Читать книгу Zombicienta - Freya Hartas - Страница 16

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Los murciélagos se arremolinaron cada vez más cerca,

sólo que murciélagos no eran.

Cenicienta ahora podía ver

que en realidad parecían ser…

“Papel… son hojas de papel negras,

Lenti,

¡del más pesado y lujoso

papel!”

Las negras hojas de papel

eran esparcidas por el viento.

Al pueblo se dirigía la mayoría,

pero una sola hoja descendía

lenta sobre Cenicienta.

Y se deslizó

hasta su mano…

era un volante

en papel negro profundo que manchaba

de Cenicienta los dedos.

E impreso en la hoja

con la tinta más espesa y roja…


“Tal parece que un príncipe se muda

a la vieja mansión abandonada”,

dijo Cenicienta, mientras lento caminaban

de regreso a la tumba de su padre,

sabiendo muy bien

que una invitación

a un baile,

cualquier baile,

nunca sería,

nunca podría

ser para ella.

Los ojos de Letargo eran dos charcos acuosos

cuando se arrodilló junto a Cenicienta;

sus resuellos ruidosos

resonaban a través de su frágil osamenta.

Un manzano crecía doblado y desbordante

sobre el sepulcro de su padre.

Cenicienta tomó una manzana

más roja que el sol grana

y la entregó a su amigo fiel.

En su corazón, sabía

que su amado Letargo

pronto partiría

y ella sola se quedaría

con ellas.

Su supuesta familia

en la casa,

la casa que era de ella,

que debería haber sido de ella,

pero a ellas pertenecía.

Una casa que alguna vez

había brillado de alegría,

pero ahora

estaba hundida en la oscuridad.

La cabeza de Letargo descansó

en el regazo de Cenicienta,

cada aliento tomaba más tiempo

que el anterior.

El sol se hundió más bajo,

más rojo, en el cielo.

Sabía que este día llegaría

su amigo era viejo, lo sabía,

y sabía que tendría que irse.

Pero haberlo sabido

no lo hacía más sencillo.

Los afanosos resoplidos de Letargo

se convirtieron en traqueteo.

Cenicienta acarició sus mejillas,

sonriendo mientras las orejas del caballo se movían

como antes hacían

cuando ella hacía sonar su cubeta de comida.

Letargo le dedicó una última mirada

con esos líquidos ojos

y

su

respiración

se detuvo.


Zombicienta

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