Читать книгу Jardines secretos - Francisco Páez de la Cadena - Страница 8

York House Gardens

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Ya estuve aquí otra vez.

Era marzo y solo la forsitia estaba viva.

Largo corría este brazo del río:

espeso y duro.

Cerca de aquí compuso Pope sus sátiras pomposas:

el robo del rizo,

la elegía a una dama infortunada,

sus hirientes sarcasmos sobre la topiaria

y los monarcas.

Suena el martillo e imagino el escoplo

del carpintero.

En este astillero fluvial

se hacen barcas y se calafatean

pequeñas pinazas

de casco estrecho.

El camino de sirga es hoy

lugar de simple paso: esa anciana menuda,

dos hindúes gastados,

una niña.

No funcionan las fuentes.

Las rosaledas esperan sus rosales.

Los bancos con grafitis

no ofrecen ningún consuelo en la mañana fría.

Entonces corrió una ardilla.

Por temor o para proteger la bellota cogida.

Igual que los hijos de los hombres:

por interés o miedo.

Qué queda por hacer, me digo.

Nadie, ni yo mismo, responde.

Amarilla forsitia.

Pardo Támesis.

Ni una voz.

Ni una gota de agua suspendida.

Es la desolación, me digo.

¿Y la niña?

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