Читать книгу Espíritu, Alma Y Persona. De La Antigüedad Griega Y Hebrea Al Mundo Cristiano Contemporáneo - Guido Pagliarino - Страница 5
ОглавлениеLas palabras ánima y ánimo no tienen, siempre y en todo caso, el mismo significado ni tampoco pertenecen siempre a las mismas esferas: la humana y la divina. Este ensayo es un excurso divulgativo sobre conceptos del ánima (o alma), el ánimo (o espÃritu) y las personas en el judaÃsmo antiguo, las filosofÃas platónica, aristotélica y neoplatónica, el cristianismo original y el helenizado. En la primera parte de la obra se tratan las ideas del espÃritu-ánimo y de la psique-ánima según el pensamiento griego antiguo, en particular el de Platón, Aristóteles y Plotino, filósofos que influyeron en el sentir cristiano y, en general, sobre las doctrinas occidentales. La apelación a Grecia por parte cristiana tuvo, en general una finalidad contingente de evangelizar a griegos y romanos y rebatir las herejÃas gnóstica y maniquea. Pero el cristianismo no se despojó nunca de ese manto cultural, la helenización de la doctrina cristiana se hizo permanente, no siendo sin embargo el Dios neotestamentario, ni tampoco el Bien absoluto de Platón, ni la Mejor de las sustancias de Aristóteles, ni el Uno inefable y superior del ser de Plotino, sino un Ente particular. Por otro lado, la filosofÃa griega no es del todo extraña para la Biblia, más allá de la idea no bÃblica del alma espiritual inmortal. Entre otros aspectos, el encuentro entre el pensamiento helénico y la Biblia preceden a los libros del Nuevo Testamento y ya influyeron en los últimos del Antiguo, escritos entre los siglos II y I a.C.: fue como consecuencia de la conquista macedonia de Palestina y Egipto, paÃses que fueron luego lugares de traducción del hebrero al griego del Primer Testamento y de formación de algunos de sus últimos textos (considerados por cierto como apócrifos por los protestantes), algunos de los cuales es posible que se escribieran directamente en griego. La fusión entre pensamiento griego y mensaje bÃblico no fue por tanto una simple coincidencia. La segunda parte de la obra trata sobre la persona, en cuerpo y alma, según el judaÃsmo farisaico y el cristianismo. Para la teologÃa cristiana, los conceptos de cuerpo, alma y ánimo (o espÃritu) coexisten solo en un Ente como atributos personales, es decir, solo en Dios: no es asà para el ser humano, que es una persona compuesta por cuerpo y alma, aunque en él también está presente el espÃritu, pero no el suyo personal, sino el EspÃritu del propio Dios. A diferencia del credo cristiano, en las demás religiones monoteÃstas Dios es solo EspÃritu, no tiene también el alma humana ni menos un cuerpo; en otras palabras, no es, como el Dios cristiano en su inmutable Ser eterno, también hombre en cuerpo y alma, sino una forma gloriosa espiritual, no material. No tiene, por tanto, dos conciencias, una divina y otra humana: no es verdad que «todas las religiones, en el fondo, son iguales», sino que muchas personas no tienen presentes las distinciones anteriores y consideran también al Dios del Nuevo Testamento como una figura solo divina, eterna, omnipotente, equivalente a la divinidad no trinitaria de los demás monoteÃsmos.