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PRESENTACIÓN

Esta publicación es el fruto de una investigación titulada El retorno a las cosas mismas —Fenomenología y hermenéutica aplicadas a problemas contemporáneos—, la cual se benefició de una subvención económica en el Concurso Anual de Proyectos de Investigación 2016, convocado por la Dirección de Gestión de la Investigación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).

El proyecto tenía como objetivo general mostrar que las perspectivas metodológicas, interpretativas y temáticas de la fenomenología y la hermenéutica —tradiciones filosóficas que alcanzaron su desarrollo y madurez en el siglo XX— son capaces de echar luces a los grandes temas filosóficos contemporáneos desde una mirada que indaga las fuentes originarias de todo sentido y verdad en la experiencia e interpretación. Los temas contemporáneos que el proyecto identificó como aquellos que debía interpretar y articular filosóficamente eran fundamentalmente dos: a) el de una renovada “teoría de la razón” que emerge de esas dos tradiciones, allende la clásica compartimentalización de esferas y problemas racionales (teóricos y prácticos, calculantes e intuitivos, naturales y culturales, físicos y espirituales); y b) el de la convivencia humana en medio de la diversidad cultural, cuya posibilidad se busca sustentar a partir de las pistas que ofrece la mencionada teoría de la razón.

Con el primer punto, se buscó mostrar en qué sentido las tradiciones fenomenológica y hermenéutica ofrecen una teoría renovada de la razón que permite sostener —de modo más consistente que otras aproximaciones metodológicas— que la inter y la transdisciplinariedad en la investigación académica actual es posible y realizable. Eso se debe a que ellas emanan del entrelazamiento natural que ya se da entre las experiencias humanas dadoras de sentido y validación, desde las más primitivas y sensibles hasta las más sofisticadas y racionales. Como corolario, se buscó mostrar indirectamente que la insistencia académica actual en la investigación inter y transdisciplinar no es meramente una necesidad política impuesta “desde arriba”. En efecto, en los frentes más avanzados de la investigación científica global, ya se ha constatado fehacientemente el fracaso de la compartimentalización positivista del saber y el “hiato en la cultura”, cuyo inicio se dio en los albores de la Modernidad y cuya consagración se decretó en la primera mitad del siglo XIX en Occidente. En suma, el proyecto buscó mostrar, a partir de la filosofía de distintos autores, que las metodologías fenomenológica y hermenéutica describen e interpretan el entrelazamiento de nuestras funciones conscientes y racionales sin desnaturalizarlas; y, al hacerlo, sientan las bases para comprender en qué medida las investigaciones actuales inter y transdisciplinares son consistentes con una mirada racional más integral y coherente de los problemas teóricos y prácticos contemporáneos.

En el marco de esta “teoría racional” renovada y ampliada, se planteó el segundo punto mencionado más arriba: comprender las bases efectivas de la posibilidad de la convivencia humana en medio de la diversidad cultural. La investigación se propuso mostrar los aportes de la fenomenología y la hermenéutica al esclarecimiento de problemas específicos de la filosofía práctica (tanto los de la ética individual y social, como los de la filosofía política). El entrelazamiento señalado entre todos los estratos concienciales y racionales así como su esencial raigambre somática destruyen el mito occidental de una “racionalidad” pura y desencarnada, y nos permiten comprender las fuentes afectivas y tendenciales, valorativas y volitivas, de toda toma de posición teórica. Así, la teoría es una praxis en la que se involucra toda suerte de elementos emotivos y valorativos que no están enteramente bajo nuestro control. Dejando sentada esta base, se buscó articular los problemas epistemológicos mostrando que los estratos concienciales y racionales se hallan profunda e internamente arraigados en su base somática. A partir de esta, se mostró en qué medida esos problemas se enraízan en las vivencias hyléticas y cinestésicas, en las experiencias perceptivas y sus modalizaciones (imaginación, empatía, recuerdo, expectativa, etc.), y en los estratos emotivos y tendenciales que constituyen los niveles primigenios de la vida. De ese modo, se intentó iluminar el horizonte ineludible de todo acto racional superior, en el que también se entretejen las motivaciones inconscientes de nuestras tomas de posición racionales.

El proyecto fue originalmente presentado por once miembros del grupo de investigación del Círculo Peruano de Fenomenología y Hermenéutica (CIpHER), perteneciente al Departamento de Humanidades, Sección de Filosofía, y registrado en la DGI del Vicerrectorado de Investigación de la PUCP. Nueve de ellos comparten en este libro sus resultados.

Para llevar a cabo su trabajo, los investigadores se dividieron en tres grupos que corresponden a las tres partes de este libro: I. La racionalidad reconsiderada, II. De la estética a la ética y III. Entre el conflicto y el diálogo. Cada grupo fue dirigido por los tres profesores ordinarios del equipo de investigación: el primer grupo fue presidido por Rosemary Rizo-Patrón Boylan, el segundo por Mariana Chu García y el tercero por Fidel Tubino Arias-Schreiber. Periódicamente, los tres grupos realizaron talleres en los que se presentaron y discutieron los aportes de cada miembro. Alrededor de estos temas se organizaron las Jornadas Peruanas de Fenomenología y Hermenéutica de CiphER en los años 2016, 2017 y 2018, así como talleres que contaron con la presencia de expertos internacionales —como Luis Román Rabanaque de la Universidad Católica de Buenos Aires, Natalie Depraz de la Universidad Rouen y Mariano Crespo de la Universidad de Navarra. Las reuniones del proyecto culminaron en un gran Taller Fenomenológico Interamericano titulado Métodos y problemas, perspectivas e investigaciones fenomenológicas actuales, que se llevó a cabo del 5 al 7 de julio del 2018 en Lima. Cuatro autores de este libro tuvieron ocasión de exponer sus capítulos ante una congregación de treinta ponentes, veintiséis de los cuales eran investigadores extranjeros provenientes de América Latina, Estados Unidos, Canadá y Taiwán. Las contribuciones a este último taller serán objeto de otra publicación.

La obra que presentamos aquí está, pues, dividida en las tres partes anteriormente mencionadas, cada una de las cuales contiene tres capítulos desarrollados por tres miembros del equipo. Al final de cada parte, se han añadido ensayos de cortesía solicitados a destacados profesionales extranjeros, especialistas en aspectos centrales de los temas tratados: Natalie Depraz para La racionalidad reconsiderada, Mariano Crespo para De la estética a la ética y Raúl Fornet-Betancourt para Entre el conflicto y el diálogo.

En La racionalidad reconsiderada, las tres contribuciones abordan, desde distintos ángulos fenomenológicos (e incluso desde distintas miradas y matices metodológicos, no todos coincidentes en los aspectos que destacan), argumentos que sustentan la tesis de que la fenomenología y la hermenéutica —basadas en experiencias humanas y sus perspectivas interpretativas— innovan radicalmente el concepto de racionalidad heredado de la Modernidad. Entre los múltiples frentes de la investigación fenomenológico-hermenéutica que se halla en diálogo con las ciencias naturales y políticas, destacan, en los tres primeros capítulos, fundamentalmente, los aportes de Husserl, Levinas y Ricœur.

Tomando como hilo conductor el concepto de vida, Rosemary Rizo-Patrón Boylan contrasta, en el primer capítulo, elementos de un paradigma emergente que se manifiesta en las investigaciones científicas y sociales actuales más avanzadas —la “visión sistémica de la vida”— con elementos de la filosofía fenomenológica de Edmund Husserl y con su esfuerzo por ofrecer un “sistema filosófico” y una fundación unificadora de todo emprendimiento humano dotado de sentido y validez. Ambas tentativas buscan contrarrestar la compartimentalización positivista decimonónica de las ciencias y la cultura, y su reduccionismo naturalista. Asimismo, ambas se proponen superar el paradigma mecanicista y dualista que prevalece en las ciencias y la filosofía occidentales desde Descartes —la primera, en el frente de la investigación científica y la segunda, en el de la reflexión y la fundamentación filosóficas de las ciencias y la cultura. El trabajo ofrece un panorama resumido del nuevo paradigma sistémico que se presenta como una “visión unificadora” así como una exposición sistemática de la metodología fenomenológica y la “idea de la filosofía” de Husserl —desde las raíces inconscientes de la racionalidad hasta sus aspiraciones ético-metafísicas en conexión teleológica. El capítulo concluye señalando puntualmente los diversos sentidos en los que la filosofía fenomenológica de Husserl puede considerarse no solo más compatible con este nuevo paradigma científico unitario que otras propuestas filosóficas contemporáneas, sino que también es capaz de ofrecerles un marco y fundamento más consistentes.

En el segundo capítulo, Raphael Aybar Valdivia enfoca de modo más acotado el tema de la relación mente-cuerpo, tomando como hilo conductor las investigaciones en ciencias cognitivas y neurociencias que se han venido desarrollando desde que los científicos chilenos de la llamada “Escuela de Santiago” —Humberto Maturana y Francisco J. Varela— introdujeron los conceptos de “autopoiesis y cognición” como características estructurales de todo organismo viviente. Francisco Varela, a su vez, introdujo en 1996 el término “neurofenomenología” al percibir las posibilidades metodológicas innovadoras de dicha tradición filosófica. La fenomenología había resignificado de modo radical el concepto medieval de intencionalidad, ya previamente reformulado por la psicología empírica de Franz Brentano hacia fines del siglo XIX. En consecuencia, Aybar sostiene que el concepto de intencionalidad no solo es compatible con la idea del acoplamiento estructural de todo organismo viviente con su medio circundante, como su “cognición” elemental, sino que este comportamiento es intencional en el sentido de ser la manera elemental de posicionarse en su entorno. El autor añade que los organismos vivientes no pueden ser comprendidos en términos mecanicistas, y sostiene que ellos responden a una cierta noción de “finalismo” de la que solo el concepto de intencionalidad puede dar cuenta. Sin embargo, muestra como conclusión que la noción de intencionalidad es incluso un concepto más funcional que el de finalidad para describir la estructura de los organismos individuales.

A cargo de Luz Ascárate Coronel, el tercer capítulo aborda otro aspecto de esta primera parte, La racionalidad reconsiderada. Se trata de las reflexiones fenomenológico-hermenéuticas de Paul Ricœur sobre la imaginación y el imaginario social, que se hallan en constante referencia a las investigaciones fenomenológicas de Husserl sobre la función “neutralizadora” de la imaginación, facultad cuya función consiste en una modalización de los actos ponentes de la percepción y sus modos. La autora rastrea la génesis de estas reflexiones de Ricœur en su traducción al francés de Ideas I, publicada en 1950, así como en su introducción y comentarios a pie de página, que tienen un carácter pionero y revelador. Con ello, la autora no solo muestra el alcance de la herencia husserliana en la filosofía de la imaginación de Paul Ricœur, sino también la originalidad de la concepción ricœuriana de la fenomenología. El capítulo tiene además la virtud de basarse en textos tardíos inéditos de Ricœur sobre la relación entre la imaginación y la fenomenología. A partir de ellos, la autora muestra que, según Ricœur, la función de “neutralización” de la imaginación introducida por Husserl en Ideas I no solo brinda un acceso al ámbito de lo posible, sino que, gracias a ello, la imaginación está íntimamente conectada con la libertad y sus posibilidades prácticas emancipadoras.

La primera parte de esta obra culmina con el primer ensayo de cortesía, ofrecido generosamente por Natalie Depraz y Thomas Desmidt. Depraz había colaborado en la última década del siglo XX con Francisco Varela en investigaciones científico-cognitivas con un enfoque “neurofenomenológico”. La originalidad del texto que nos ofrecen Depraz y Desmidt consiste en extender y reformar el paradigma neurofenomenológico creado por Varela. Para ello, combinan la dinámica a priori del concepto husserliano de “presente viviente” con un experimento de dinámica temporal anticipatoria de la percepción oculomotora, correlacionándola con la medición cardiovascular de la dinámica emocional de la experiencia vivida. Con ello, los autores pueden articular la aproximación científica que se desarrolla en tercera persona con la aproximación desde la primera persona, propia de la fenomenología. Así, la “cardiofenomenología” concibe como parte intrínseca del sistema cognitivo al sistema cardíaco-afectivo, que conecta la medición objetiva del ritmo cardíaco con las experiencias afectivas de los sujetos sometidos a las pruebas. Básicamente, en el ensayo se argumenta que el sistema cognitivo es un sistema enactivo corporal extendido, en el cual los sistemas cardíaco y cerebral funcionan articulada y recíprocamente. Sus conclusiones coinciden con aquellas del enfoque embrio-genético según el cual el corazón es el sistema clave del crecimiento del organismo, de modo que el nervioso es su consecuencia, no su principio. El trabajo presenta resultados empírico-experimentales preliminares con el objetivo adicional de caracterizar mejor los mecanismos psicopatológicos que subyacen a la reactividad emocional en la depresión.

Titulada Entre la estética y la ética, la segunda parte de este libro agrupa contribuciones en las que se abordan temas y problemas que corresponden sobre todo a la experiencia valorativa y volitiva, axiológica y práctica. En conexión con el tema de la estructura de la conciencia, en el que se enmarca la primera parte del libro, Alejandra Borea de la Portilla hace una crítica al ocularcentrismo de la tradición filosófica desde la perspectiva de Merleau-Ponty. Su texto se inicia con un recuento de la historia del ocularcentrismo que muestra cómo, debido a la sobrevaloración de la dimensión cognitiva y teórica de la experiencia humana, se ha desarraigado a la visión de su carácter sensible o estético y, entendida como visión epistémica, se la ha tomado como modelo del intelecto. Tras ese breve recuento, la autora analiza las propiedades que, según Jonas, han sido atribuidas a la visión y han hecho de ella un noble sentido en detrimento de los otros. A partir de ahí, esclarece los problemas que, desde la perspectiva de la fenomenología merleaupontiana, surgen de considerar solamente la visión epistémica. Así, la autora reconoce y expone la raigambre de la visión en la corporalidad que somos, y la resitúa en el complejo campo de la percepción, lo que le permite revalorar las otras dimensiones sensibles vinculadas con valores estéticos.

En conexión con esa clase de valores, en el siguiente capítulo, Víctor Casallo Mesías se apoya en algunos manuscritos inéditos de investigación de Husserl y en la fenomenología de la experiencia estética de Dufrenne para mostrar el papel crítico y renovador de la dimensión estética y valorativa en la constitución intersubjetiva de la subjetividad. Guiado por la inspiración ética de la fenomenología husserliana que, como sabemos, es un llamado a la autorresponsabilidad y a la autocomprensión de la humanidad, el autor muestra la cercanía entre la actitud fenomenológica y la actitud estética. A partir de ella, aborda la ética tardía husserliana —que se enmarca en una metafísica entendida en el sentido de una meditación sobre la facticidad— y muestra el papel del amor en la vida ética entendida como lucha contra el sinsentido. A partir de allí, finalmente, el autor propone un cultivo ético de la experiencia estética de aquellas figuras ejemplares que motivan, según su interpretación, que el amor adopte la forma del respeto admirativo. Así pues, su texto es una respuesta a la necesidad, señalada por Husserl, de renovación ética de la persona y la cultura, respuesta que destaca la dimensión estética y ética del encuentro con quienes se enfrentan al sinsentido del mundo.

El sentido de la vida ética es el tema central del capítulo sobre Husserl y Scheler. Mariana Chu García, coordinadora de esta parte de la obra, se apoya en la idea scheleriana de una “disputa fenomenológica” (phänomenologischer Streit), en la que los participantes intentan conducir a sus interlocutores “a las cosas mismas”, para ensayar una respuesta a la cuestión de qué significa vivir éticamente. El punto de partida es la afirmación de que una vida ética en sentido estricto implica un saber de sí mismo como condición a priori, esto es, la vivencia de una concordancia entre quiénes somos y quiénes queremos ser. Como hablar de la mejor vida posible para el ser humano supone ya la consideración de una jerarquía de valores, bienes y fines, en primer lugar, la autora analiza las formas de jerarquización axiológica propuestas por Scheler y destaca su unidad con el fin de aclarar el sentido general de la idea de vida ética. En ese contexto, la reflexión scheleriana se presenta como una respuesta posible a la pregunta husserliana por la relación que guardan los valores éticos con el resto de valores. En el segundo apartado, dedicado al sentido personal de la vida ética, se muestra que la negativa husserliana a señalar una jerarquía a priori de valores y bienes se basa en el reconocimiento de cierto tipo de valores que tienen un lugar especial en la ética también para Scheler. De este modo, la autora muestra la coincidencia entre los análisis husserlianos y schelerianos en torno de la individualidad personal y del concepto de comunidad ética que esta implica.

La segunda parte se cierra con un ensayo de cortesía de Mariano Crespo Sesmero, quien participó de las XII Jornadas Peruanas de Fenomenología y Hermenéutica que, sobre “Razón y diversidad cultural”, organizó el CIphER en octubre del 2016 con el apoyo del Centro de Estudios Filosóficos de la PUCP. Su ensayo aborda un tema que se halla en la base no solo de la argumentación del capítulo anterior, sino también de la estructura misma de este libro: el entretejimiento de la intencionalidad de la vida emotiva y la intencionalidad de la vida volitiva. Con el fin de esclarecer la estructura a priori de las vivencias tendenciales, el análisis se lleva a cabo en tres pasos. En los dos primeros, se reconstruyen y discuten las dos descripciones que de este fenómeno hace Alexander Pfänder —fenomenólogo temprano influenciado por las Investigaciones lógicas de Edmund Husserl y perteneciente a la llamada Escuela de München— en dos textos distintos. En un caso, las tendencias poseen un doble carácter: tanto cognitivo como sentimental; en el otro, en cambio, aquellas conforman una clase propia de vivencias psíquicas tal como lo son la representación y el sentir. Aparentemente excluyentes, estas dos descripciones son, no obstante, compatibles si se considera, como propone el autor, el análisis husserliano del orden de fundación del entrelazamiento de las clases de actos.

La tercera y última parte de este libro, Entre el conflicto y el diálogo, nos ubica en el orden intersubjetivo desde el que se desarrolla la praxis. El encuentro con los otros es aquí abordado tanto desde una perspectiva fenomenológica como hermenéutica. En relación con la primera perspectiva, Katherine Mansilla Torres toma el pensamiento político de Merleau-Ponty y, en particular, su concepción de la violencia como claves de lectura del conflicto armado interno que vivió el Perú entre 1980 y 2000. La autora identifica tres usos o sentidos del término de violencia empleado en el Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú —cuyo mandato se inició en el año 2001 y finalizó en el 2003— con el objetivo de mostrar los peligros de toda lectura meramente dicotómica del fenómeno en cuestión. Así, para abrir nuevas líneas de reflexión sobre el conflicto armado interno peruano, la autora expone la concepción merleaupontiana de la violencia y su sentido social en vinculación con los conceptos de anonimato social, poder político y contingencia.

Los dos últimos capítulos y el ensayo de cortesía que completan este libro abordan la posibilidad del diálogo intercultural desde la perspectiva de la hermenéutica. En particular, en el octavo capítulo, José Luis Obregón Cabrera se ocupa de las condiciones de posibilidad del diálogo interreligioso frente al problema del fundamentalismo. Con este fin, el autor se basa en Charles Taylor y Gianni Vattimo para mostrar que el proceso de secularización conduce no solo al pluralismo religioso, sino también al fundamentalismo que, en tanto considera a las tradiciones como inalterables, es un tradicionalismo. Como alternativa a este último, el autor analiza el concepto de diálogo interreligioso que propone Raimon Panikkar en su hermenéutica diatópica y, con él, señala que el problema del pluralismo religioso no es más que el del encuentro con los otros. A partir de ahí, la filosofía hermenéutica de Gadamer le permite al autor aclarar las condiciones del diálogo interreligioso, para, finalmente, sostener que este tiene como telos la solidaridad humana.

En el noveno capítulo, Fidel Tubino Arias-Schreiber —quien dirigió las investigaciones de esta tercera parte de la obra— se aproxima a las narrativas simbólicas amazónicas para sostener que estas no pueden ser abordadas científica y explicativamente, esto es, desde una perspectiva causal y objetivante, sino que exigen una escucha hermenéutica. En este diálogo entre la perspectiva antropocéntrica, propia de Occidente, y la cosmocéntrica, propia de las comunidades amazónicas, el autor examina la hipótesis que sostiene la existencia de un núcleo común en las narrativas amazónicas. Asimismo, muestra hasta qué punto la interpretación de las mismas como explicitación de su sentido es, a su vez, ocasión para ampliar nuestra cosmovisión y revalorar nuestra relación con la naturaleza. Finalmente, señala los grandes desafíos teóricos y prácticos planteados por la escucha hermenéutica de las narrativas de los pueblos amazónicos.

El tercer ensayo de cortesía con el que se cierra este libro se enmarca en la filosofía de la interculturalidad. Su autor, Raúl Fornet-Betancourt, parte del diagnóstico posmoderno del fin de las “culturas tradicionales” para mostrar la necesidad de distinguir claramente entre la teoría de la cultura y la cultura misma, de modo que esta última no sea ni fosilizada ni reducida a aquella. Aclarada esta distinción, el autor esboza una fenomenología de las experiencias culturales considerando su raigambre en los mundos de la vida concretos, para terminar con un examen de la relación entre tradición y cultura que muestra a la primera como condición de la segunda, pero a esta última como irreductible a la primera.

Al finalizar este proyecto, las editoras y autores de este trabajo agradecemos a la DGI del Vicerrectorado de Investigación de la PUCP por habernos dado la oportunidad de concursar y obtener la subvención sin la cual este trabajo no habría podido ser realizado. También expresamos nuestra gratitud a Eliana Mera Muñoz, asistente del Centro de Estudios Filosóficos de la PUCP, no solo por apoyarnos en la administración de la subvención, sino por el permanente apoyo logístico que brindó para el desarrollo de las actividades que formaron parte de este proyecto de investigación. Por último, a María de la Luz Núñez, “Dela”, y a Vania Alarcón, les manifestamos un especial reconocimiento por colaborar logísticamente con Eliana Mera y Bárbara Bettocchi, coordinadora ejecutiva del CEF, en la organización de los talleres, reuniones y jornadas, y por su permanente apoyo al trabajo de edición.

Mariana Chu García

Rosemary Rizo-Patrón Boylan

Lima, julio de 2019

La racionalidad ampliada: nuevos horizontes de la fenomenología y la hermenéutica

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