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LA COMPRAVENTA
de los esclavos en Sevilla
SIGLOS XV-XVI

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Como una triste consecuencia de la guerra, como costumbre aceptada y reconocida por todos los reinos de Europa, en los que podríamos llamar código ó convenciones militares, es sabido que los prisioneros constituían parte del botin del vencedor, y por lo que respecta á España, de igual modo que nosotros imponíamos la esclavitud á los enemigos que aprisionábamos, así también aquellos nos sometían á durísimos cautiverios, extremando sus rigores hasta el más bárbaro refinamiento.

Sólo procedentes de la toma de Málaga, llegaron á esta ciudad 2.300 moros enviados por los Reyes Católicos, para que el Concejo los pusiese en guarda, por cuanto estaban rescatados por 30 doblas moriscas cada uno, y en Cabildo de 27 de Septiembre de 1487, se dispuso cumplir lo mandado por el Rey de que se diesen 3 maravedices diarios á cada uno, mientras llegase el rescate.26 Aquellos prisioneros tenían quienes los rescatasen; pero ¡cuántos más se vieron obligados á sufrir el yugo de la esclavitud!

La esclavitud fué siempre consecuencia del derecho de la fuerza, entonces mostrábase en su más salvaje vigor, sin atenuaciones; sin hipócritas convencionalismos. El señor disponía de su esclavo, como de sus muebles ó de sus animales, y así vemos corrientemente en los antiguos inventarios de bienes que se hacían por fallecimiento de cualquier persona, que, á seguida de la enumeración de los asnos, bueyes etc. hacíase el aprecio de los esclavos, hombres, mujeres ó niños, siendo de notar que de igual modo que se determinaban los defectos físicos de los brutos, marcábanse tambièn los de aquellos infelices seres; consignando por ejemplo, si era viejo, tuerto, ó manco, si padecía de bubas ó de enfermedad contagiosa. Verdad también, que, raro era el testador de regular posición social, que no recompensaba los servicios que sus esclavos le habían prestado «ahorrándolos;» esto es, concediéndoles plena libertad y hasta otorgándoles mandas ó legados para atender á su sustento.

Promulgada en 1502 la Pragmática de los Reyes Católicos contra los moriscos, dispúsose en ella que los que optasen por permanecer en el Reyno habían de convertirse á la religión cristiana, prohibiendo á los que no lo hicieran dentro del plazo que se les fijaba, que saliesen de él, para lo cual facultóse á los gobernadores de las fronteras para que los hiciesen prisioneros. A este propósito, dijo en un curioso artículo nuestro amigo Don Nicolás Tenorio. «En el mes de Abril de 1504 varios «cristianos nuevos» vecinos de Hornachos intentaron pasar la frontera y entrar en Portugal por tierra de Extremadura. El Comendador de Badajoz, Gonzalo Mendez supo su intento y trató de impedirlo … para lo cual envió en su persecución á Pedro Muñiz Alguacil de Mérida, quien al frente de algunos hombres de armas fué tras ellos y les dió alcance haciéndoles prisioneros. Los moriscos fueron llevados á presencia de Gonzalo Mendez, éste les hizo esclavos de los Reyes y como por una cédula de Sus Altezas estaba obligado á entregar 35 esclavos á los oficiales de la Contratación de Sevilla, dispuso que siguiesen el camino para esta ciudad …» Ya en Sevilla fueron aposentados en las Atarazanas, mientras los Oficiales daban cuenta al Rey y se resolvía la proposición hecha por algunos «cristianos nuevos» que solicitaron de aquéllos que antes de subastarlos, se escribiese á sus parientes vecinos de Hornachos para que los rescatasen. La Cédula Real dispuso que fuesen subastados públicamente y adjudicados al mejor postor, como así tuvo lugar en las Gradas, donde puestos en fila los 35 fueron examinados por los licitadores procediéndose desde luego á la subasta, que duró cinco días, importando la venta 671 502 maravedises.

Era natural, por tanto, diremos nosotros, que la compraventa de esclavos fuese «un negocio» tan importante como lo era la de los productos que venían de las Indias ó los de la tierra, que hubiese mercaderes, tratantes y corredores que en ella se ocupasen. Máxime si se atiende á que el contingente de esclavos tuvo que aumentar de manera considerable con los pobres indios que venían del Nuevo Mundo.

Con el «honroso» título de mercader de esclavos se nombra á Martín Sánchez, marido de Luisa Fernández, que vivía en la plaza de San Francisco casa propia del Cabildo eclesiástico en 154827.

Con el de tratante en esclavos, hallamos á un Francisco Diaz, que vivía en la collación de la Magdalena en 156428 y con el de corredor, á un Francisco Barja, vecino en la calle de San Roque, según consta del Padrón de 169129.

Muchos de aquellos desdichados, bien porque fuesen de levantisca ó viciosa condición, bien porque se le hiciese la esclavitud intolerable, huían de sus dueños y escapaban á lugares donde pudiesen vivir libremente, y para dificultarles su evasión impusiéronseles marcas en el rostro como comprueban los siguientes documentos.

En una escritura de 5 de Septiembre de 1500 se habla de un esclavo que llevaba en una mejilla una flor de lis, y una estrella en la otra30.

En el testamento de Pedro Garcia de Quesada, otorgado á 9 de Marzo de 1520, en la enumeración de sus bienes se lee: «yten vu esclabo moro del cabo de hedad de quince á diez y seys años, herrado en la cara en vn carrillo con una S. y enotro vn clavo que se dice abrahem el cual compre de Gonzalo de Toledo mercader …»31

Beatriz de Miranda otorgó carta de ahorramiento en favor de su esclava Catalina, morisca, herrada en la barba y en un carrillo, 20 de Enero de 153932.

Jerónimo Delcia, colchero, vendió un esclavo indio á Diego Hernández Farfán, llamado Hernando de 24 años con vn letrero en la cara con unas letras que dizen esclavo de Juan Romero … 7 de Diciembre de 155433.

Catalina de Villafranca compró un esclavo mulato marcado en ambos carrillos con una S. y un clavo, 14 de Diciembre del mismo año34.

Juan Sánchez, maestro mayor de las obras de Sevilla, que dírigia las de nuestras famosas Casas Capitulares, vecino en la Magdalena, vendió á Alonso Martín tratante en esclavos una esclava morisca herrada en la cara con vnos letreros en que dizen «Juan Sánchez, cantero,» 24 Noviembre de 155535

26

Actas Capitulares, «Arch. Mun.»

27

Lib. 3.º de Heredades de la Sta. Iglesia, fol. 67, Archivo de la Catedral.

28

Ibid, loc. cit.

29

Arch. Mun.

30

Lib. de escrituras de dicho año de Francisco Segura. «Arch: Protocs.»

31

Lib. 3.º de escrituras de dicho año de Manuel Segura, «loc. cit.»

32

Oficio 1.º Lib. 1.º de dicho año fol 211 vto «Arc. de Protos.»

33

Ofi. 11 lib. 2.º de dicho año, cuad. 87. «loc. cit.»

34

Ibid. loc. cit.

35

Of. 11 libro único de dicho año fol. 2818.

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