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De la conversación a la meta-conversación

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A veces el problema no está en el texto de la conversación sino en su contexto. Por ejemplo, un clima de resentimiento puede teñir las interacciones de los participantes haciéndolas improductivas aun cuando usen “las palabras correctas”. Un principio conversacional básico es que aunque una conversación sea adecuada, si ocurre en el contexto inapropiado resulta una conversación inadecuada. Cualquiera que haya intentado razonar con alguien exaltado puede atestiguar sobre lo inútil del ejercicio. Igualmente, nos frustramos cuando tratamos de resolver un problema complejo en un pasillo. Por eso, si uno sospecha que hay factores contextuales que están afectando la conversación, conviene hacer un alto y proponer una meta-conversación, vale decir una conversación sobre cómo conversar.

La meta-conversación convierte al contexto en texto. El “clima” que tiñe y condiciona la conversación se torna en el “tema” de la meta-conversación. Por ejemplo, al advertir una cierta impaciencia en su interlocutor, uno podría comentar: “Me parece que tiene usted prisa. ¿Es éste un buen momento para conversar? Tal vez podríamos encontrarnos más tarde y hablar con más calma…”. O, sospechando que viejos temas pendientes están impidiendo avanzar en la conversación, decir: “Me pregunto si las dificultades que hemos tenido en el pasado no estarán influyendo sobre nosotros. Quizás podríamos agotar ese tema antes de abrir este. ¿Qué piensa usted?”.

En los casos más extremos, puede ser conveniente retirarse de la conversación completamente. Si la otra persona se desequilibra emocionalmente al punto de volverse agresivo (o si es uno el que se descubre “saliéndose de las casillas”) lo mejor es, quizás, hacer un alto y tomar distancia. Siempre es posible retomar la conversación cuando los ánimos se aquieten. Uno podría excusarse diciendo, por ejemplo, “Lamento haberte irritado. Te propongo que hagamos un espacio para reflexionar sobre el tema y volvamos a conversar mañana…”, o “No me siento cómodo discutiendo esto tan acaloradamente. Quisiera tomarme un respiro. ¿Qué tal si hacemos un recreo y seguimos dentro de media hora?”.

Proponer una meta-conversación es una acción osada, por lo cual requiere de tacto y pericia. Antes de aplicar las herramientas conversacionales al contexto, es conveniente desarrollar la habilidad de aplicarlas al texto.

Metamanagement (Aplicaciones, Tomo 2)

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