanto a vivir ordenadamente y vivir siguiendo una buena conducta (que también es conveniente), sino en haber saldado las cuentas con Dios, estar en paz con Dios.

Y esto no es por nuestros propios méritos, sino por haberle conocido y aceptar la gran obra de redención que hizo Cristo Jesús en la cruz, sin que nosotros tengamos que añadir ni un ápice de nuestra parte.


¿Podrías recordar el mayor regalo que alguien te hizo en tu vida?

MOMENTO 3

GRANDÍSIMAS PROMESAS

«Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas»

Son muchas y grandes las promesas que el Señor nos ha hecho. Como dice el himno: “Grandes y fieles, las promesas que Jesús ha dado”. Algunas las recordamos hoy como es haber recibido su Palabra, la paz con Dios, la Vida Eterna, y muchas otras que iremos recordando en otros días. Pero lo más importante es que además de ser muy grandes, tanto que sobrepasan nuestro entendimiento y llenan de gozo nuestra existencia; es que también son fieles.

Sabemos que Élpermanece fiela su Palabra ycumple lo queprometió en elaquí y ahora.

Ser fiel significa tener la capacidad de no cambiar, de mantenerse siempre igual de principio a fin. Los seres humanos cambiamos fácilmente de forma de pensar, pero Dios nunca muda. Sus promesas son “sí y amén”.

La expresión ˝sí y amén˝ nos indica dos tiempos. El primero nos habla del aquí y ahora en el tiempo presente para nosotros.

Por contra, la expresión amén —que significa ‘que así sea’— nos habla de futuro. Cuando por alguna razón decimos la expresión, ˝que así sea˝, expresamos nuestro deseo de que aquello se cumpla en el futuro tal como anhelamos.

Sabemos que el Señor lo tiene todo en un presente atemporal, que apenas llegamos a comprender su alcance. Pero nos da figuras e imágenes que son como una sombra del mundo venidero, para que nosotros podamos entender aquí, algo más sobre el mundo espiritual de allí. Así pues, sabemos que Él permanece fiel a su Palabra y cumple lo que promete en el aquí y ahora, así como en la eternidad futura.


Gracias Señor por haberme dado tan magníficas promesas, pero sobre todo, porque las has cumplido, las sigues cumpliendo, y sé que las cumplirás hasta el final.

MOMENTO 4

PARTÍCIPES DE LA NATURALEZA DIVINA

«Para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina»

La Escritura afirma que no sólo nos ha dado vida en abundancia, sino que hemos sido adoptados cómo hijos de Dios. Consecuentemente, nos ha dado una herencia que corresponde por derecho propio sólo a los herederos legítimos, por habernos hecho ˝hijos˝ suyos.

Cristo cubriónuestra desnudez,quitó de en medionuestras culpas yanuló el acta quenos era contraria.

Por si fuera poco, añade que nos ha hecho “Co-Herederos”, es decir, participantes conjuntamente con Cristo de la herencia que sólo el merecía. Y todo por Gracia, como un regalo, por medio de la fe.

El Apóstol Pablo nos recuerda que aquellos que hemos creído en Cristo, «hemos sido revestidos de Él». Es decir, que estando nosotros desnudos ante Dios a causa de nuestra desobediencia, la sangre de Cristo cubrió nuestra desnudez, quitó de en medio nuestras culpas y anuló el acta que nos era contraria ante todo principado y potestad de las tinieblas; siendo revestidos por su santidad, no por nuestros méritos, sino por los suyos, que Él ganó con su muerte en la cruz del Calvario.

Dios nos hizo semejantes a Él, a su imagen y semejanza, pero el hombre se desvió del proyecto que había trazado para él. La Escritura afirma que todos los seres humanos nos corrompimos y nos descarriamos, salimos del proyecto de vida que Dios había diseñado para nosotros. Pero gracias al sacrificio de Cristo, el Padre nos ha dado la oportunidad de volver a ser semejantes a Él, y a través suyo, nos ve limpios y participando de su misma naturaleza divina.


¿Te imaginas ser hijos por adopción de un Rey sumamente poderoso y formar parte de los mismos privilegios que su heredero al trono real?

Eso es exactamente lo que Dios ha hecho por ti y por mí, a través de su muerte, ocupando nuestro lugar.

MOMENTO 5

HUYENDO DE LA CORRUPCIÓN

«Habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo»

El apóstol Pedro nos recuerda que somos una nueva creación, y enseña así mismo, que es debido a esa naturaleza Divina que Dios nos ha dado el poder para no seguir los deseos y pasiones desenfrenados de este mundo, y huir de la corrupción y la falta de valores que impera en el mundo que nos rodea.

Para aquellos quehemos creído,el Señor nos hadado una nuevaperspectiva, unanueva visión.

Sabemos que el mundo sin Dios, no tiene esperanza para el futuro ni valores sólidos para el presente. La Biblia dice que quien no tiene porvenir ni esperanza se acaba corrompiendo, y su dios son los apetitos carnales. Vive sólo para sus deseos. Sigue la religión de, “comamos y bebamos, que mañana moriremos”.

Pero aquellos que hemos creído en Cristo, el Señor nos ha dado una nueva perspectiva, una nueva visión, y nos ha dado la capacidad para elegir entre seguir los deseos del mundo y los apetitos carnales, o la senda de justicia que Cristo nos ha trazado.

Pero gracias a su divina Providencia, no nos ha dejado huérfanos, no nos ha dejado solos. Antes de ascender a los cielos, el Señor recordó a sus discípulos en varias ocasiones que no estarían solos, porque cuando Él se fuera les enviaría a la persona del Espíritu Santo, el cual haría de mentor, recordándoles todas las cosas que Jesús les había hablado; de abogado, defendiendo la causa ante el común enemigo; y de permanente compañero, que hasta ese momento estaba con ellos, pero vendría para morar en ellos. Aquellos que hemos creído en Jesucristo, tenemos el Espíritu de Dios en nosotros, el cual nos guía a toda verdad en nuestro caminar diario.


¿Podrías enumerar algunas de las muchas cosas que hemos recibido mediante el nuevo nacimiento en Cristo?


Momentos para el alma

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