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PRESENTACIÓN

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Entre reyes y sacerdotes,

reinas y sacerdotisas,

emperadores y emperatrices

han de haber habido y los hay

seres virtuosos

quienes, aun conteniendo egos,

se han manifestado

como seres mayormente puros.

No obstante, los más han sido seres

en su mayoría egoicos,

aunque pudieran contener en su interior

alguna virtud no manifestada.

En el recuento final de la historia

el resultado es poco alentador.

Abrumadora mayoría

son los mayormente egoicos.

Lo que es arriba es abajo

dice el adagio esotérico.

Tanto en el rey como en el esclavo

la Conciencia fluctúa

entre el ego y la virtud

manifestándose muy egoicos.

En la cumbre de la montaña

y a sus pies, sobre los valles,

el balance es el mismo.

Reyes y esclavos

de quinta evolución,

realidad actual,

son mayormente egoicos

y en los últimos tiempos

abrumadoramente egoicos,

autocomplacientes y hedonistas.

Al igual que el pez

no se da cuenta que vive en el agua,

el humano actual

no se da cuenta de que vive en medio

de una civilización egoica.

El humano virtuoso

enriquece y perfecciona el mundo

ennobleciéndose.

Se goza y da felicidad.

El humano egoico

empobrece y deteriora el mundo

envileciéndose.

Sufre y hace sufrir.

Durante los últimos milenios

los religiosos dividían a los humanos

entre fieles e infieles.

Hoy el Espíritu los clasifica

entre mayormente egoicos

o mayormente virtuosos.

En la Tierra idílica

había dos árboles pequeños.

Uno era la civilización virtuosa,

el otro la egoica.

El humano debía cuidar y regar uno de ellos.

Los cuidados y atenciones

fueron para el árbol de la civilización egoica.

Creció tanto que su sombra ahogó al otro.

y hoy amenaza la vida.

El árbol de la civilización virtuosa

dejó semilla a plantar

en la sexta evolución humana.

Somos los jardineros

abonando la Tierra

para que en ella crezca

la semilla virtuosa

de una nueva humanidad

feliz y próspera,

justa y armoniosa,

donde reine la paz,

venida del Espíritu del Amor.

Jardinero idóneo

el que rescata su Conciencia pura

transmutando el ego en virtud.

Encrucijada humana

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